jueves, 28 de agosto de 2014

CRÓNICAS DE UN VERANO INCIERTO



Todavía dudo acerca de cómo llamar a estas crónicas que me dispongo a relatar: Crónicas del desasosiego, de un verano incierto, del más de lo mismo, del a mal tiempo buena cara, de…

El caso es que llevo días en posición y predisposición escribidora, más bien mentalmente, soltando un poco de toda la metralla que me carcome por los adentros. A saber, mezcla de dolor, de angustia, llanto y quebranto. Aderezado con miedo, rabia, impotencia, tristeza y… ¡qué sé yo qué más! Aquí voy a poner unas fotos costeras, que el mar siempre relaja.



Dentro de dos lunes estaré presentando mis credenciales para el nuevo curso escolar, un “dejá vu” que viene durando desde el curso 1981-1982. Veré a mis compas, a los de siempre, a los nuevos… casi todos con caras de relajo, piel tersa y coloreada, ojos vivos y sonrisas a diestro y siniestro, con añoranza por el descanso, por los lugares de siempre o de ensueño visitados en estos dos meses de más que bien ganado asueto.


Menos mal que entre mis muchos defectos no está el de la envidia, porque sino… ¡marciana parecería, por lo de ponerse verde! Yo transitando como buenamente puedo día tras día, sin saber ya cuándo dejé de contar los años por años, los meses por meses, las semanas por semanas y los días por días… y el resto disfrutando. Así que volveré más agotada si cabe, arrastrando mucho tipo de lastre. Espero poder ir soltando algo aunque sea en momentos puntuales. Ya lo dice el refrán: “No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante”.

No crean que cuento esto para dar pena ni nada por el estilo, ¡no! Soy como los gatos y otros animalillos, que se lamen sus propias heridas despacito y con mucha paciencia. Escribo porque necesito hacerlo, para mí es necesario, es una válvula de escape. Además de sano ejercicio, también practico la escritura automática a la vez que desnudo mis sentimientos, salpicados con situaciones más atractivas…


Julio fue un mes rápido, pasó casi sin enterarme, entre idas y venidas a la escuela a principios de mes, entre paseos con la madre, entre aderezos varios de una y otra casa, entre que si ordeno y no ordeno, entre que qué calor Dios mío, así no hay quien aguante… esperaba yo que llegaran mis poquitos días de descanso para compartir con mi don Gato… Pero, héte aquí, que al segundo día de nuestro recién empezado periplo, la señora madre se nos pone mala y tuve que volverme para el Botxo a toda pastilla, dejando al pobre felino plantado, anulando reservas y…



Y aquí andamos, bueno, malamente andamos, la verdad, que la cosa ha ido del asunto locomotor, así que mucha paciencia (de esa me sobra, pero…). Un fin de semana de tres días en el Foro, con una escapada a Pedraza en la provincia de Segovia, pueblo de piedra, bonito de verdad, y los dos días de Asturias, en la zona de Langreo y Avilés, la Asturias verde y minera, antes del naufragio… eso es lo que puedo añadir a mi ruta vacacional.



Aquí también he de apuntar que como voy cual moto de GP1 (¿se dice así, son esas las de mayor cilindrada…?), pues todo tipo de accidentes tecnológicos y tal y tal, se me dan, vamos, divinamente bien. No sé si comenté que hace dos meses exactos tuve uno de esos percances acuáticos con el móvil… bien, pues hace un par de semanas, más de lo mismo, y además en las mismas condiciones, chof, ¡suicidio del celular en la taza del wáter! 


Imaginarán ustedes mi impotencia, mi… mi no sé qué. Un desastre, así no se puede ir por la vida, y yo ya estoy llegando al límite de velocidad permitida. Habrá que hacer algo. Sí.
Me han prestado un móvil mientras pienso si gastarme los cuartos en uno nuevo, que tendré que hacerlo pues ya no entro dentro de los parámetros de móvil nuevo sin pagar un chavo… ¿No me digan que no es para estar rabiosa? En fin, pero como eso no es lo más importante de la vida, de mi vida al menos, dejemos que fluya, que fluya, que fluya…

Más arriba decía yo lo de “dentro de dos lunes…”, ¡jajajaja, dos lunes! Hoy es 28, o sea, el lunes que viene, dentro de cuatro días. Y caput, c’est fini! Hasta estas crónicas se han quedado aparcadas unos días desde que empecé a escribirlas.



Miro a través de la ventana, con unos cristales recién limpios y veo que una lluvia fina, nuestro querido sirimiri, ha hecho presencia hoy por el Botxo, fastidiando a casi todo el mundo, que también hay que decirlo. Mi montecito de enfrente ha desaparecido tras una cortina de bruma blanquecina y húmeda. ¡Y pensar que estos días hemos estado ardiendo literalmente, con un cielo hermoso y azul, con un sol castigador! No es una tarde propicia para las alegrías. Habrá que dar la luz mucho antes, y eso… eso lo llevo muy malamente, de verdad.



¿Y ustedes qué tal andan de lecturas veraniegas? Es que yo ando con mi libro de Atxaga, el de “Días de Nevada”, de un sitio a otro, y como el tiempo me falta, cuando consigo sentarme un momento, el cansancio se apodera de mí, y caigo en brazos del amigo Morfeo sin darme cuenta. ¡Ya ven, y con lo que me está interesando el libro!


