viernes, 31 de diciembre de 2010

LAS UVAS DE LA IRA (sic.)




Ya no sé de qué color van a terminar estas uvas… sí, a este paso, “¡nos van a dar las uvas!”.

Se acaba, oigan que esto se acaba. ¡Aleluya! Pero no se crean, que yo todavía ando pisando con mucha cautela, que las cosas, cuando han pasado por el ojo del huracán, nunca quedan como antes, imposible. Y una siempre está vigilante, que los sustos, todavía andan por ahí, escondidos, cual vil cobardes. Ya les digo, “erne!”, ¡alerta!

Han pasado la mitad de los días de jolgorio y demás eventos navideños. Bueno, jolgorio y eso, para quien lo viva como tal, más bien para la chavalería, los adolescentes, y jóvenes despreocupados, que los adultos, el que más y el que menos, tiene alguna que otra preocupación apretando por la garganta, el estómago y el corazón…

Una semana y vuelta a la rutina más o menos estándar.

Estoy en periodo de hibernación de ideas, o al menos esa sensación me invade. Se ve que aún me oprimen las hechuras del traje que me ha tocado vestir… Seguro que es cuestión de amoldarse, de ir poco a poco asumiendo las cosas. Sí, pero claro, también hay que desahogarse, y suspirar y llorar un poquito, y mirar hacia arriba, o hacia abajo… y soltar un par de palabras gruesas, después atusarse bien el flequillo y echarse una sonrisa delante del espejo. ¡Sí, va a ser cuestión de eso!

No quiero olvidarme de todo aquél que está peor, muchísimo peor que yo. De los que no tienen un techo que cobije sus pequeños y más urgentes sueños, de los niños abandonados a su suerte, de los maltratados, de quien muere de hambre cada día, de los que están solos, solos de verdad y de los otros, de los solos pero rodeados de gente. De los privados de libertad por las cuestiones que sean, pues nosotros mismos también podemos ser nuestra peor cárcel. Y también me acuerdo de los que no pueden hacer oír su voz, y de los que los oprimen. De los prepotentes y orgullosos, de los envidiosos, porque sufren sin ellos saberlo, ésa es su enfermedad.

Y por todos los que sufren de verdad, los que padecen males del cuerpo y del espíritu. No quiero olvidarme de los que dan su vida, su conocimiento, su trabajo por los demás (que haberlos, ¡ya lo creo que los hay!)

Y tampoco quiero omitir a los cobardes, los que tienen miedo, los frágiles, los insignificantes (para algunos), ni a los que nos consideramos “normales”. Seguro que me olvido de alguien, no quisiera. Y no quisiera olvidarme de nadie porque quiero pedir para todo el mundo un nuevo mundo, un año que pueda ser la antesala de algo bueno, mejor… Una utopía lo que quiero, ya lo sé, pero, qué quieren, me paso la vida soñando, dormida y despierta. ¡Tal vez mi sueño pueda cumplirse algún día!

Y a ustedes, a todos y cada uno de ustedes, volver a reiterarles mi agradecimiento por la compañía durante otro año más, que no un año cualquiera para mí.
¡Que todos sus deseos vean el camino hacia la luz y empiecen a caminar hacia un logro seguro!
¡Muchas gracias por seguir ahí!

¡FELIZ AÑO 2011!
URTE BERRI ON!

PD: Hablaba yo de pequeños sustos, pues sí, seguimos con ellos, está claro que el año no quiere largarse así, como si nada, que hasta el último momento nos tiene con el corazón encogido. Estas navidades el Foro no me verá pasear por sus calles, ¡qué le vamos a hacer, lo primero es lo primero! Así que el Foro vendrá al Botxo. Y esperemos que en unos días las cosas vayan mejorando.

(Esta entrada y las cuatro siguientes salen como programadas de antemano).




Foto y manipulación: Edurne Uvas: De la cocina de mi ama.

jueves, 30 de diciembre de 2010

"ENTRESUEÑOS" (I)




Dibujo tu sonrisa

con mi piel

latiendo al borde

del ansia descarnada.


Recorro tu alma entera,

justo hasta los confines

del silencio,

el que se pierde en el sueño

de mis manos huérfanas

de tu cuerpo.


Descubro tu ausencia

en la huella de mi llanto

junto a tu pena.


Pintura: Antonio Texto: Edurne

sábado, 25 de diciembre de 2010

¿QUIÉN?




¿Quién llama a la puerta de mi frío invierno,
no estando yo aún vestida del tibio sopor
de una mañana esmeralda…?

¿Quién azuza mis ansias sin esperar
la llegada de los dulces emisarios,
sin escuchar los ecos de trinos lejanos…?

¿Quién, hallándome yo soñando mi propio destino,
osa despertar a mi perla dormida,
entre brumas y auroras por la escarcha vencidas…?

¿Quién…?

Fotos: Aitor Texto: Edurne

jueves, 23 de diciembre de 2010

OLENTZERO JOAN ZAIGU...




Pues sí, aquí estamos otra vez, otro año más.
De nuevo nos vestimos de navidad, de ese espíritu navideño del que hablaba yo el año pasado.
Y todo para acercarnos a los corazones de todo el mundo, dejar una sonrisa acompañando a nuestros mejores deseos de PAZ, AMOR, SALUD, TRABAJO…

Yo llego a estas navidades con el corazón, el alma y el cuerpo en fase de recuperación, de estiramiento, y es que todo lo he tenido completamente encogido desde hace un año.
Y también llego dando las gracias, ¡cómo no darlas!

Deseo para todos ustedes, mis queridos amigos, los “ruidosos” y los “silenciosos”, que en sus vidas reine la ARMONÍA, que cada mañana sea como una caricia y un soplo de brisa fresca, que los problemas puedan resolverse con el menor desgaste para sus corazones, y que la SUERTE en todos los aspectos, no les abandone ni un instante.

Hoy estamos en la antesala de estos días locos. Seguro que todos somos capaces de recordar por un momento nuestras navidades infantiles, si cerramos los ojos, lo conseguimos. Pues eso, siéntanse niñ@s por un breve espacio de tiempo, permítanse ese capricho, ese lujo. Yo lo hago, y muy a menudo, así mantengo un punto de cordura (o tal vez sea de locura controlada) en mi vida.

Gracias a todos ustedes por estar aquí, ahí y también por allí. A mí, ya saben dónde me tienen.
¡FELIZ NAVIDAD, AMIG@S!

