viernes, 29 de junio de 2007

REGÁLAME TUS BESOS


Dame a beber de tu boca,
regálame el néctar de tu risa,
que árido desierto
atraviesa mi alma,
huérfana ya de
la lluvia de tus besos.
Escribe tu nombre en
la palma de mi mano,
amor...
Escribe tu nombre
para que toque mi piel
marchita,
sedienta de tu caricia.
En la noche,
habla a la luna de mí,
cuenta a las estrellas
que me quisiste de puntillas...
Y después,
haz que me guíen
hasta el remanso donde
esperas para darte,
para darme el jugo,
la savia de tu vida...


Foto: Antonio Texto: Edurne

miércoles, 27 de junio de 2007

LAS PUERTAS DEL PARAÍSO


Con la venia de Mari Cruz, me acerco hasta el Paraíso.
Estas puertas son las que dan acceso al Edén.
¿Quién tiene toda la documentación en regla, quién ha sido lo suficientemente merecedor de traspasarlas?
El Paraíso.
El Paraíso en singular, pero creo que hay más de uno y de dos Paraísos.
O sino, preguntamos. Y nos preguntamos a nosotros mismos.
El primero que nos viene a la cabeza es el de Adán y Eva, ¡cómo no! La serpiente (viborona ella), la manzana, el pecado original... ¡la expulsión del Paraíso!
Y desde entonces parece ser que todo es un valle de lágrimas.
Pero... ¡hay otros Paraísos!
Mari Cruz me ha prestado sus puertas porque ella estuvo allí, a un paso, sólo que al final le entró el yuyu, ¿y si la dejaban entrar... pero no volver?
Ayyyy, que aunque vivamos en un infierno, como que este calorcito que nos va torrando poco a poco nos da seguridad. Y si se trata de buscar Paraísos perdidos... de eso ya nos encargamos nosotros, ¿a que sí?
¿Quién no se ha perdido en el Paraíso de una mirada, verde, azul, negro azabache, marrón miel...? ¿Quién no ha visto el Paraíso cada vez que ha rozado la piel amada? ¿Quién...?
Azul, Paraíso azul, ¿será azul? ¿Qué habrá detrás de esas puertas? ¿Alguien lo sabe? ¡Me lo diga, porfaplease!
Foto: Mari Cruz

sábado, 23 de junio de 2007

HABEMUS LIBRUM


¡Por fin, por fin tenemos libro, el tan deseado y trabajado libro!
Y si ustedes gustan, diremos aquello de: "¡Pasen y vean...!"
Aquí no se aprecia, y no sé porqué, pero no ha salido el verdadero color, así que saquémosle los colores a esta portada: lo que vemos como negro es, en realidad, un color magenta.
Lo que tampoco se puede apreciar es el tacto, la textura rugosa y agradable a la vez, de su portada.
Y además, ¡ayyy, tiene solapas! Es como los libros de los escritores famosos. Hombre, famosos, nosotros también lo somos, a nuestra manera y en nuestro entorno: en nuestra casa, en nuestro trabajo... Todo el mundo nos manda escribir las notitas de tal o cual, las postales navideñas, hasta la lista de la compra, ¡es que como escribes tan bien! Y se quedan tan tranquilos.
Así que nosotros, cuando vamos a lo de desmelenarnos, literariamente hablando, a sacar todo eso que llevamos por ahí dentro, a hacer unas risas, a escuchar, escribir, leer, compartir... no necesitamos de casetas en la Feria del Libro ni firmas multitudinarias... Nos vale con sentirnos bien entre nuestra gente, y luego hacer una cena en la que nos juntamos todos o casi todos los miembros del Taller y donde, reunidos en torno a nuestra MAESTRA, procedemos a la firma, a la dedicatoria entre nosotros mismos, nuestros mejores fans, en rueda, entre risas y atascos.
Y luego nos vamos a nuestra casita tan contentos, tan contentas, con el libro lleno de firmas, de letras, letras y más letras, dedicatorias sentidas, formales, de quedar bien o mal... ¡quién sabe!
Nos vamos a casita con un montón de historias bajo el brazo, las nuestras, las ajenas.. y queriendo que llegue el próximo curso para volver a perdernos entre los fangos de nuestra imaginación, eso sí, con la guía de nuestra querida Ana.
Y ahora, a repartir libritos a todos aquellos que queramos hacer partícipes de esta afición que nos nace de dentro.
Me queda felicitar a todos los encargados de confeccionar tan deliciosos platos, y a la chef de cocina, cómo no, que sin su batuta este parto habría sido imposible.
Mientras tanto, "Si ustedes gustan" ya está en la mesa. ¡Buen provecho!
Libro: Taller Alfa Escaneado: Edurne

