Anoche desperté en
medio de un sueño.
Abría los ojos despacio,
tenía miedo y
no veía nada.
Tuve que encender la
luna y una estrella.
Todo para ver cómo
mis manos se
alargaban
—sin razón alguna—
y actuaban por
libre.
Miraba cómo crecían,
cómo buscaban
—no sé el qué—,
y cómo se iban…
Yo no era yo.
Y de pronto,
tú.
Tú al final de un
camino.
Tú, sí.
Tú eras tú.
Eran tus ojos,
era tu sonrisa,
eran tus manos,
y también tus mentiras…
Las manos volvieron
a mí.
Taparon mis ojos,
cerraron mi boca,
ahogaron tu nombre y
lo apretaron contra
mi pecho.
Estalló.
Y yo en mil pedazos,
con tu nombre
entre mis manos
mientras tú me mirabas.
Nada.
Yo convertida en
polvo
que te rodeaba y
tú que no me
sentías.
Anoche desperté en
medio de un sueño.
Tenía las manos
pegadas al pecho,
y tu nombre,
—vómito de dolor—
cubría mis sábanas.
Lo recogí,
me tapé con él,
cerré los ojos, y
me volví a dormir.
Pintura (boceto): . Texto: Edurne