Les dejo unas postalitas del Olentzero, personaje típico de la tradición euskaldun, es el que trae los regalos a los niños la noche del 24. Pueden leer su historia en este enlace. Y también he colgado un vídeo de los niños de una escuela (no sé de dónde), cantando la canción del Olentzero. Imagínense ustedes a los de mi centro, pues es algo que hacemos todos los años.

Y recuerden: ¡ME SEAN FELICES, son los deberes que les pone la Maestra Ciruela!


Postales: "Coro cantando Olentzero", de ARTEZ; "Olentzero", de Lontxo Yriarte. Vídeo: "Pescado" en Youtube, no sé qué escuela es, lo siento.

lunes, 20 de diciembre de 2010

UNA PIÑA, DOS PIÑAS, TRES PIÑAS...






Piña apiñada,
"piñetera",

que toda tú te me apiñas,
así,
sin pensar en "apiñonamientos",
ni piños ni piñones…

¡Qué "piña" me das,
tan piñita y "empiñada",
sin saber la que te espera,
piña,
que aunque no seas piñonera,
de una muerte "piñera" nadie te libera!


Fotos, manipulaciones varias y Texto: Edurne. Piña: de la cocina de mi ama (esperando a que llegue el día de Noche Buena).

sábado, 18 de diciembre de 2010

NÁUSEA




EL FRÍO ACERO

QUE SE HUNDE EN MIS ENTRAÑAS.

VOMITO MIEDO.


Foto y Texto: Edurne

domingo, 12 de diciembre de 2010

HISTORIAS DE LA RÍA (VIII)















No soy ingeniero, o debiera decir ingeniera (?), como los romanos, que construyeron aquellos magníficos acueductos… No, no lo soy, pero sí que he disfrutado de un puente-acueducto de cinco días de lo más necesarios a estas alturas. Entre otras actividades, que ahora pasaré a relatar, practiqué una que suelo llevar a cabo siempre en esas fechas, la de “nacer” o “renacer” cada 7 de diciembre, hecho del que ya di debida cuenta y del que recogí mis frutos. Muchas gracias de nuevo.

Estamos en la recta final del año, año que también saben ustedes que ha sido tanto para mí como para mi familia, horrible. Así que yo me esmero en soplar fuerte para que se largue de nuestras vidas cuanto antes. Pero, claro, mis deseos no corren parejos al Cronos, ¿quedan tantos días?, pues tantos días que hay que esperar, diecinueve para ser más exactos.

Todavía no me muevo de Bilbao, ya saben, hay que estar un poco vigilante con los padres, así que el puente lo pasé en el Botxo. Para primeros de año me pasaré unos días por el Foro. Por eso hoy, tocan las Historias de la Ría.

Ya comenté en la anterior entrega que la ciudad andaba medio engalanada de navidad, ahora no hay duda alguna, está total e irremediablemente disfrazada de arbolito de navidad. Me agobia un poco tanto derroche. Sí que anima, pero no en demasía, y si encima las luces son tan chillonas, pues… en fin, sin comentarios, ahí cada cual que haga su interpretación del hecho navideño en sí, del comercial y profano, y del religioso. Yo me abstengo.

El tiempo. Suelen decir que los del Norte nos pasamos la vida mirando al cielo, hablando del tiempo… ¡jajajaja! Es algo natural en nosotros, tal vez venga en los genes, no lo sé, pero nunca antes me había parado a pensarlo hasta que decidí examinar mi conducta respecto al fenómeno climatológico. Y he de confesar que sí, que tienen razón quienes dicen que preguntamos mucho por el sol, las nubes, la lluvia, el frío…
Pues bien, el sábado pasado hizo un día espléndido, un cielo azul raso, un sol maravilloso… El domingo, se chafó el invento y se nos aparecieron las nubes gruñonas, la niebla, la humedad que se te mete hasta los huesos, y la lluvia, nuestro querido “sirimiri”. Pero el lunes, que no fue un día para tirar cohetes, al menos sí nos dio una medio tregua el que maneja los mandos allá arriba. Ya el martes, y vaya usted a saber si fue por eso de homenajear a la santa, el día salió bonito, así se pudo aprovechar de otra forma. Y llegando al final del periplo festivo, el miércoles hizo tanto sol que había que quitarse hasta los abrigos.

Hoy, que es domingo, también luce el sol, pero hace un frío que corta el cutis. ¿Lo ven, me he pasado la mitad del tiempo hablando del otro tiempo? Sé que me lo perdonan.

En estos días se ha podido hacer un poco de todo, como ya digo: pasear cuando el día invitaba a ello y poder acercarnos hasta oír el ronroneo del mar, relajar la vista mirando más allá del horizonte, respirar aire salitroso, recargarse por dentro y por fuera…
Y si el tiempo era más inclemente, pues exposiciones, como la del Bellas Artes. Dos por una, la del pintor vasco Lazkano, muy interesante y alucinante su forma de pintar, tal parece que estás tocando lo que ves en sus cuadros, tremendos por otro lado, hiperrealista, y también surrealista, no crean… Casi parecen fotografías salidas de su imaginación pero con un fuerte anclaje en la realidad.
Y por otro lado la magnífica exposición de Georges Rouault, un expresionista, fauvista… pero muy personal. Este hombre inició su aprendizaje artístico con un maestro vidriero, y de ahí ese remate final en todos sus cuadros. Hay una evolución claramente apreciable en sus obras, y uno se deleita desentrañando esos pasos. Su temática casi es la misma, pero cada vez parece renacer, reinventarse a pesar de que trabajara en serie… Es una exposición digna de ver.
Todo esto nos vino muy bien para el domingo, día lluvioso. Y por la noche un cine. Escogimos una peli muy a tono con el día: “Biutiful” con Bardem como protagonista indiscutible, y del director mexicano González Iñarritu. ¡Ay, qué congoja, Dios mío! Yo salí completamente “tocada” del cine. Una película muy dura, Javier Bardem borda su papel. Algo más de dos horas de vidas al límite. No puedo decir más, les recomiendo la cinta sí, pero les aviso, toca la fibra y se escapan algunas lagrimillas.

