domingo, 28 de julio de 2019

LA CASA DE BERNARDA ALBA




El universo femenino de García Lorca se muestra en toda su crudeza en esta obra. Todas las mujeres del mundo lorquiano nos miran cara a cara, ninguna se esconde, y estas de la casa de Bernarda Alba, lo hacen con rebeldía, pasión, rabia… 

La casa es una cárcel. Bernarda gobierna con mano férrea a todo un ejército de mujeres: hijas, madre, criadas… Y solo un hombre es capaz de desbaratar todo ese mundo, de romper la aparente calma de sus vidas. Pepe “el Romano” no se hace ver, pero sí se hace sentir.

Pepe representa esa vida que hay fuera. Ese amarillo, esos colores pujando por salir, que intentan deshacer el negro que cubre a las mujeres, son Pepe “el Romano”, él es la esperanza, la sensualidad, la sexualidad… la vida, en una palabra. 

Bernarda decide sumir la casa en un luto de ocho años, y a su vez decide casar a su hija mayor, Angustias, con Pepe, puesto que ella es la única que posee una dote. Adela, la más joven, es pura pasión y está loca de amor por “El Romano”. Martirio, resentida y celosa, también lo ama en secreto. Magdalena y Amelia, sumisas, observan y obedecen, callan… La lucha por Pepe “el Romano” está servida. 

Porcia, la mano derecha de Bernarda, siente como un gran peso la servidumbre que le debe a esa ama cruel y fría, ella es libre y decide no callar. En la historia asoma, como una conciencia silenciada,  María Josefa, la madre “loca” de Bernarda. Una loca que canta las verdades, ella sabe, pero Bernarda no la escucha, la encierra, la oculta…

Los colores juegan con los sentimientos, con los caracteres, las palabras de Lorca son aquí pinceladas firmes y vivas. Señoras y señores, con ustedes, la tragedia.






Pintura: "La casa de Bernarda Alba": Antonio (para la exposición "García Lorca" de La Carpa). Imagen libro: Internet. Texto: Edurne. Recomiendo la lectura o relectura de esta obra. Lorca siempre merece la pena.

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Una de las pocas tragedias de verdad que se han escrito en España.
Besos.

Edurne dijo...

PEDRO:
¡Cierto es!Una tragedia como pocas.

Besos, y buen verano.
;)