lunes, 18 de junio de 2007

UNA DE GATOS


Dicen que son verdes, que los ojos de gato son del color de la esperanza... verdes.
Dicen.
No siempre es así.
Les presento a Peluso, el gato del Duranguesado.
Bien podría ser el gato de Mari, la que vive allá arriba en su cueva, en el Anboto.
Pero no.
Que yo sepa, Peluso no hace brujerías, aunque a veces sí que hace magia y por arte de birlibirloque, va y se hace el desaparecido.
¡Y nada, que no se vuelve a materializar hasta que él no quiere!
Peluso va dejando su rastro allá por donde pasa. Rastro pelusero.
Peluso te mira con esos ojos grandes, inquisitivos, grandes ojos naranja. Ojos como faros en la noche, faros de situación...
Peluso se asusta cuando alguien desconocido invade su espacio. Se esconde y poco a poco va asomando la naricilla, tuerce la cabeza, se atusa los bigotes y si hay suerte... hasta deja que te acerques un poco, ¡pero sólo un poco!
Y vuelve a desaparecer, a sumergirse en su mundo gatuno. Mundo lleno de pelusas soñadoras, blanditas pelusas...
Peluso es un gato aristócrata, nada de cualquier gato callejero. Es elegante, tiene pose, estilo y glamour, saber estar... ¡miauuuuu!
"Savoir faire", que dirían los franceses. Sabe cuando debe y no debe, aunque a veces, ya digo, tanta discrección le lleve a asentar sus reales posaderas por no se sabe dónde, y cueste un triunfo dar con él. Pero siempre aparece.
Bonito Peluso, ¿eh?
Dicen que los ojos son el espejo del alma... y yo me pregunto: ¿cómo será el alma de los gatos... verde, naranja, amarilla?
¿Y la nuestra, de qué color será la nuestra?
Foto: Aitor

miércoles, 13 de junio de 2007

UN CAPRICHO


Esta es una imagen más refrescante, menos mal, dirán ustedes.
Y es que dicen que en el espíritu de cambio radican las ganas de avanzar, ese no quedarse estancado, varado en la orilla.
Una semana con mi mano chula, y si no doy el paso para avanzar... no lo va a dar nadie por mí, así que retomo la actividad bloguera.
Y lo hago con este capricho de árbol. Árbol que echa sus raíces en el parque de su misma condición, en el Capricho de Madrid. Un capricho de parque.
Observen ustedes lo retorcido de su condición, será un árbol funambulista.
¡Tal vez trabaje en un circo también!
Retorcido, caprichoso... Juego de palabras que nos puede llevar a diversas reflexiones. Reflexiones acerca de la vida, de la condición humana, de las situaciones diarias, de las suertes, de las adversidades...
Pero observen su entorno: la luz, el verde, las flores de sus ramas, pequeñas pero abundantes, la paz y la tranquilidad que se siente al mirarlo...
Dicen que cada pupila mira distinto, ve diferente, que cada retina absorbe una imagen... la que necesitamos en ese preciso instante. Que vemos lo que queremos ver. Es como lo de la botella: medio llena, medio vacía, como lo del cristal y el color con que se mire...
Yo quiero que mi espíritu esté alegre, verde y florido... mi reflejo, este árbol retorcido de puro capricho.
Foto: Edurne

jueves, 7 de junio de 2007

GAJES DEL OFICIO



¡Pues sí, respetable público, sí! Estos aconteceres forman parte de la vida de una maestra... De una maestra de los tiempos que corren, que antes... ¡kiá, para rato!