El lunes, ese día de ni fú ni fá, nos fuimos a un SPA, más que nada por gastar el regalo de Joseba y Marga del año pasado y que estaba a punto de caducar. La verdad que es divertido el asunto del SPA. Ahora sí, hay un momento, en las saunas, que parece que te va a dar algo, yo tuve que salirme una vez y tomarme una infusión con doble carga de azúcar pues estaba a punto de que me diera un mareo. Pero hicimos muchas risas, muchas, muchas, y al salir me buscaba las escamas, tal era mi impresión después de hora y media a remojo.

Estar en casa tranquilamente, viendo la tele, o sin hacer nada en concreto, charlar, tomarse algo, taparse con la mantita en el sofá, dejar pasar el tiempo sin prisa… está bien y es necesario. Y darse paseos, callejear, perderse entre la marabunta de gente, dejarse apabullar por los escaparates, las músicas y los olores propios de la época… también.

El martes, amaneció bonito y yo desperté con un año más a mis espaldas. El mar, había que ir al mar para hacer más liviano el peso. Y el viento ayudó, porque parecía que nos quería hacer volar. También me pasé el día colgada del teléfono: mensajes, llamadas… Y dejarse achuchar, besar, querer… y algún que otro regalito también cayó. Eso también está bien, ¡muy bien!

Estos días se ha celebrado, como viene siendo costumbre desde hace 45 años la Feria del Libro y Disco de Durango “Durangoko Euskal liburu eta Disko Azoka”, cita ineludible con la cultura vasca, donde se presentan las novedades literarias y discográficas en Euskera, o en otras lenguas, pero con temática euskaldun. Soy visitante y compradora habitual, pero este año, la he perdonado, no crean, con un poquito de tristura en mi interior pero… al año que viene será, hay más años que longanizas, ¿o no?

Y el miércoles, día magnífico, tomando el aperitivo sentados en las terrazas, aperitivo y sol, hasta calor, ¡ya digo! Aunque, claro, como ahora anochece antes de las seis de la tarde… ¡el frío vuelve a hacer de las suyas, y entonces apetece calarse el gorrito, apretarse el nudo de la bufanda, enfundarse los guantes y cerrarse bien la cremallera de la chamarra!

Y en uno de estos paseos, nos percatamos de que el Mercado de la Ribera, el que les mostré en alguna otra ocasión, y que estaba de reforma integral… bueno, pues ése, que estaba a punto de abrir sus puertas de nuevo (una parte porque la otra está ahora con los engorrosos arreglos, y así no ha dejado de funcionar en ningún momento). Lo re-inauguraron el jueves. Se puede leer la historia de este Mercado aquí.

Y nada, que la semana laboral ha sido de dos días, pero, oigan, intensísima, y lo que me espera hasta el día 23. ¡Huy, mejor ni lo pienso!


Fotos: Antonio y Edurne Folletos: De las exposiciones Cartel y foto Azoka: Internet

viernes, 10 de diciembre de 2010

EN BUSCA DE...


Llevo toda la tarde buscándola. No sé si la palabra exacta o la idea concreta o… pero sí sé que llevo toda la tarde sumergida en mis pensamientos, estrujando mi mente, rastreando en los cajones de mi cabeza sin éxito alguno. Estoy desesperada.

Nunca pensé que la búsqueda fuera tan ardua. Por la mañana ya se me vino a la cabeza un pequeño amago, pero lo dejé pasar, andaba con prisa, llegar tarde al trabajo me trastoca y ya no soy persona, así que pensé que mejor lo dejaba para más tarde.
Al mediodía, según volvía a casa, estaba tan concentrada en el hambre que tenía que, si me visitó el proyecto de palabra, de idea, de… sinceramente, ni me enteré.

Y ha sido esta tarde cuando entre recado y recado, me ha invadido una angustia insoportable, tanto que no puedo calmarla ni con chocolate, ni con jamón, ni con vasos y vasos de agua…

Está ahí, lo sé, la siento, me ruge como una leona encaramada tras los matorrales de esta selva extraña que forman mis neuronas, algo perezosas últimamente. Casi puedo olerla, si afino un poco el olfato… ¡ahí está!
Tiene un olor indefinido, no es empalagoso, tampoco ácido, más bien tiene un poso de amargura camuflada con un toque algo picante. No sé…

En realidad llevo tras su pista unos cuantos días, desde que me llegó aquel extraño mensaje en forma de libro. Lo abrí y nada más hacerlo, la habitación se llenó de una música que me canta de continuo, ni de noche me deja tranquila. La melodía es pegadiza, lo admito, y yo, que tengo muy mal oído, me empeño en cantarla, cantarla hacia afuera, quiero decir, por si la palabra (o la idea revestida de palabra) me oye, me encuentra y me posee entera, total y completamente. Nada.

No sé cuánto más podré aguantar esta zozobra. Seguiré intentándolo. Y si no es ella, será otra, hay tantas en el mundo…

Oigan, ¿y ustedes no la habrán visto por ahí, haciéndose la remolona bajo un árbol o leyendo un libro sentadita en un banco en el parque más cercano, o…?
Si la encuentran y la reconocen, por favor, ¿serían tan amables de avisarme?
Gracias, muchas gracias.

Palabras y texto: Edurne

martes, 7 de diciembre de 2010

¡YA SOY MAYOR!





Casi ni me atrevo.
Lo digo por el año pasado, cuando justo la víspera de mi medio siglo, mi aita sufrió un pequeño ictus cerebral, del que se recuperó enseguida, y que fue el detonante que dio paso a los capítulos posteriores.
Así que casi no me atrevo a celebrar mi cumpleaños. Ha sido un año horroroso, un “annus horribilis”, de los de borrar del calendario de nuestras vidas.
Las cosas todavía están en fase de recuperación, pero claro, ahora somos los “pilares” los que sufrimos erosiones, ayer, por ejemplo, fue mi ama la que nos dio un pequeño susto, por lo que ya les digo, cumplir años para mí, ya no tiene nada de lo que tenía antes, casi me da miedo que llegue el día. No corren buenos tiempos, pero forzaremos el cambio de rumbo, no se preocupen.

Por un lado, si me pongo a pensar en que he recorrido ya 51 kilómetros de los que se me dieron (que a saber cuántos me fueron adjudicados) en usufructo al empezar esta carrera llamada vida, pues como que me siento bien, me digo que oye, que has llegado hasta aquí tan sólo con las heridas de la batalla, pero no “tocada” de muerte; y miro a mi alrededor, claro, se ve de todo, de mejor y de peor. Nos consolaremos, me digo, no hay otra.

