Arriba el telón.
Veo estrellas. Muchas. No sé si
me he mareado o me he dado un golpe; si estoy soñando o directamente me he
muerto y estoy en ese espacio que no es de nadie, y donde, como la basura
espacial, me puedo quedar flotando por toda la eternidad…
Ya me lo dijo Melitón, que es un
pesado, pero que siempre tiene razón. Ya me lo dijo: Aquiles, ten cuidado con
tanta estrella, que no es bueno esnifar estrellas de ningún tipo. Y ahora que ya
no puedo hacer nada, aquí estoy, en algún lugar de mis sueños, de mis
fantasías, de…
Veo estrellas. Muchas. Creo que
sigo descatalogado. Y es que una vez soñé cosas raras. Me explico, los sueños siempre
son raros, pero los míos, mucho más. Soñé que era un dibujo, que alguien había
hecho de mí la caricatura de un deseo, alguien a quien manipular, de quien
reírse. Alguien a quien todo lo que le pasaba carecía de sentido alguno. Un
trazo que iba de acá para allá, con una vida extraña y absurda.
Desde aquella vez, las estrellas
son mis amigas. Las elijo según el día, si mi ilustrador y mi guionista deciden
que sea un buen día, las rojas son las perfectas. Esnifar polvo de estrella
roja te hace más sabio, y así en la próxima historieta puedo rebelarme y pasar
alguna viñeta haciendo lo que me da la gana, normalmente dormir panza arriba.
Y, si por el contrario, la jornada ha sido de esas que no merecen nuestra
atención, las azules son las más adecuadas. El polvo de estrella azul es frío,
entra en tu corazón antes que en cualquier otro lugar, y ahí ya… te arrancas
con un llanto denso y caudaloso. No hay forma de pararlo.
Veo estrellas. Muchas. No hay
duda, esta vez creo que me querían fuera de órbita, seguro que no ha sido ni
roja ni azul la estrella que he escogido, esta me ha lanzado directamente al firmamento,
me ha cortocircuitado el cerebro.
Ya, Melitón, ya, ya sé que tú
eres muy buen amigo y por eso estás ahí, guardando mi ausencia, esperando a que
baje de donde quiera que esté subido… Gracias, amigo, pero no sé cuándo
volveré, ni siquiera si volveré.
Veo estrellas. Muchas.
Abajo el telón.
Imagen.: Vía Jon Bilbao. Texto: Edurne