Quién me iba a decir a mí, ayer a la mañana, cuando salía tan ufana de mi casita, cruzando el parque con ese paso presuroso pero pausado de mañana; admirando los hermosos Castaños de Indias, los ciruelos, los osados mirlos, los del footing mañanero, los estudiantes y currelas, amatxus con sus peques, abueletes en pleno paseo anticolresterol... quién me iba a decir a mí, que tan sólo una hora más tarde iba a ver las estrellas, pero no las de las noches estrelladas, ¡no! Estrellas, las de la rabia y el dolor.

Esto les pasa a mis manos, por lo que comentaba el otro día, por lo de ser ONG.
Separe usted a dos que se están machacando en clase, y reciba en sus propias carnes lo que no le iba destinado: ¡toma fisura de falange al canto!
Pues ya ven, ¡adornada que está la manita! Y que aunque sea la izquierda, una con la siniestra hace de todo también...

¡Inválida, que me siento inválida! Pero me lo tomaré a chufla, que no es cuestión de amargarse los últimos kilómetros!
Estas cosas, ya ven... ¡suelen suceder!

Foto, mano, dolor y rabia: Edurne


martes, 5 de junio de 2007

VIGÍAS DE LA NOCHE


Levantan sus torres
como dos colosos en la noche.
Levantan sus torres con almenas,
los vigías de tu ausencia.

Otean el horizonte en busca
de la huella eterna.
Cambio de guardia en la garita
de mi oscura pena.

Corazón se altera,
ve llegar tu bandera...
cabeza se serena,
aún no se oyen las trompetas...

En la noche clara,
la luna, sobre mi alma riela.
En la noche oscura,
las estrellas, por mí velan.


Foto: Aitor Texto: Edurne



domingo, 3 de junio de 2007

UNA TARDE


Me taladraba el cerebro esa llamada insistente. Nuni no aparecía. Seguí con lo mío. ¿Y qué era lo mío? Creo que hasta la memoria me había abandonado aquella tarde.
Venía de luchar en el circo. El circo, sí... no hay de qué asombrarse. Cada vez estaba más convencida de que mi trabajo era tan arriesgado como el de una domadora. Ahora bien, no sé qué tipo de animales son los que presentan más riesgos y complicaciones a la hora de intentar domarlos. Lograr que ahora levanten la patita, que ahora giren sobre sí mismos y... zis-zas, a golpe de látigo, conseguir que el temor se instaure en sus ojos y consiga mis objetivos: ¡ser la reina del circo!
Difícil, sí... y la radio emitiendo sonidos extraños. No entiendo nada. Yo sólo escribo.
Observo mi letra: pequeña, rápida, nerviosa...
Los lamentos en la ausencias parecen decirme que me he perdido... Es cierto, acabo de percatarme de que la memoria tal vez sí tenga algo que ver en todo esto.
He perdido una palabra. La primera palabra. Tal vez haya sido Nuni. No sé quién es Nuni. ¡Lo mismo es un ladrón de palabras y yo me siento estafada por mi propia ignorancia!
También doy en pensar que las horas altas son propicias para este tipo de despistes, o yo, que soy cada vez más proclive a ello.
Me duele el aire, el que respiro por mi fantasía... debo de estar acatarrada. Pondré el remedio. Si apareciera Nuni le propondría un invento para semejantes situaciones. Dudo.
Los caramelos me miran. Tampoco sé qué es lo que intentan decirme desde su azúcar, desde su fructosa, sus colorantes y acidulantes...
Hoy se me rebela hasta lo infantil. Me siguen mirando. ¿Se habrán dado cuenta de que perdí la primera palabra? Me acusarán ante el mundo, ¡seguro!
Pero sólo me interesan los cuarenta, los principales. Y a los caramelos... ¡que les den!
Intuyo el peligro, quieto, como un maniquí en las vitrinas de unos grandes almacenes.
Alguien grita por mí. Su angustia me taladra la tarde... ¡y yo que estaba tan tranquila!
Estas palabras me van a volver loca. Reiré: ja, ja, ja. Suena a hueco, a humo, a resaca...
¿Qué puedo hacer? Escribir, ¡no hay otra!
Son como un ejército de pequeñísimos rumores, parecidos a hormigas. Van, van, van...
Intento retenerlos, retenerlas... a los rumores, a las hormigas, a las palabras. Pero resulta que corren más que yo. Éstas deben de tener noticias de Nuni y van en su busca. Tal vez me estén invitando a ir tras ellas.
No, mejor me retiro a una sesión de madrugada, probaré suerte allí, con mis sueños. Visionaré algunos de los viejos. Y de los más recientes, sólo los que tienen sabor a chocolate, los que huelen a vainilla y canela...
Siento pesadez a borbotones. No sé cómo algo tan pesado puede salir a borbotones, pero así es, así me ha tocado que sea. Lo acepto.
Desnudo mi deseo, ahora soy yo la dueña de mi rumbo. Manejo la barca hacia la noche inmensa.
Nuni no aparece. Cesan los lamentos.
Recobro la calma e intento recoger la orquesta de mi locura vespertina y, me desvanezco...
Nuni, Nuni...
Foto y texto: Edurne