Estoy escribiendo esta crónica cumpleañera el sábado, y yo me adentraré en mis 51, el martes día 7 a eso de las 6 de la tarde, justo para la merienda. Dejaré programada esta entrada porque no sé cómo andaré…

Y mirándolo bien, yo me encuentro divina, no como la de la foto, pero vamos, que estoy para dar mucha guerra, es que soy muy guerrera, una barullito, como me dicen en casa. No paro, subo y bajo de acá para allá como las ardillas, tengo la cabeza en mil cosas a la vez y suelo llegar con éxito a unas novecientas, ¿no está mal, no? Y eso que ya he entrado en una fase que sí, que a todos nos toca entrar, y que de vez en cuando me da por mirar el montecito en el que estoy subida, y ahí me doy cuenta de que subir, ya subí, o sea, ahora estoy en el descenso. No sé lo que tardaré en llegar al final (mejor ir despacito, ¿no creen?)

Hoy (porque será HOY 7 DE DICIEMBRE, cuando lean mis palabras) cumplo años, estoy de enhorabuena, y quiero compartir con todos ustedes, mis fieles amigos, porque lo bueno y lo malo, compartido siempre es más liviano, más alegre y menos doloroso…
Así que muchísimas gracias por seguir acompañándome en este trekking. Les mando un abrazo emoooorme y nada, ¡que se tomen algo a mi salud!

¡Txin txin!



¡Y muchísimas gracias por todos sus mensajes de ánimo y cariño en la entrada anterior, son ustedes un encanto!




Imágenes: Internet (muñeca de la artista Rosana Spritzer)

sábado, 4 de diciembre de 2010

LLEGA UN MOMENTO EN QUE...



Dicen que somos el sexo débil, ¡ja!
Así somos nosotras, como la de la foto.
Yo también, pero…
Llega un momento en que el cuerpo, la mente te hace ¡clic!, y entonces es como un aviso: “¡Oye, guapita de cara, para un momentito!”
No sé si podré hacerles caso. No es que esté cansada, estoy exhausta. Y aún así, sigo, y sigo… parece que puedo con todo lo que me echen (y que no es poco, se lo aseguro).
Les quiero pedir disculpas por no prodigarme demasiado comentando, ni en la Orilla ni por sus casas, con lo que les estoy contando, resulta obvio.
Espero que lleguen tiempos mejores. Calma, no ponerse nerviosos, ésa es la receta. Lo intentaremos.
Gracias por tenerme paciencia.

¡Pues a lo dicho, un abrazo y hasta dentro de nada!
Y como siempre, la recomendación de ser felices, o al menos, ¡intentarlo!

Imagen: Internet

domingo, 28 de noviembre de 2010

FLEURS DE NEIGE


Pequeñas flores blancas de rojo corazón
latiendo dentro de mis pensamientos:
Hoy nieva en mi sueño y vosotras,
como tímidas mariposas vestís mi alma desnuda,
arropando el frío que exhalan mis palabras
al despertar cada minuto en que respiro
sin aire,
con miedo y aliento aterido.

Hoy siento vuestro calor entre tanto
afecto zurcido e hilvanado,
vuestras voces chiquitas
que me hacen cosquillas,
que me ríen los destrozos y las tonterías.
"
Pequeñas son las miserias del día a día",
me susurráis al oído.
Miro la pradera de mi amanecer dormido,
que está si no muerto,
sí helado.
Pero ahí estáis vosotras,
sin temor a nada,
aleteantes,
tiñiendo las penas de blanco eterno,
limpio y risueño.

Hasta mi nombre se engalana
con el manto de vuestra sabia madre:
la que perdura y conserva intacta la esperanza.
Nieve que hasta mí llegas,
toma, siente mi mano que de la tuya camina
y de ti, ya amiga,
hacia el blanco horizonte se aventura.

Pintura: “Fleurs de neige” de Matisse, postal comprada en el Thyssen. Texto: Edurne

sábado, 27 de noviembre de 2010

¿CARISMA?


Dice Bárbara que tengo carisma, vamos, que soy carismática. Pues vaya, yo se lo agradezco, porque nunca me he tenido en tal concepto.
Esta mañana me he encontrado con esta agradabilísima sorpresa: ¡yo portada de un libro! (¡Ni que fuera Beatriz Trapote, jajajaja!).
Así que ni corta ni perezosa, me he traído a la Orilla este flamante premio. Aquí lo dejo para que puedan ustedes visitar a Bárbara en su casa, eso sí, si son de este Hemisferio desde el que yo escribo, o sea, desde el Norte, se pongan el traje de neopreno para cruzar el "charco", y si son del otro, o sea, del Sur, pues ya saben, depende de las distancias: o un paseíto, o una excursión más larga, pero siempre por la tierra argentina hacia abajo... allá la encontrarán, toda amor y generosidad.
Un besote enorme, Bárbara, y gracias.
A los demás, que enseguida apareceré de nuevo, orilleando. Es que ahora estamos en época de exámenes, correcciones, notas y blablabla, ya me entienden: ¡atareadísima que anda una!
"De mientras", me sean felices, que es lo más importante en esta vida.
Premio: Bárbara

sábado, 20 de noviembre de 2010

LIBRIS



Mis bibliotecas (tengo mis libros repartidos en dos casas) aumentan todos los meses en varios ejemplares, no lo puedo remediar. A veces entro a darme una vuelta por una librería, sin intención, lo juro, pero… siempre pico, siempre caigo en la trampa. Y otras, en las que sí llevo la intención, no crean que salgo de la tienda con el ejemplar que iba buscando, no, eso en mí es totalmente imposible.

El otro día estaba yo esperando a mi compa Noemí, cuando caí en la cuenta de que habíamos quedado en la puerta de una librería (debió ser mi subconsciente). Como llovía y hacía frío, entré a ojear un poco el panorama expuesto… Al cabo de un rato me di cuenta de lo sucedido, y tras pasar por caja, salí lo más rápido que pude de allí pues ya llevaba cuatro libros en mi regazo. ¿Lo ven? Soy una “pecadora” reincidente, no tengo remedio, no hay penitencia válida para mis pecados literarios… Nos resignaremos.

Así que de los ocho libros que hoy les presento, he de anunciarles que tan sólo tengo tres empezados y ninguno concluido. Tal vez ustedes hayan leído alguno de ellos…
¡Ahí vamos!

