lunes, 31 de enero de 2011

DIARIO DE UNA MUJER (III)


Jueves 14 de octubre de 2010

11:57
Hoy me he puesto un rato al ordenador. No es que yo sea un lince con estas cosas, pero cuatro cosillas ya he aprendido.
Anoche estuve pensando mucho. No me podía dormir y empecé a pensar en mi nombre, en por qué me pusieron este nombre. Y me dio por ir hacia atrás en la historia de mi familia, más bien en la historia de las mujeres de mi familia. Y me he dado cuenta de la importancia de los nombres. Hasta ahora no me había percatado de ello, o al menos no me había dedicado a pensarlo tanto tiempo.

El caso es que yo me llamo Purificación, María Purificación, por mi tía Pura, la hermana mayor de mi madre, y que además es mi madrina. Una vez le pregunté a mi madre que por qué no era Nieves la que se llamaba Puri y yo Nieves… Que vaya cosas, me dijo, que la hija mayor, o sea, mi hermana Nieves, se llamaba como la madre, y claro, mi madre se llama Nieves, así que a mi hermana le tocó el privilegio. Yo, me tuve que conformar con el nombre de mi tía, por otro lado, un encanto de mujer, aunque el nombre, Pura, suene así como… fuerte, ¿no? A mí nunca me han llamado Pura, aunque cuando sea muy mayor, a lo mejor adopto la forma: Doña Pura García.
Con mi nombre lo he probado todo, a saber: Puri, María Purificación, Purita, Puritxu, Mari Puri, Purificación… menos Pura, ya digo.

Bueno, volviendo a los nombres femeninos de mi familia… queda mi hermana Blanca, la pequeña. Somos tres hermanas, y ahora que lo pienso, creo que me hubiera gustado tener un hermano, al menos uno, como mis hijas, ellas son dos y tienen a Jorge, al bueno de Jorge, porque, aunque sea amor y pasión de madre, Jorge es un niño encantador, y además guapísimo, con esos ojos color miel siempre sonrientes… ¡ay, mi niño!

Ya, ya me he despistado otra vez. ¡Mari Puri, retoma el camino! A ver, los nombres, Blanca, mi hermana… Pues eso, Nieves, Purificación y Blanca. ¿Lo harían con alguna intención mis padres? Lo de ponernos nombres tan… “blancos”, ¡digo!
Y nada, que he tecleado en el ordenador: “significado del nombre Purificación”, y esto es lo que he encontrado, bueno, había más, pero esto era así en plan resumido:

Nombre: Purificación
Significado: Pureza.
Origen: Latín
Sexo: Mujer
Según Numerología:
Muy intuitivo y clarividente, desea utilizar positivamente su carisma personal; realizar en cierto modo, un papel de guía espiritual


Pues vaya, seguro que si me pongo a indagar, descubro un montón de cosas. Eso del papel de “guía espiritual”, me ha dejado un poco descolocada, porque viene a cuenta de que, supuestamente, yo debo tener un cierto “carisma personal”… nunca lo había pensado, ¡a ver si voy a tener cualidades ocultas y todavía no me he enterado!

Pero bueno, yo sigo con mi runrún de hoy, el de los nombres, y es que estoy pensando en eso, en la intención que tendrían mis padres, que podía ser la misma que mis abuelos, porque ellos tuvieron dos hijas: mi madre, Nieves, y mi tía Pura, y un hijo, mi tío Cándido. Y, si voy un poquito más atrás, me encuentro con que mi abuela se llamaba… ¡Clara! Y su hermana, mi tía abuela, Inmaculada. Ahí, ahí les he pillado, que por ahí parece que ya estaba la cosa bastante… ¡clarificada! Voy a tener que interrogar a mi madre más a fondo sobre el tema, está “claro”, porque me ha picado el gusanillo y hasta que no dé con alguna pista o respuesta, no voy a parar, lo sé, que me conozco, ¡menuda soy yo!

¡Huy, si ya se me está echando la hora encima y todavía no he preparado la comida! Esto de pensar qué comida poner cada día, comprarla, hacerla… ¡es un quebradero de cabeza! Porque, claro, a uno no le gusta esto, la otra se queja de que ya hemos comido lo mismo hace tres días, la otra, que está a dieta o qué sé yo… y no se dan cuenta de que vienen a mesa puesta, que no tienen ni que pensar, ni que comprar ni que hacer… ¡y ni que fregar! Voy a rebelarme un día de estos, y entonces, ¡ay, entonces, amigos míos, os vais a enterar de lo que vale un peine! Sí, yo mucho digo, pero luego, nada hago. Las cosas van a tener que cambiar.

¡Y por hoy, finito la comedia!
Mañana o… ¡más y mejor!

Hasta dentro de poco, cuaderno.

Puri

Foto y Texto: Edurne

viernes, 28 de enero de 2011

GUARDO TU ESPACIO


Estoy guardando tu espacio
en el hueco de mi paseo desorientado.
Ahí estás tú, aunque ni el aire te sienta.
Ahí, éter entre gotas de olvido
y sombra escondida.
Nunca te he buscado,
nunca te he llamado…
Sé que estás, y eso me basta.
Yo me siento y guardo tu ausencia
palpándola entre las costillas
de mi risa extraviada.
Mientras,
soplo a través de rendijas de fuego calcinado
y busco la huella de un sueño
que un día encontré en un viejo banco,
por todos ignorado.