No obstante, en mi último fin de semana en Madrid, en el viaje, ida y vuelta, di buena cuenta del último libro (al menos el último de él que yo tengo) de mi querido Murakami: “Los años de peregrinación del chico sin color”. Me gustó muchísimo, a pesar de la tristeza que rezuma, pero eso ya lo sé, lo de la tristeza,  cada vez que me sumerjo en una historia murakamiana (¿o será murakaminiana?). Sea como sea, Murakami siempre me hace viajar a unas vidas distintas pero tan iguales en el fondo, en los sentimientos más de verdad, en los miedos, en las soledades…



Y ayer me compré un libro de la editorial Nørdicalibros, una de mis favoritas. Sus ilustrados tienen una categoría… Pues bien, Juan José Millás ha escritos catorce relatos cortos, bastante cortos, diríase que microrrelatos, sobre las infidelidades, los adulterios. ”Infieles y adulterados” Cuentos de adulterio, que así se titula el libro, es una recopilación de catorce historias, todas iguales, pero todas distintas (vaya novedad, dirán ustedes, pero no, no es así, tiene algo muy peculiar, tendrían que leerlo), donde Millás, se hace acompañar por catorce ilustradores españoles, también muy diferentes en estilo, pero iguales en calidad. Se lee de un tirón. Y se quedan las ganas de leerlo cuantas veces se quiera. Se puede. De hecho yo ya estoy releyendo algunos de esos cuentos, esta vez al azar, abro el libro, y el que caiga. Ayer lo hice siguiendo un orden, el establecido por el autor o el editor o…



Sigue el sirimiri fastidiando mis cristales, ¡mekatxis! Pero no me voy a amilanar, voy a sacar a la palestra estas Crónicas inciertas. Dejaré alguna que otra foto de esos lugares que fuera de mi entorno habitual he visitado muy a la carrera, y lamentaré mi mala estrella con lo del móvil, pues también he perdido un montón de preciosas fotos que estaban albergadas en la memoria del susodicho. ¡Porca miseria!

Pero bueno, dejémonos de lamentos. Estamos vivos y eso es lo que importa, así que seguiremos tirando del carro.



Que sus veranos hayan sido reparadores y dignos de recordar por lo bueno y extraordinario. Y que la vuelta a la rutina sea leve.

Fotos: Antonio y Edurne. Manipulaciones fotográficas, escaneado libros y hoja calendario: Edurne. Imágenes Bernardo Atxaga, mujer con muletas, cancelación, tira de Mafalda y móvil en el agua: Internet


lunes, 18 de agosto de 2014

HOY TE REGALO UN MAR



Te regalo un mar.
Un mar que envuelva tus sueños,
que acune tus desvelos.
Un mar donde gobierna tu amigo,
el gran Neptuno
- para que sigáis celebrando juntos-.
Un mar huérfano de sirenas
-después de lo de Ulises, no me fío-,
pero poblado de caracolas
que canten a tu oído
lo mucho que te quiero…
Te regalo un mar.
Un mar vestido de corales,
de espuma,
de algas con pespunte de oro y sal…
Te regalo un mar.
Hoy calmo, mañana altivo.
Si quieres,
será mar revuelto,
león que ruge reclamando
tributo.
Si quieres,
mansa corriente que lame orillas
en silencio.
Te regalo un mar.
Y un faro.
Faro para que nunca se pierda tu barca
 en medio de la tormenta,
para que siempre encuentres 
la casa que habitas,
y el corazón que te abriga…
Hoy,
te regalo mi mar.


Foto y Texto: Edurne

miércoles, 13 de agosto de 2014

UN MAR DE FUEGUITOS


Carmen me regaló este libro de Eduardo Galeano hace un par de cumpleaños: “EL LIBRO DE LOS ABRAZOS”. De él he extraído este pequeño mito para explicar lo que es el mundo visto desde el alto cielo.
Y es eso precisamente, “un mar de fueguitos”. Cada cual tiene su propio fuego, luce con mayor o menor intensidad.
Yo no puedo explicarlo mejor. Había oído este cuentito más veces, pero hoy me he puesto a pensar seriamente en él, y quiero compartir con ustedes el momento de reflexión, el suyo y el mío…
Todos tenemos luz propia. ¡No dejemos que apaguen nuestros fueguitos, por chicos que sean!





Texto de la entrada, escaneado portada y texto "El mundo": Edurne Imagen Mar de fueguitos: Internet. Del © del libro: Eduardo Galeano

miércoles, 6 de agosto de 2014

SOLEDAD


Resbalan mis cimientos,
caen por el barranco del olvido.
Ahora,
cuando no siento el suelo
que me sujeta a la vida.
En mi caída te busco
pero,
no  encuentro tu risa caminando junto a mi tristeza,
No está…
Siento que tu amor suelta amarras,
y  veo cómo tu nave parte,
lenta,
con las velas desplegadas,
buscando otro viento,
nuevas brisas que te lleven ligero.
Soy demasiada carga en tus bodegas.
Me agito en mi sueño
y
me veo quieta,
en pie aún,
sujeta mi esperanza en el noray
de nuestro pequeño puerto.
Me veo agitando el pañuelo que te llama,
sin voz que suba por mis venas,
con la sangre muerta,
el llanto seco y enredado entre mis miedos.
Miro y me veo.
Sola.


Texto: Edurne  Pintura: Antonio