viernes, 1 de junio de 2007

MIS MANOS


Y quién me iba a decir a mí, a estas alturas de mi vida, que estas manos me iban a responder...
De pronto las he descubierto.
Mirándolas, hasta me han parecido manos ajenas. Pero hay algo que las hace mías... es esa redondez de mano pequeña, son como manos a medio camino, en tránsito.
No sé si en algún momento de su desarrollo decidieron plantarse: ¡Aquí nos quedamos!
Pues ahí están, aquí están. Conmigo a todas partes.

La verdad es que se ajustan muy bien al tamaño, a la talla de mujer en que decidí convertirme hace algunos años ya.

Me ha dado por preguntar, nunca antes se me había ocurrido pensar en ellas, en cómo se sentirán siendo embajadoras de tanto movimiento y sentimiento... y es que ellas suelen ir por delante. Las lanzo a la aventura la mayoría de las veces. Y si lo pienso, me han salvado en más de una.

¡Me caen simpáticas! Son juguetonas, nerviosas, inquietas estas manos mías. No me planteé darles estudios, me iban casi solas, todo lo aprendían de puro impulso, de tanta curiosidad y atrevimiento... ¡osadas mis manos!

Gemelas por lo de dos, pareja un tanto dispareja. La derecha nos salió más rebelde, siempre ha de marcar la diferencia, y así, un día decidió adornarse con pequeñas marcas de carácter... Por ellas sería muy fácil identificar a la dueña en caso de pérdida, extravío u otras circunstancias menos favorables...

Están esperando cualquier ocasión para "echarte una mano". Son muy cariñosas, yo diría que tienen vocación de ONG... manos de acogida.

Aún no han perdido su inocencia y es por eso que conservan ese aspecto de manos de niña, más bien de adolescente en evolución. Las observo, les pregunto, y sus respuestas están escritas en mis palmas. Surcos, rayas, marcas... profundas, largas, cortas, entrecortadas, claras... con luces y sombras. Ahí no mienten. Ha pasado bastante vida entre sus manos, mis manos...

Prestas para sujetar, sostener, acariciar, acompañar, amar... redondez que envuelve. ¡Hasta a mí me quieren! ¡Cuántas veces han sido ellas las que me han amansado, sujetado y acariciado!

Llegados a este punto, las noto nerviosas. No quieren tanto halago. Son manos humildes pero a las que les gusta llevar anillos... y curioso, ¡nunca se les caen!

¡Ay de mis manos! Cuánto las veo y cuán poco las mimo. Sé que son duras y están acostumbradas. Y sin embargo son ellas la herramienta que hace posible que mi corazón salga al exterior a través de mis letras garabateadas presurosamente... manos inquietas.

Les gusta bailar y ya me piden terminar, necesitan danzar...

Foto: Aitor Tapiz y texto: Edurne