Foto y Texto: Edurne

miércoles, 26 de enero de 2011

DIARIO DE UNA MUJER (II)



Lunes 11 de octubre de 2010

22:20.
Ya lo saben, hoy les he dicho que estoy escribiendo mis cosas en un cuaderno.
“¿Un diario?” me ha preguntado Patricia, y acto seguido me ha dicho que soy una cursi, que a mis años no pega. Yo le he dicho que no hay edad para nada, y que a ella, el que yo escriba o no un diario, no tiene que importarle. Me ha dicho que si era por su causa lo de ponerme a escribir, que seguramente hablaría de ella, de las peleas que tenemos…
Entonces le he contestado que no se piense que es la única persona que hay en mi vida, ni lo más importante, que en mi vida, hay y ha habido mucho más, antes, durante y después de ella.
Se ha quedado un poco cortada, durante cinco minutos no ha sabido qué contestar, con qué atacar para dejarme en ridículo, su pasatiempo favorito en los últimos tiempos. Y como he dado media vuelta y me he ido a la cocina, no sé si ha seguido con la letanía. He decidido que no me va a importar nada de lo que me haga y me diga. No me voy a desentender de mi papel de madre, pero voy a tratar de ponerme un escudo, de asomarme al balcón, como dice Mamen, y verla desde ahí arriba.

Parte de razón no le falta a Patricia, este cuaderno ha cobrado vida gracias a ella, a los malos tragos que estoy pasando por su culpa. No sé si debo utilizar la palabra culpa, a lo mejor no es ella la única culpable de esta situación. A lo mejor hemos llegado hasta aquí por un cúmulo de desencuentros o desaciertos en su educación… ¿Pero quién puede saberlo cuando tus otros dos hijos han salido modélicos? ¡Qué difícil es! Y qué mal lo estoy, bueno, lo estamos pasando, porque estoy segura de que mi hija, aunque vaya de chulita por la vida, también está sufriendo, y se siente desorientada. Lo malo es que es incapaz de pedir ayuda, ¡y yo ya no sé qué hacer!
Bueno, sí, algo sí he sabido hacer: pedir ayuda. Necesito ayuda para mí para después poder ayudarla a ella. Y sé que no estoy sola en esto. Alfredo está muy confundido, también lo está pasando fatal. Y Marta y Jorge, que no pueden acercarse a su hermana, los rechaza de plano, los ve como enemigos y aliados del “Gran Castrador”, o sea, de mí, su madre.

¿Cómo hemos llegado a esto, cómo, Dios mío?

Ahora no puedo seguir, se me han implado los ojos y estoy a punto de tener uno de esos ataques de llanto que tanto me rondan. Lo dejo. No puedo más...

Foto y Texto: Edurne

lunes, 24 de enero de 2011

DIARIO DE UNA MUJER (I)



Viernes 8 de octubre de 2010

Al final han pasado tres días desde que me lancé a esta aventura de escribir(me). Han pasado tres días porque le he estado dando muchas vueltas al tema. Por un lado, al releer lo que puse el otro día, me ha entrado un poco de vergüenza, una sensación así como de verme descubierta, pillada en algo raro… Sé que es una tontería, pero bueno, como no estoy acostumbrada y todo es nuevo para mí, pues imagino que sí, que será normal que me sienta extraña.

Cuando Mamen me animó a escribir mis cosas, todo lo que pasaba por mi cabeza, mis sentimientos, las alegrías, las rabias contenidas, todo, pues… después de unos momentos de pensarlo, le dije que sí, que a lo mejor era una buena idea. Y esa misma tarde fui a comprarme un cuaderno, pero no uno cualquiera, me metí en el Corte Inglés y estuve casi media hora trasteando entre todos los cuadernos, hasta que di con éste. Y ahora, me parece una tontería, total, qué más dará que un cuaderno tenga las tapas de cartón o de cuero, que sea de papel normal o reciclado, que tenga espiral o que se ate con una gomita… Y el bolígrafo, lo mismo. No, no podía escribir con un Bic de toda la vida, se me antojó uno especial, ¡ni que fuera a lanzarme a una aventura literaria o a presentarme a un concurso de cuentos!

Y luego, ¿dónde guardarlo? Porque, claro, no voy a dejarlo por ahí, a la vista de todo el mundo, arriesgándome a que lo lean, o que lo aparten, lo dejen en algún sitio en el que no lo encuentre… ¡O a que se rían de mí, si se enteran de que estoy escribiendo un diario, vamos!
Al final, he decidido guardarlo en mi cajón de las mudas, y ahí está entre bragas y sujetadores, casi me río de mis apuros, ¡seré tonta!

Y luego también me han asaltado las dudas de cómo empezar a escribir cada día. Lo primero que se me viene a la cabeza es lo de: “Querido diario”, una fórmula de lo más cursi, pero no lo puedo remediar, es lo primero que se me ocurre.
Ahora mismo acabo de volver a leer lo del martes y no, no puse nada especial… empecé como si estuviera escribiendo para que me leyera alguien, cuando soy yo la única lectora, tiene gracia, ¿no? La única novedad es que hoy he puesto la fecha, mira, eso sí me parece bien, porque así, sé lo que escribí tal o tal día… ¡Suponiendo que siga con esto!