“TRAVESURAS DE LA NIÑA MALA” del reciente Nobel Vargas Llosa. He de confesarles una cosa: solamente he leído un libro de Vargas Llosa, “La tía Julia y el escribidor”, y de eso hace ya treinta años. Pero el otro día, entre el bombardeo al que nos están sometiendo con las reimpresiones de su obra y la última de sus novelas publicadas, y que me dije que bueno, que pelillos a la mar, que dejáramos los prejuicios de otro tipo aparte... pues eso, que me decidí por éste. Lo que he leído en la contraportada parece atractivo, así que estoy segura de que disfrutaré de su lectura. Con “La tía Julia y el escribidor” recuerdo que me lo pasé muy bien, me gustó muchísimo, y si alguien tuviera que iniciarse en el universo del amigo Mario, sin lugar a dudas le recomendaría este libro para hacer boca.

“ALGO QUE BRILLA COMO EL MAR” de la japonesa Hiromi Kawakami. Recuerden que en otra entrega literaria les presenté el libro por el que llegué a su literatura: “El cielo es azul, la tierra blanca”, y que me encantó, por lo que estoy casi segura de que éste también.
La literatura japonesa tiene ese algo de minimalismo, de… no sé, especial, y si una vez que te has introducido en ella, te sigue “llamando”, esta autora y esta obra, puede ser una buena opción.

“SUSANNA” de Gertrud Kolmar. Transcribo literalmente de la contraportada:
Susanna es la última novela de Gertrud Kolmar. Fue escrita en Berlín durante el invierno de 1939, siempre por las noches, únicos momentos de tranquilidad en el apartamento colectivo para judíos que se le asigna a la escritora como residencia obligada.
Y hasta ahí puedo leer. La novela es corta, 103 páginas, incluyendo las notas bibliográficas. Supongo que si el tema engancha, como así lo creo, será de lectura amena.

“LA ALARGADA SOMBRA DEL AMOR” del francés Mathias Malzieu, cantante de la banda “Dyonisos”, además de escritor.
Lo único que sé de esta obra es lo que he leído en la contraportada: “Mathias, un joven treintañero, acaba de perder a su madre. El periodo de duelo se cierne sobre él. Mientras espera el parking del hospital a su padre y su hermana, ocurre un hecho insólito. Un gigante se le aparece y le anuncia …"
Por lo que he leído, al autor también se le murió la madre, así que, posiblemente tenga algo que ver con su propia experiencia personal.
El libro tiene el aspecto de una película de Tim Burton, con un toque “gótico”. Veremos qué tal nos va con su lectura.

“DEJARSE LLOVER” de Paula Farias. Para mí, autora desconocida. Les cuento una anécdota acerca del este libro: estaba en un supermercado de una gran superficie en Madrid, cuando, entre ese montón de ofertas que suelen poner así, como en montañas, vendían libros a 1€. Me pareció curiosa la oferta, claro que, libros a 1€… efectivamente, no eran libros de los que yo compraría, ya me entienden, pero, de pronto, del fondo del cajón, surgió éste. Lo rescaté de entre toda esa maraña de libros con dudosa calidad literaria, lo acaricié, lo abrí, lo miré y remiré, leí la solapa: Paula Farias, médico de Médicos sin Fronteras, Coordinadora de Emergencias de la ONG y con experiencia en varios lugares de nuestro maltratado planeta. No sé, ni lo pensé, lo metí al carrito de la compra y seguí… ya les digo, no era mi intención comprarlo.

“BARILOCHE” del argentino nacionalizado español Andrés Neuman. Este libro lo presentamos el pasado miércoles en nuestra tertulia mensual. Yo no lo he leído, sólo lo he empezado, y es que, es demasiado triste, y bueno, en la situación en la que yo me encontraba, primero, ni tiempo para leer, y segundo, menos cosas tristes. Ustedes me comprenden, ¿verdad?
Seguro que con esta historia voy a poder profundizar en mi conocimiento del lenguaje porteño, y que tan bien me vendrá para seguir con mi historia de Norma Maldonado Goyeneche.
Una curiosidad acerca de esta novela: fue escrita cuando su autor contaba tan sólo con 22 añitos, y es un despliegue de técnicas y estilos varios. Me da un poquito de miedo…

“TODOS MIS CUENTOS” de la simpar Ana María Matute. Adoro a la Matute, es como una niña grande. Su prosa me parece limpia, asequible, fácil de sumergirse en ella…
Este libro es una edición como de antes, con separatoria de tirita, de esas que manejas a tu antojo, ahora la pongo aquí, ahora allí… Cuentos “matutianos”. Seguro que los voy a disfrutar como una niña.

“LA OVEJA NEGRA y demás fábulas” del maestro Monterroso, Augusto Monterroso. También les he presentado en alguna otra ocasión un libro de cuentos, microcuentos de este gran escritor nicaragüense.
Es un asunto que tengo pendiente: los “micros”. Me parece tan difícil contar una historia entera en tan poco espacio, que no puedo por menos que aplaudir a quienes sí son capaces, y aún más, son maestros en ello, como don Augusto.

Para terminar, y como broche de oro, les voy a poner una de estas fábulas de Monterroso
:

MONÓLOGO DEL BIEN

“Las cosas no son tan simples”, pensaba aquella tarde el Bien, “como creen algunos niños y la mayoría de los adultos”.
“Todos saben que en ciertas ocasiones yo me oculto detrás del Mal, como cuando te enfermas y no puedes tomar un avión y el avión se cae y no se salva ni Dios; y que a veces, por lo contrario, el Mal se esconde detrás de mí, como aquel día en que el hipócrita de Abel se hizo matar por su hermano Caín para que éste quedara mal con todo el mundo y no pudiera reponerse jamás”.
“Las cosas no son tan simples”.

A lo dicho: que ustedes disfruten de la lectura, si es que se animan con alguna de mis sugerencias, o con cualquier otra que se traigan entre manos…

Foto y crítica: Edurne Fábula: Augusto Monterroso

jueves, 18 de noviembre de 2010

HISTORIAS DE LA RÍA (VII)






Crónicas bilbaínas. Cortitas. El fin de semana ha sido revuelto: calor, viento sur y sol el sábado; y agua, humedad, bajada de temperaturas, el domingo.
Hoy, cuando comienzo a escribir estas "historias", es lunes. Amaneció soleado y despejado, pero, en estos momentos, y desde hace unas horas, ha vuelto la inestabilidad, llueve, hace viento… estamos en otoño, claro, pero, oigan, ¡qué poco me gustan estos cambios!