Según escribo se me van ocurriendo cosas, o sea, que se me agolpan las ideas, los recuerdos, las ganas de contar esto o lo otro… no sé si seré capaz de ordenarme y seguir un camino lógico.
La hora, creo que no estaría mal poner la hora en la que escribo. Lo digo porque lo mismo me asaltan las ganas de escribir a las dos y media de la tarde porque me ha ocurrido algo, o son las doce de la noche cuando, antes de acostarme, me pongo a repasar los pormenores del día…
Bueno, pues ahora mismo son las 17:13 y estoy sentada en el sofá, frente a la tele, a la que he quitado el volumen. Estoy sola, todavía no ha llegado nadie y me ha parecido un buen momento para retomar este experimento.

He parado cinco minutos. Me he levantado, he ido a la cocina, me he preparado una taza de Colacao, me encanta el Colacao, y me la estoy tomando a poquitos. Me estoy animando.
Cuando le conté a Mamen que me había atrevido, se puso muy contenta, me animó a que no lo dejara ningún día, sobre todo al principio. Pero como ya digo, he tenido mis momentos de debilidad. Ánimo, Mari Puri, es que mi abuela siempre me llamaba Mari Puri, y cuando me quiero dar ánimos, me llamo Mari Puri. Pues eso, que me he dicho: ¡ánimo, Mari Puri!
¡Y aquí estoy!

Muchas veces me he preguntado por qué dejé de estudiar, por qué no seguí y me quedé en las puertas del COU. Mamen, en cambio, siempre tuvo muy claro que quería seguir estudiando, aunque tuviera que trabajar y estudiar por las noches. Y yo la admiro por ello. A mí me entró una especie de… no sé cómo decirlo, de parón estudiantil, de tontería adolescente, estuve unos meses intentando convencerme a mí misma de que estudiar no era para mí, además no había nada que me llamara especialmente la atención, así que, para calmar los ánimos en casa, me apunté a un curso de Mecanografía, luego hice otro de Corte y Confección… y como se presentó la oportunidad de lo de la tienda, ahí se quedaron mis dudas. Ya estaba trabajando, me sentía mayor porque llevaba un sueldito a casa, y digo sueldito porque es lo que era, mis hijos se ríen cuando les digo lo que ganaba: ¡cinco mil pesetas de entonces!

Sin darme cuenta, me he liado y el Colacao se me ha quedado un poco frío, no importa, también me gusta así.
Si al final va a tener razón Mamen, y seguro que mi hermana Nieves también, nunca he hablado con ella de sus cuadernos, algún día de estos tendré que hacerlo, será interesante lo que piensa. Creo que nunca me ha dicho nada porque sabía que a mí me entraba la risa con lo del cuaderno y escribir todas las noches. Voy a tener que pedirle perdón.

Las 17:45. ¡Caramba, a lo tonto a lo tonto, llevo un buen rato enfrascada en esta tarea! ¿Será que me está enganchando, que me estoy encontrando “libre”, como dice Mamen?
Los psiquiatras de la Seguridad Social no te dicen nada de esto, ellos te mandan pastillas y hala, vuelva dentro de dos meses.
Ya salió, salió la palabra psiquiatra. ¿Estoy preparada para hablar de ello o tal vez es mejor esperar a coger confianza conmigo misma, porque, de eso se trata, no?
Mejor esperamos. Un día, dos, tres… (¿?)

Hasta entonces, cuaderno.

Puri


Foto: Pillada en la Red Texto: Edurne

sábado, 22 de enero de 2011

DIARIO DE UNA MUJER (El Principio)


La verdad es que no sé muy bien cómo empezar, es la primera vez que escribo un diario.
Bueno, tal vez lo mejor sea hacer una presentación en regla, como si de verdad estuviera hablando para un público, aunque sea irreal, ya que eso es lo que me ha recomendado Mamen.

Me llamo Purificación García, ya, ya sé que alguno podría hacer el chiste fácil: “¡Anda, como la diseñadora ésa!” Y sí, ya sé quién es la famosa Purificación García, que ya he visto alguna tienda con su nombre por ahí, por el centro… con unas ropas imposibles, imposibles de pagarlas y casi de vestirlas. Pero no, yo soy la otra Purificación García, Puri para la familia y los amigos.

No soy nada del otro mundo, es decir, no soy una mujer despampanante, no estoy mal, dicen que soy resultona, vamos, del montón hacia arriba. Tengo cincuenta y dos años, estoy casada y tengo tres hijos. Ahora no trabajo, bueno, no trabajo fuera de casa, porque, trabajar, lo que es trabajar… como una mula, ¡y las veinticuatro horas del día sin parar! En mi juventud, y hasta que nació Martita, estuve muchos años de dependienta en una tienda de telas. Entré a trabajar con dieciséis años, porque lo de estudiar no era para mí, o eso me parecía entonces, y como no se podía estar así, a comer la sopa boba…

“Tejidos Samarkanda”, que seguro que mucha gente sabe de qué tienda estoy hablando, es una institución en esto de las telas, por lo menos tiene más de cien años la empresa, porque cuando yo entré allí, los mostradores eran antiquísimos, aunque no les hacía falta reforma alguna pues la tienda siempre estaba llena. También es verdad que eran otros tiempos, todavía se llevaba lo de la confección a medida y había muchas modistas en la ciudad, yo creo que en cada portal había alguna, en el mío al menos la había: Pita, ¡pues no nos hizo ropas a mis hermanas y a mí, y a mi madre y a mi tía…! Y yo misma estuve en un tris de convertirme en modista, porque hice un curso de Corte y Confección, que, todo hay que decirlo, se me da muy bien lo de cortar y coser. Lo que pasa es que no tuve el arranque suficiente y luego como me puse de novia con Alfredo, pues, lo que pasa, que todo queda en nada.