Mi Botxo anda sumido en esos previos navideños que inundan muchas de nuestras ciudades. Por ejemplo, la iluminación callejera ya está en marcha, bueno, no encendida, pero sí en su sitio. Los supermercados, desde hace bastantes días, con montañas de turrones, mazapanes y demás productos típicos de la época. A mí me empachan, qué quieren, pero lo del marketing es así, y más ahora con esto de la crisis, que quieren atraer nuestra atención, y la de nuestro bolsillo, a toda costa.

Sigo. Martes. Lluvia matutina y cielo soleado desde el mediodía. Otoño, primavera… tiempo de cambios. La vida cambia. Las ciudades cambian. Ayer decía yo que en estas épocas, las ciudades van mudando su aspecto, como los árboles que pierden sus hojas y se visten de desnudo invierno. El otro día no saqué fotos bajo la lluvia, pero esta mañana he sacado una desde la ventana, con el sol acariciando las fachadas, las aceras…

Las cosas van caminando, van tomando ese rumbo de la “normalidad”, y yo empiezo a trabajar el jueves. Vuelvo a clase, y ese es el primer signo de normalidad para mí: volver a mi vida, a mi rutina. Hoy he recogido del buzón una carta de una de mis alumnas, de Ane. Me da noticias de la clase, me pregunta que qué tal estoy, que cómo está mi aita, que espera que vuelva pronto, que todos me echan de menos… Ya saben que vuelvo el jueves, sé que me esperan, saben que estoy deseando volver. Bien, todo bien.

El domingo, como ya dije, día de lluvia, hubo visita al Guggenheim, una exposición para disfrutar: La Edad de Oro de la pintura holandesa y flamenca del Städel Museum”. Aquí les dejo folletos de la muestra y un par de cuadros representativos. Entre ellos hay un Vermeer característico por esa luz que él sabía plasmar tan magistralmente (recuerden “La chica de la perla”).
Una hora y media de paseo pictórico cansa, no se crean ustedes que no, porque, claro, caminas despacito, te paras, lees los cartelitos junto a los cuadros, observas, escuchas la audioguía, si la tienes, te alejas, te acercas, recorres con tu mirada la sala, y pasas a otra y otra sala… Pero siempre doy por bueno este cansancio. Hasta febrero hay tiempo de ver ésta y otras exposiciones que alberga en sus entrañas el gran barco varado en la Ría que es este Guggenheim que ha venido a devolver la vida a Bilbao.

Se ha hecho de noche en esta ciudad mía. Miro por la ventana. Nubes jironadas se escapan por detrás de nuestro querido Pagasarri, llevan tonos de azul varios, intensos todos ellos. Se recortan tejados y chimeneas en el cielo a medio cubrir. Lanzan guiños cómplices las farolas y los neones de los escaparates… Caminan ligeros los transeúntes que profanan con sus pasos las típicas baldosas bilbaínas. Escucho, y miro a ratos, la tele. En La 2, casi siempre la tengo puesta, hoy toca Historia, mi pasión. Los Austrias, sus gobiernos, sus matrimonios, auténticas alianzas de poder... Endogamia, de ahí el triste final de esta dinastía con Carlos II “El Hechizado”, la obsesión por consolidar el linaje les llevó a ese desenlace. Pero bueno, eso ya sería una clase de Historia, y ahora estamos navegando por nuestra Ría…

Voy a poner punto final a estas Crónicas Botxeras, las colgaré el jueves, o sea, que cuando me leean ustedes yo ya habré tomado posesión de nuevo de mi "reino", ¡mi clase!
Y mientras tanto, iré preparando otra entrada, esta vez sobre libros, ¿les parece bien?

Pues nada, que este mes de noviembre discurra tranquilo para todo el mundo, y que ni el otoño, ni la primavera nos vuelvan locos del todo.
¡Así sea!

Foto: Edurne Folletos: De la exposición

lunes, 15 de noviembre de 2010

AMANECER


Amanezco con escarcha en el alma,
con las manos palpando mi vientre.
Hay un río que bulle dentro de mis entrañas.
Su cauce baja lleno de deseo
y sus riberas están verdes y frondosas.
Canta el agua al rozar el fondo de tus ojos,
como niño chico en día de feria.
Y están prendidas en el limo las caricias que
dejaste olvidadas tras una noche entera de batalla.
Es tibia la mañana,
mis pies se aventuran fuera del sueño
para pisar sonrisas inventadas,
anhelos recobrados y
hierba de amor recién estrenado.
Veo mi reflejo mirarse en las aguas
de nuestros cuerpos enzarzados bajo
el influjo de la aurora,
y las risas de nuestras manos,
jugando,
amando…

Soy feliz.


Foto: Aitor Texto: Edurne

domingo, 7 de noviembre de 2010

SIN DESTINATARIO (IV) "Maldito Destino"



Vamos a ver:

No voy a guardar las formas, ni las normas, ni nada. Estoy cabreada, mucho.
Alguien me dijo que el destino lo marcamos nosotros. Creo que se equivocaba.
Mi querido destino”: Dime, ¿estás aquí porque yo te he llamado, o más bien porque en alguna revuelta del camino no has visto bien las indicaciones, te has extraviado y has aparecido en mi vida sin saber muy bien cómo ni porqué?
No, si más bien va ser lo último, y que tú tampoco tenías ni puñetera idea de dónde te metías. Vamos, un marrón más que te han colgado, que sí, que tú eres un mandado, y yo, la pagana.
¡“Ditasea”!
Claro que estoy enfadada, como para no estarlo.

Algunas veces, cuando era más joven, me distraía pensando en esto del destino, en cómo sería el mío, o sea, cómo serías tú. Me dejaba llevar por la fantasía, los sueños, los deseos… Imaginaba de todo para mí. Nada espectacular, no creas, que una siempre ha sido muy discreta y poco egoísta, pero, soñaba. Total, estaba a tiempo de llegar a muchas cosas, ¡o eso creía yo!
Lo que nunca abarcaban mis probabilidades eran las desgracias, los sufrimientos… caramba, y ahora sé que eso es casi lo primero que hay que tener en cuenta.
Los años se van echando encima, pasa uno, y otro y otro más… y yo, que, no sé por qué extraña razón, nunca me he visto mayor, pues como que los dejaba que llegaran, se quedaran, me atizaran un poquito y hala… que se despidieran para dar paso a otro más nuevo y esperanzador.