Pero, a lo que íbamos, que me parece a mí que ya me he ido por los cerros de Úbeda. Mi amiga Mamen me ha recomendado esto del diario, que dice que ella también escribe uno desde hace muchísimos años, cosa que ignoraba, porque yo le he comentado en alguna ocasión que mi hermana Nieves escribe uno desde que tenía diecinueve años, o sea… lo menos lleva treinta años escribiéndolo, tiene muchísimos cuadernos, pero cuando digo muchísimos, es que son muchísimos, y ella, Mamen, nunca me ha hecho el menor comentario acerca de que también tiene uno. Y a mí siempre me ha parecido como una tontería esto del diario, ¡para qué le vas a contar a un cuaderno lo que has hecho ese día! Pues va a ser que no, que no es ninguna tontería. Si sigo indagando, seguro que casi todo el mundo me va a decir que también escribe un diario…

Voy a tener que ordenar esta presentación, pero mejor lo dejo tal cual, o sea, espontáneo. Vamos a ver, me he presentado así por encima, he dicho que estoy casada, y que mi marido se llama Alfredo, y que una de mis hijas se llama Martita, la mayor. Marta tiene veintiséis años, Jorge, el único chico, veintidós y Patricia, la pequeña, diecisiete, y ésta es la que más quebraderos de cabeza me está dando. ¡Ay, Señor, los hijos!

Ya me he quedado atorada, si sabía yo que al empezar a hablar de esto se me iba a hacer un nudo en la garganta y… ¡adiós!
Pero no, voy a tratar de sobreponerme y seguir con esto de mi vida.
¿Qué por qué estoy escribiendo un diario de mi vida? Pues más que nada por lo de liberar fantasmas, es lo que dice Mamen, y seguro que tiene razón, por lo de soltar lastre, aligerar la angustia y la ansiedad, ver los problemas un poco desde el balcón, verbalizarlos y minimizarlos… Todas estas palabras me las he aprendido ahora, y es que Mamen es listísima, y de esto sabe mucho. Ella es maestra y la psicología le gusta mucho. Mamen es mi amiga desde que teníamos doce años. Ya ha llovido, sí, pero siempre hemos sido amigas, siempre. Yo me fío totalmente de Mamen.

A lo mejor para ser la primera vez ya vale, ¿no? Es que noto como que se me están subiendo muchas cosas por el estómago, y la cabeza anda un poco acalorada y el corazón acelerado…
Tengo que buscar una fórmula para empezar a escribir cada día. Esto más bien me parece que es como hablarme a mí misma como si fuera una desconocida, y como si me fuera enterando de cosas que me han pasado y me están pasando, pero como si no fuera yo la que las está viviendo… No sé si me explico, bueno, yo me entiendo, ¡creo!
Entonces, ¿lo dejamos para mañana o… pasado mañana?
Ya he empezado, que era lo más difícil. Voy a llamar a Mamen y contarle.
¡Hasta mañana, cuaderno!

Puri

Pintura: de una imagen pescada en la Red Texto: Edurne

miércoles, 19 de enero de 2011

UN MAR DE LIBROS




Bueno, pues ya estoy aquí otra vez con mis libros itinerantes. Ya saben ustedes que mis recomendaciones son “caseras”, se basan única y exclusivamente en mis gustos y apetencias, en mis descubrimientos…
Tenía pensada esta entrada para lanzarla al éter en el periodo vacacional, por aquello de regalar o regalarse un libro, o dos, o tres…
Y al final, se pasó el tiempo “obligado” de regalo, pero, como nunca es tarde si la dicha, o mejor dicho, la lectura es buena, aquí les dejo unas reseñas bastante apetecibles. Además, les voy a poner un enlace por cada uno de los libros, en esta ocasión ¡siete libros, siete!
Algunos los tengo acariciados, husmeados, medio leídos, otros, paseados, envidiados...
¡Vamos allá!


* “RIÑA DE GATOS” de Eduardo Mendoza.
Este libro me lo regaló mi hermano por mi cumple, lo tengo bastante avanzado, y les puedo decir que merece la pena. Mendoza tiene mucha habilidad entre sus dedos, y el Premio Planeta, en esta ocasión, creo que ha sido merecido. Aquí va el enlace para saber más:

* “LA EVOLUCIÓN DE CALPURNIA TATE” de Jackeline Kelly.
Esta obra me la recomendó mi amigo Landa cuando “colgué” la anterior crónica literaria. Automáticamente me fui a la librería y lo compré. Al día siguiente me presenté en clase con él y empezamos a leerlo. He conseguido que unos cuantos se lo hayan agenciado estas navidades. Delicioso. Y aquí el enlace correspondiente:

* “CHÉJOV COMENTADO” una edición de varios autores, en la que cada uno comenta un cuento de Chéjov.
Soy una entusiasta del cuentista Chéjov, y si ustedes tienen curiosidad por el cuento y más por la forma magistral de llevarnos al mundo que describe el maestro ruso… pueden empezar con este libro. Y para buscar más información, aquí abajo:

* “EL ARTE DE LA RESURRECCIÓN” de Hernán Rivera Letelier.
Otro premio, esta vez el Alfaguara de Novela. Conocía a este autor chileno de oídas, pero nada más. Me parece a mí, que la virtud de este hombre radica en su estilo fresco y directo, algo que le da su propia experiencia. Rivera Letelier fue “cocinero antes que fraile”, es decir, sus historias mineras están basadas en su propia vida, él mismo fue minero en el norte de su Chile natal. Un poco más acerca de la novela por aquí:

* “¡VIVIR!” de Yu Hua.
Completamente desconocido para mí este autor chino, hasta que un día, en una de esas incursiones libreras a las que tan aficionada soy, descubrí al niño sonriente de la portada. Me llamó la atención y volví a por él. Ya saben, seguí al pie de la letra el ritual de acercamiento a un libro: cogerlo, tocarlo, mirarlo, leer la contraportada, echar un vistazo al interior, leer algún párrafo, olerlo… y hala, ¡que me lo llevo!
Confieso que todavía no he tenido tiempo de leerlo, espero hacerlo pronto. Mientras tanto, por aquí va una reseña más a fondo:

* “DESAYUNO EN TIFFANY’S” del inigualable Truman Capote.
Bueno, seguramente que casi todo el mundo habrá recodado la película basada en esta novela, y que lleva por título “Desayuno con diamantes”, protagonizada por una elegantísima Audrey Hepburn, y el atractivo Georges Peppard. Yo, me uno a los que la han visto y no han leído el libro, cosa que prometo hacer pero… ¡ya!
Me hice con el librito en la última “Cata de libros” del Taller, actividad muy curiosa e interesante de la que ya les hablaré a ustedes en alguna otra ocasión. Y aquí tienen una reseña más acerca de la novelita:

* “EL FABULOSO MUNDO DE NADA” de Javier Mije.
Y para terminar con estas crónicas de hoy, les quiero traer un libro de relatos cortos, editado en Acantilado, una editorial que goza de todo mi favor, y que se lee muy pero que muy bien, pero por todo, porque el autor ha puesto mucho de su parte en que así sea. Tampoco lo conocía, pero los libros de esta editorial me atraen sobremanera y doy casi por sentado que me van a gustar. Hasta el momento, nunca me han defraudado. Espero que si se animan, en este caso con este título, también den en el blanco. Más, por aquí:
Y no me queda más que desearles, como siempre: ¡Buena lectura!"

Fotos: Edurne Enlaces: buceando en la Red de redes.

domingo, 16 de enero de 2011

MÁS CORNÁS DA EL HAMBRE (Replay)


Martín Serrano, “Martinete”, tomó la alternativa en plena feria de San Isidro, un 15 de mayo, día del santo patrón. Había luchado mucho para llegar hasta allí, para estar en esa plaza de Las Ventas y ser introducido en el Parnaso de los toreros, en el templo de la sacrosanta Fiesta Nacional. Y había peleado para que fuera de la mano de su admirado “Pepín de Ronda”, sin lugar a dudas, el maestro de toda una generación de jóvenes matadores como él.
Aquella tarde, jueves, lucía un sol espléndido, orondo y bonachón. El cielo, raso, libre y azul, sonreía desde su púlpito y mandaba su enhorabuena.“¡Más cornás da el hambre!”. Esa frase era como un catecismo aprendido a fuerza de eso precisamente, del hambre. De donde él venía, conservaba consigo una maleta llena de estrecheces, de fantasmas, de miedos y sobre todo, de hambre, hambre de todo tipo.

Miró al cielo desde la amplia ventana del quinto piso del Hotel Puerta de Toledo. Le pareció que alguien le sonreía desde allá arriba. Serafín le ajustó la torera y de paso, el tiempo.
- ¡Andando, maestro, que ya es la hora!
Y como un padre, lo acogió en su pecho con un fuerte abrazo. Martín suspiró hondo y lanzó una mirada hacia el pequeño altarcito dispuesto sobre la cómoda: velas, imágenes de la Vírgen de la Paloma, de Sta. Bárbara y de ese San José, que como su propio padre fue un hombre resignado a los mandatos de la vida.

Madrid vestía de gala, y en aquel año que corría, 1973, la Fiesta se vivía no sólo como un orgullo, un derroche de virilidad y espíritu nacional, sino también como una huída. Una huída hacia adelante, sin retorno ni posibilidad de marcha atrás.