Claro, una está casi en el limbo. No el limbo por ingenua o descuidada, en el limbo por eso de desterrar las cosas que, inevitablemente, en algún momento de nuestro camino han de suceder. Y me explico. Una mira a su alrededor y ve, y siente y percibe y vive… Los padres están ahí desde que comenzaste a respirar, desde tu primer llanto, tu primera mirada fue la que viste reflejada en sus ojos… sus manos son las que te han sujetado toda la vida. Los padres son dioses, pensaba yo, pienso yo. Los dioses son inmortales, al menos eso nos han hecho creer. Mentira. Y, cuando te sientes engañada, te enfureces, ya lo creo que te enfureces.

Y en esas, entras tú, “querido destino”, como protagonista principal del elenco en esta historia. Entonces llegas tú, y hala, ¡vas y la chafas! ¿Te parecerá bonito, eh? ¿No sé qué sacas en limpio con todo esto? ¿Acaso tienes una comisión o…?

He decidido escribirte esta carta, que sé que te llegará así, cuando el “Servicio de Correos Intraestelar y Conciencial” quiera, porque necesitaba desahogarme, y como tú eres el que ahora mismo me estás buscando las cosquillas, ya ves, tendrás que aguantar mi rabia, mi furia y mi dolor. Al fin y al cabo para eso te mandaron, ¿no? Yo no te busqué, tú estabas ahí, venías escondido en el código de barras de mi pasaporte vital, y seguro que saltaste a la palestra cuando te empujaron, cuando te dijeron: “¡Ahora!”. Y sí, ahora me estás jodiendo viva. Que lo sepas.

No sé si esperar respuesta por tu parte, según te tomes mis letras. Espero que no seas rencoroso y sí empático, comprensivo, que rebusques entre tus alforjas y mires si hay algún cargamento más liviano que lleve mi nombre escrito…

Mientras tanto, no me queda otra que, como Atlas, aguantar el peso, la carga que me ha caído encima. Soy fuerte, no te lleves a engaño porque me veas llorar por las esquinas. Vengo de una raza de Titanes. Aquí estaré. Seguiré plantándote cara, que quede escrito.

Irremediablemente atada a ti…

Foto: Aitor Texto: Edurne

lunes, 1 de noviembre de 2010

ESPERO


Siento pesado el llanto que agoniza en mis entrañas.
Como si la bilis rebosara los límites
de una ciénaga fría y oscura.
Nada que hacer.

Arenas movedizas acechan
por los límites de mi cordura,
levantan polvaredas de rabia apolillada,
de amenazas dormidas.
Mientras, el pájaro de la noche sobrevuela mi sueño,
lento,
en silencio,
vigilante…

Voces que nacen del centro de mis miedos
avanzan sin temor hasta la puerta de mi casa.
Las oigo,
las siento,
las veo...
Cierro puertas y ventanas.
No quiero su compañía.
¡No!
Que nublan mi mañana y
derriban mis murallas.

Detrás viene ella.
La noche.
La que rodea mi alma
con su espeso manto,
la que mece mi entendimiento con tristes cantos,
antiguas nanas pobladas de olvido.
Me resisto.
No las oigo.
¡No!

Espero el día con ansia reprimida.
Espero el canto de los gorriones
y las risas de los niños.
Espero…

Foto: Aitor Texto: Edurne

jueves, 21 de octubre de 2010

DE NUEVO AL HOSPITAL



De nuevo nos vemos en la situación de hospitalizarnos, todos, aita y los demás.
Para cuando ustedes lean esta entrada, nosotros ya estaremos allí, esperando a que esta vez las cosas salgan bien de verdad, y nos dejen tranquilos de una vez.

Siete meses. Tres operaciones. Y todo por el error, por el fallo de un profesional al realizar una prueba diagnóstica. Si alguna vez tienen que realizarse una “colonoscopia”, tengan cuidado, mucho cuidado, pueden perforarte el colon y ponerte ante una situación de peritonitis fecal aguda, y estar a punto de irte al otro barrio. Y eso, si se dan cuenta y actúan a tiempo, y si no surgen complicaciones y... Esa situación no se dio en el caso de mi aita y por eso estamos aquí, ¡otra vez!

Sabrán ustedes hacerse cargo y disculpar mi ausencia de la Orilla y de sus casas. Espero que esa ausencia sea corta, porque será un buen síntoma.

Gracias por sus buenos deseos, que sé que me los demostrarán, como en marzo, y por estar aquí, sus huellas y sus pasos silenciosos así me lo hacen saber.
Nos agarramos a la vida, en esta familia somos unos luchadores. Cruzaremos los dedos y nos encomendaremos a quien haya que encomendarse, ¡que son tres intervenciones en una las que le tienen que hacer!

Un beso enorme para todos, y de nuevo ESKERRIK ASKO!

Imagen: Internet

domingo, 17 de octubre de 2010

DESDE MADRID CON AMOR (Crónicas del Foro XXXIV)































Puente del Pilar. Viernes 8, seis de la tarde, estación de Termibús Bilbao. Doce y cuarto de la noche, Intercambiador de Avenida América, Madrid. Obras en la zona de Lerma (llevan así desde el verano), y por eso la demora. La vuelta del día 12 resultó normal.

El sábado cayó el diluvio universal sobre Madrid, y mientras, en Bilbao, lucía el sol (nunca nos ponemos de acuerdo). ¿Qué hacer, por dónde empezar esos cuatro días de asueto? De lo previsto, nos “liquidamos” dos de esas actividades, además, para el tiempo que teníamos, lo más apropiado: Exposiciones.

La primera parada tuvo lugar en la Fundación Mapfre, sita en el Paseo de Recoletos. Una sugerente exposición que reunía una buena muestra de la Pintura americana del siglo XX. De los artistas allí representados, para mí, el más conocido era, sin duda, Edward Hopper, bueno, y también Mark Rothko. Merece la pena acercarse hasta el edificio de la Fundación Mapfre y disfrutar con esta selección.
Y en el sótano, una exposición de fotografías en blanco y negro de John Gutmann, un fotógrafo alemán que desarrolló la mayor parte de su carrera en EE.UU desde el año 1.934, en que llegó a San Francisco como corresponsal de prensa. Si son ustedes amantes de la fotografía, y más de la fotografía en blanco y negro… ésta, es su exposición, se lo aseguro.