Martín era un hombre hecho a sí mismo, y que a pesar de sus escasos años, ya había caminado por las oscuras sendas de la desesperanza. Pero aquella tarde, el mundo le sonreía. Todos esperaban lo mejor de él, no les podía defraudar.
Vestía de oro y grana, y con ese cuerpo prodigioso, su imagen reflejada en el espejo de la habitación, era como la réplica del mismísimo Apolo que hubiera bajado del Olimpo de los dioses a mezclarse con los mortales, en una tarde de sangre y arena…

El hall del hotel estaba repleto de periodistas y curiosos. Martín Serrano, “Martinete”, había suscitado gran interés no sólo entre el público y entendidos en la Tauromaquia, sino también en la sociedad en general. El caso “Martinete” era singular: su propia vida, la forma en que llegó al mundo del toro, su originalidad e innovación en el arte de Cúchares, la valentía y arrojo que había demostrado en su corta pero fecunda experiencia como novillero… Todo eso hizo que despertara la simpatía y admiración de todo el mundo, y que su salto a la categoría de los elegidos hubiera sido tan rápido y sorprendente. No había un solo rincón en toda la piel de toro donde no se hubiera oído su nombre alguna vez, donde no se hubiera hablado de él. “Martinete” era, representaba, al “héroe nacional”, aglutinaba en él todas las virtudes de una persona “como Dios manda”. Era el hijo que toda madre quisiera tener, el novio que toda chica soñaría como marido, el amigo noble y leal que cualquiera desearía. ¡No, no podía defraudar a todo un país!

Trató de esquivar a toda esa muchedumbre, de escabullirse a sus miradas… y como si fueran un único toro, los fue dejando atrás con todo tipo de suertes: “de costadillo”, “recortes”, “cordobitas”, “naturales”… Sólo le faltaba entrar a matar. Y para cuando sus pensamientos quisieron volverse negros como el tizón, viscosos y espesos como el petróleo, Serafín ya le había empujado dentro del coche que enfilaba derecho hacia Las Ventas.

La negra montera reposaba sobre sus rodillas, como el pasado que dormía en su interior y que empujaba por salir; la sujetó y miró por la ventanilla. La primavera estaba en su clímax, los árboles lucían su vestido renovado y le saludaban con fresca sonrisa. Serafín se percató de que algo sucedía y puso su mano sobre la de Martín.
- Tranquilo maestro, que todo va a salir bien.
Veía los pitones de aquellos Miuras que iba a torear embistiéndole sin piedad, una y otra vez… pero no eran los toros, eran sus penas, eran sus miedos, era su conciencia. No quería sentirse así y trató de disimular su arcada, el asco, el vacío en su cabeza, la nube en sus ojos… no quiso. No quiso, y pudo.

Llegaron a la Plaza, y el murmullo, el jolgorio de la calle estalló en su cerebro como una potente bomba. Dejó a un lado sus tribulaciones, con un hondo suspiro volvió su mirada hacia Serafín, y le dedicó una amplia pero triste sonrisa. Entró en la plaza protegido por los suyos, entre un escudo de capotes y monteras, con los aplausos de la muchedumbre arremolinada en las entradas.

El presidente de la plaza salió a recibirle. Le estrechó la mano, una mano grande, caliente y algo pegajosa; y con un leve empujoncito lo introdujo en la enfermería (qué comienzo, pensó). Allí estaba el cirujano de la plaza, Don Francisco Soto, una auténtica institución. Le dio un abrazo mientras sostenía un flamante Montecristo en su mano izquierda.
-Tranquilo muchacho, no hay de qué preocuparse, si ocurriera algo, estás en buenas manos.
Martín se estremeció, aunque le obsequió con una forzada carcajada.
- ¡Vaya cosas que tiene usted, don Paco!
Rieron.

Y allá, en el fondo, sentado en una silla, estaba José Sánchez, “Pepín de Ronda”, serio, enjuto, con los ojos bajos. Se puso en pie y caminó unos pasos hasta poder enfrentar su mirada con la de Martín, dejando al descubierto una gran cicatriz que cruzaba su mejilla derecha de norte a sur. Martín sintió cómo la emoción le cerraba la garganta y se apoderaba de su voz. El “Maestro” le sujetó por los hombros, esbozó una leve sonrisa y lo abrazó con una mezcla de rabia y desgarro.
- ¡Ánimo, maestro, que hoy saldrá usted a hombros y por la puerta grande!
Las lágrimas quedaron ahí, a punto de romper en diluvio. Fueron juntos a rezar y Don Julián, el capellán de Las Ventas, los bendijo con parabienes y mucha prisa.

Serafín y la cuadrilla estaban esperando en el callejón: El Toto, Juan, Sito y Manuel. Los capotes desplegados, haciendo pases ante toros imaginarios, citando con las banderillas a esos fantasmas que les esperaban en el coso de rubia arena. La música rompió el pesado silencio de sus pensamientos. Los alguaciles en sus caballos, vestidos con las galas propias, y detrás ellos, los protagonistas, el cartel completo: Armando Ríos, “El Rubio”, y sus hombres; José Sánchez, “Pepín de Ronda”, con su cuadrilla, y él, Martín Serrano, “Martinete”, con los suyos, dispuesto para su tarde de gloria.

Miuras. Los que esperaban en los toriles eran, ni más ni menos, que unos bravos y bellos ejemplares de la ganadería de Miura, los mejores, los más bravos, los más peligrosos. Al son de un pasodoble se abrieron los portones y la comitiva taurina irrumpió en la Plaza, cegada por el potente sol y con la bendición del Santo.

De aquella tarde ya no recuerda más, no quiere recordar más. Ahí termina esa parte de su vida, el punto de partida y el final de la historia. Nadie dijo cómo empezaría, ni cómo sería el final. Todas las conciencias del mundo se levantaron en armas en su interior. Todos los miedos y las mentiras. Y ahí es donde decidió poner punto y final a todo.

Desplegó su capote, obsequió con una “verónica” al público arrebatado que se lo comía con su entusiasmo, echó a volar el rojo reclamo y a la vez, giró con arte sobre sí mismo. Saludó al respetable. Y haciendo un profundo hoyo de rabia encendida en el coso de su vergüenza, con esas manoletinas que estaban destinadas a pisar orgullosas todas las arenas de España y Latinoamérica… salió por uno de los burladeros justo debajo de los tendidos de sol. Eran las seis y media de la tarde, la tarde de su ignominia. Acababa de deshonrarse y de ofender a todos aquellos que habían creído en él, que le habían apoyado y aupado hasta llegar allí. Pero ya era suficiente, ya había pagado con creces esa ayuda. Ahora había llegado su turno, ahora escupía su asco y su miedo a la Fiesta, lo escupía ahí, en esa arena que le reclamaba bravía.

Habían pasado los años. Su acto, cobarde para unos, valiente para otros, no pasó desapercibido, y no hubo mentidero en el que no se hablara de ello. Sí, habían pasado los años, y Martín Serrano rehizo su vida. Lejos, tuvo que marchar lejos, pero eso no le importó, nada le ataba, su deuda estaba saldada. “Martinete” quedó enterrado para siempre, allí, en el coso de los grandes, cubierto de sudor, de lágrimas, de vítores, de pitadas y sobre todo, de rabia, de mucha rabia.

Martín Serrano levanta los ojos del papel y mira por la ventana de su pequeña casa en Australia, la vista se pierde en el infinito. Pequeños puntos blancos que se mueven con tranquilidad, es el gran rebaño de ovejas de su vecino Fred. Vuelve a lo suyo. Se pone las gafas y sigue con la correspondencia. Esta vez tendrá que viajar a Japón, donde le invitan a dar unas charlas acerca del maltrato que sufren los animales. Martín, se ha convertido en un reputado activista por la causa animal, fundador de varias asociaciones, escritor de artículos, libros… Vive en paz con él mismo y con el mundo. Atrás quedó “Martinete”, que de vez en cuando le sonríe desde la oscuridad del olvido… y le brinda la faena de la tarde: “¡Gracias, maestro!”.


Postal: regalo de Lourdes a Silvia, préstamo de esta última Texto: Edurne (Entrada ya publicada anteriormente en este blog el 6 de febrero de 2008)
Aquí los comentarios que suscitó en su día la historia.

viernes, 14 de enero de 2011

HISTORIAS DE LA RÍA (IX)



























Pues aquí va una de Historias de la Ría rapidita. Tocaba una Crónica del Foro, pero como ya saben, al final, no pude ir y hubo que remodelar los planes. Lo más importante era mi aita, y por ahora parece que vamos volviendo al buen camino. Así sea.

El tiempo no estuvo mal. Enero está siendo bastante caluroso para lo que corresponde, y eso, deja libertad para pasear y callejear.

La mañana del día de Reyes, en mi barrio se celebra un Cross popular con una antigüedad de 33 años, si no estoy equivocada. En él toman parte muchísimos corredores, aficionados y casi profesionales. La primera parte está dedicada a los niños, y sinceramente, es enternecedor ver a criaturas corriendo, algunas de la mano de sus aitas porque claro…
Y la segunda parte es la de los adultos. Saqué alguna foto desde la terraza, pero algo pasó que no salieron todas las que disparé, y encima no están muy bien que digamos pero bueno, para muestra de lo que digo, valen.

Imagino que Bilbao, como otras ciudades, se empieza a desperezar del sueño navideño, pero claro, se ha metido de lleno en otra vorágine, ésa que llaman “Rebajas”. Los escaparates se llenan de reclamos, de ropas u otros enseres, vamos, ¡que hasta los ositos de peluche se quedan “colgados” de las rebajas!

La Ría bajaba tranquila, mansa, incluso con marea behera (baja).
Algo que siempre me ilusiona, es ver turistas por el Botxo. Turistas nacionales o de más allá de las fronteras. De los que van consultando un plano de la ciudad cada tres pasos que dan. Y a una le entran siempre unas ganas terribles de decir: “no, mira, que todo recto ¡y llegas!” Y es que, no sé si ustedes se habrán fijado pero yo hablo por propia experiencia, cuando tenemos un plano en la mano, nos dedicamos a darle vueltas y más vueltas, a situarnos y "desituarnos"…

Todavía podemos comer Roscón de Reyes (me encanta, oigan, me encanta), y en las pastelerías los hacen casi a destajo, hasta que se les acabe el agua de azahar, o las habas, o las frutas escarchadas, o… las ganas simplemente.