Al salir de la Mapfre, seguían cayendo chuzos de punta. Una carrerita, cruzar el paseo de Recoletos, y justo, enfrente, se levanta imponente el edificio de la Biblioteca Nacional. Se le ponen a una los pelos de punta sólo de pensar la cantidad de libros, de incunables, de… saber en definitiva, encerrados entre sus muros.

Hace cien años que nació en un pueblo de Alicante, Orihuela, un niño llamado Miguel Hernández, que más adelante se convirtió en un joven que cuidaba cabras y que escribía poemas, y más adelante todavía, fue el hombre comprometido que fue.
La exposición está llena de recuerdos, de manuscritos, de testimonios de familiares y amigos, de dibujos, certificados de su paso por las cárceles españolas…

CANCIÓN ÚLTIMA

Pintada, no vacía;
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

Y salí con un libro de la Biblioteca, comprado en la tienda-librería, claro.

Dejó de llover al día siguiente y los paseos madrileños nos llevaron por la calle Segovia, subida hacia Las Vistillas por la Cuesta de los Ciegos. Encuentro con la Violetera, saludos de rigor y foto, ¡cómo no!
Y al adentrarnos en el Madrid de los Austrias, el que a mí más me gusta, nos mezclamos con la infinidad de turistas que admiraban lugares, rincones, estatuas… La Plaza Mayor y aledaños, La Plaza de la Villa, el Mercado de San Miguel. Más allá, el Palacio Real o de Oriente, el Teatro Real, los Jardines de Sabatini, los restos de la antigua muralla islámica de Madrid, rodeando la zona donde hoy se ubica la catedral de La Almudena…
Por esta zona pueden verse artistas y buscavidas de todo tipo: fotógrafos-minuteros, los de la antigua usanza, barquilleros ataviados con el traje típico de chulapo, actores “descabezados” intentando llamar la atención de los transeúntes, músicos callejeros pero de una factura y formación clásica que ya ya…
Hay un pequeño café al llegar a la parte delantera del Teatro Real, justo donde acaba la calle Arenal que empieza en Sol. Pues ahí se encuentra, como decía, un pequeño café, el Café del Real, porque está en la plaza de la Ópera (ahora patas arriba) y frente al Teatro real, de lo más recoleto y curioso.
También hay otro paseo por la zona de Sol, subiendo por Carretas o Montera, que ahora ya no sé si estoy a la izquierda o a la derecha… ¡jajajaja! Bueno, ¡yo siempre a la izquierda!
A lo que iba, entrando por la calle Cádiz, hay un remolino de locales, donde se está la mar de bien, a nosotros nos gusta mucho uno en especial que se llama “Malaspina”, por el navegante y descubridor Malaspina, tiene un encanto especial, no sé… y por eso lo comento; pero de ahí se arranca a otros muchos en ese radio de acción, a cual más acogedor.
Y otro día paseando por los rascacielos de la Plaza de España, y visitando el monumento a Don Miguel de Cervantes y sus Don Quijote y Sancho Panza. Y en una de éstas, nos encontramos sin pensarlo en el rodaje de una peli, en plena zona de Callao. Y también el comboy de los Borbones y demás personalidades que pasaba por allí, por la Gran Vía… así, sin comerlo ni beberlo, ya les digo.

El sol lució tímido en ocasiones y un poco más descarado en otras, pero siempre con pañuelito al cuello, que se le veía al hombre cara de resfriado…

Los viajes, ya saben ustedes, me cunden mucho a mí para los asuntos lectores. En esta ocasión han sido dos los libros traídos, leídos y llevados. A saber:
Hay ciertas cosas que una no puede hacer descalza” de Margarita García Robayo, joven autora colombiana residente en Argentina a la que yo no conocía ni de pasada. Relatos cortos, en este libro, nueve, nueve nombres de mujer, nueve historias, que, en algún momento, tienen un nexo en común. Muy agradable de leer. Narra las realidades, las situaciones más cotidianas de mujeres de distinto estatus social y cultural.
Y de nuevo el maestro Delibes. “El camino”, un clásico de la pluma del vallisoletano. Me encanta Delibes, no puedo negarlo, ustedes ya lo saben. Me gusta la forma que tiene de trazar los personajes y las situaciones. Recomendables ambos dos.

Mientras escribo, escucho a Vivaldi, otro de mis favoritos. “Las cuatro estaciones”. No sé la de discos cedés y cintas cassettes de esta obra que habrán pasado por mis manos. Las machaco, literalmente.
La música de Vivaldi va unida en mi experiencia vital a mis años de Magisterio. Estudiaba con sus Cuatro Estaciones a todo volumen, los Allegro y demás movimientos me lanzaban los conceptos sin que me diera tiempo a pensarlo, ¡jajaja! Toma, uno, otro...
Y otro recuerdo musical relacionado con los estudios, es el de Ray Charles. Con él estudiaba cuando hice Historia, sobre todo la asignatura Historia Medieval, de maravilla. Y ya ven ustedes la relación que puede tener el amigo Ray con la Alta y la Baja Edad media… ¡nada! Pero a mí, me solucionó el problema.

Y bueno, estas Crónicas iban a ser breves, pero parece ser que la “diarrea” tecleadora me ha invadido y aquí me tienen, en esta tarde dominical un tanto extraña, que si se nubla, que si llueve, que si sale el sol, que si sí, que si no… que caiga un chaparrón, con azúcar y turrón…

Hasta aquí han llegado mis Crónicas del Foro de este mes. Ahora, mucho me temo que habrá un parón, espero que corto, pero las circunstancias familiares me van a retener en Bilbao durante un tiempo. Ojalá que todo transcurra bien y la vida pueda ser retomada lo más normal que la dejamos, ¡claro que de eso hace casi un año ya!

Que disfruten de las fotos y de las recomendaciones, todas hechas con mucho cariño y desde mi punto de vista siempre, que no tiene por qué ser el de los demás.
¡Que ustedes disfruten del otoño, o de la primavera, pero en definitiva, de la vida!


Pd: Alguna foto se me ha "escapado" y no aparece en el orden que debiera... ustedes disculpen.
Fotos: Antonio y Edurne. Folletos: de las Exposiciones. Poema: Miguel Hernández. Recorte prensa: El País cultural. Escaneados de libros y música de Vivaldi, más tarjeta del “Malaspina": Edurne