Con la entrada en vigor de la nueva Ley Antitabaco (yo no soy fumadora y he de confesar que estoy encantada), las terrazas de los bares estaban y están más llenas de lo normal, si cabe). Y da gusto ver que, a pesar de la dichosa crisis, todavía hay gente que le echa humor y se toma sus aperitivos (a nosotros nos gustan mucho los txanpis del Bacaicoa en la Plaza de Unamuno), que se hace sus risas y que intenta, en definitiva, capear el temporal como mejor puede.
Sí, ya sé, y ahí entono el mea culpa, los hay que ni eso ni ná de ná. Y me quedo callada.

Volvimos a darnos una vuelta por el Museo de Bellas Artes para ver otra vez la Exposición de Georges Rouault (¿recuerdan que ya les comenté?), porque las cosas que te han gustado, siempre hay que verlas dos o más veces.
Y también nos marcamos un cine. Esta vez escogimos otro drama: “También la lluvia”, de Iciar Bollain, con Luis Tosar (genial) y Gael García Bernal. Esos eran los actores conocidos, pero, no me quedo tranquila si no nombro al actor indígena que hace el papel del protagonista por doble partida (es que la película trata de un equipo de cine que hace un film sobre el descubrimiento de América por Colón, y las relaciones con los indios…) Carlos Aduviri, que está total en su papel. También les dejo un enlace aquí.
Ahora no me voy a poner a darles una clase de Historia (no crean, me quedo con las ganas, pero son casi las doce de la noche y hoy arrastro un día muy pesado…), así que buscan ustedes por estos sitios a los que les desvío, ¿vale? Y además se la recomiendo sin lugar a dudas.

El lunes pasado volvimos a la normalidad, la escuela y demás.
En mi Taller de Escritura hacemos tertulias literarias todos los meses, como otra actividad más. Yo suelo presentar uno de los libros escogidos para el curso, siempre en enero. Mi obra era “SONATA A KREUTZER” de Lev Tolstói. Ya hice referencia a este libro hace un tiempo, pero ahora lo quiero recomendar más encarecidamente. Es una novela corta, acerca de un tema universal y sobre el que polemizar. Tolstói era un tipo muy peculiar, merece la pena acercarse a él y a su obra. Y además voy a dejarles aquí
un enlace donde pueden oír la genial Sonata a Kreutzer de Beethoven en la que está basada la novela del ruso.

Y bueno, de momento esto es todo. Espero que la famosa cuesta de enero no les esté dando demasiada lata, no queda otra que subirla, y luego… ¡bajarla! ¡Ánimo pues! Ya saben, yo por aquí me ando.
Un abrazo botxero.

Postal: “Puerto de Bilbao” de Celso Lagar, comprada en el Bellas Artes. Cartel peli: de Internet Libro: escaneado de Edurne Fotos: Antonio y Edurne















miércoles, 12 de enero de 2011

ENTRESUEÑOS (V)


Me precipito al vacío.
Me envuelve,
está helado,
como el tacto del mármol.
Sigo soñando,
desalojo mis cuartos
y dejo libres los pensamientos
—sólo por ver qué pasa—.

Y pasa.

Pasa la luna
en bata de terciopelo.
Me saluda,
la sonrío con los
ojos llenos de estrellas.

Y pasa.

Y se aleja.
De nuevo sola.
Tengo que encender la luz
—pienso—.
Busco en los bolsillos,
entre las sábanas de caliente franela.
Nada.
Sigo soñando
—aunque sé que estoy despierta—.

Y pasa.

Es el tren de
la medianoche.
Aquí me quedo,
aquí me deja,
como siempre,
a la espera…

Foto: Edurne, de una obra de la edición de ARCO 2010 Texto: Edurne

lunes, 10 de enero de 2011

AYER


Ayer entretuve tus ausencias
ribeteando con festones
mis suspiros de humo y viento.

Ayer conté hasta cien
antes de bajar las persianas
de los malos sueños.

Ayer dibujé tu nombre
en las últimas nubes
de un domingo eterno.

Ayer, tan sólo desde ayer,
y mi alma ya está durmiendo
hasta que te sienta de nuevo.

Foto y Texto: Edurne

sábado, 8 de enero de 2011

"ENTRESUEÑOS" (IV)



Hay un abismo escondido
dentro de mi cabeza.
Tiene antesala directa hacia la escalera
de subir hasta la luna,
bordeando las costuras
de mis esperas.

Tengo la llave guardada
en un cofre.
Tengo el cofre oculto
en un cajón.
Tengo el cajón cerrado
bajo siete vueltas y media
del llavín que abre y cierra
mis miedos.

No hay escapatoria.
El abismo avanza,
yo retrocedo.
Y en medio está el campo de nadie.
En medio está mi sueño,
en medio está la NADA.

Foto, Manipulación y Texto: Edurne

miércoles, 5 de enero de 2011

"ENTRESUEÑOS" (III)


Aprendiz de todo
y de nada.
Camino dando palos de ciego,
salpico con mis lágrimas
el asfalto estrellado,
y voy dando tumbos
mientras la esperanza
se me escapa
de las manos.


Foto y Texto: Edurne

lunes, 3 de enero de 2011

"ENTRESUEÑOS" (II)



JUGUEMOS A QUE

TÚ NO EXISTES Y SOY YO

LA QUE TE INVENTO.


Foto: Aitor Texto: Edurne