viernes, 31 de agosto de 2012

CON OTROS OJOS Y NUEVAS LECTURAS



Sí, he decidido agenciarme unos ojos nuevos, al menos para circunstancias excepcionales, no vaya a ser que los míos, tan delicados ellos, queden dañados irremediablemente, ya saben, hay que protegerse.

Hoy termina agosto, como quien dice, termina el verano. El fin de semana ya habrá puesto un pie en septiembre (hermoso mes), y el lunes, me levantaré como si hubiera estado durmiendo sesenta y cinco días seguidos (con muchas pesadillas “entreteniendo” mis sueños), dispondré mi rutina con la mejor de mis actitudes, y al cruzar el parque, mi parque, como todas las mañanas escolares, iré saludando a los árboles, a los mirlos, a las chiviritas que asoman tímidas entre la verde hierba… Sonreiré al observar el estanque y a sus pobladores, nadando impasibles y ajenos a mis pensamientos, sonreiré al ver los bancos que me son tan familiares… Miraré y perderé la vista en el horizonte que retienen los montes que abrazan mi ciudad. Contaré los pasos que me separan de la escuela, la cual ya divisaré e intuiré. Ahí estará, erguida, impertérrita… Ahí estará, esperando a ser poblada poco a poco con risas y llantos (los menos, espero) infantiles, con pasos juguetones, nerviosos, presurosos, con números, letras, juegos… Esperando paciente a ser inundada de ese olor tan peculiar a tiza, pinturas de colores, papel y niños…



Nada habrá pasado, y sí, habrá pasado de todo. Y yo me sentiré un año más mayor, no sé si más sabia, sí más “tocada”, más blanda, aunque también más entera. Y empezarán de nuevo los nervios, los agobios, las preocupaciones, y, por qué no, también las satisfacciones.
Estamos en el umbral. Se levanta el telón. Esperemos representar bien la nueva función.

Y los libros.

Va a terminar el año y yo sin hacer mención a Charles Dickens, sin homenajearlo, aunque sea humildemente, recomendando alguna de sus lecturas. Este año se celebra el bicentenario de su nacimiento. Dickens, un clásico de lo más actual, o si no, vean ustedes el título de este primer libro que les presento:




“TIEMPOS DIFÍCILES”. Más ligado con los que corren… ¡imposible! Estoy leyéndolo y he de decirles que el genio del inglés hace que con poco, se consiga mucho, más que mucho. Parquedad en la descripción de los personajes, pero adjetivación precisa, tanto que hará que identifiquemos a los personajes por sus características, y que, cada vez que éstos aparezcan en escena, adelantemos sus descripciones a las meras intervenciones. Y una gran crítica a la sociedad y a sus modelos. Altamente recomendable.




“LA SEÑORA LIRRIPER”. Este libro llamó mi atención primero por el reclamo del bicentenario, después por la portada, y más tarde por el título. Una vez hube conseguido tener el libro entre mis manos, lo siguiente fue, como siempre, acariciarlo, me gustó el tacto. Olerlo vino con el paso de las hojas en forma de abanico. También me gustó. Y ya, intrigado mi espíritu lector, leer un poco aquí, otro poco allí…
Y me los llevé. De esto hace unos meses, pero hasta ahora no he encontrado el momento de recuperarlos para la lectura, cosa que estoy haciendo casi simultáneamente. Éste en concreto es una recopilación de relatos escritos no solo por el propio Dickens, sino por otros autores que colaboraron con él en esta aventura literaria. La señora Lirriper es una viuda que decide abrir una pensión como alivio a sus cargas económicas.... imaginen, en una pensión conviven personas de distinta procedencia, no solo geográfica, social y moral... un lugar así es una verdadera amalgama de sentimientos. Así que ya saben, si les ha picado la curiosidad...

No se pierdan el placer de recuperar a los clásicos, es una inversión que no se devalúa nunca, es más, creo yo que está en alza.


¡Buen comienzo, buena vuelta, buena lectura!


Imágenes: Internet. Escaneado libros: Edurne

domingo, 26 de agosto de 2012

HISTORIAS DE LA RÍA XX



Ya decía yo que esto tocaba a su fin. Efectivamente, una semana exacta para entrar de lleno en otro curso, que nos deparará… ¡a saber lo que nos deparará! Pero yo, ya saben, pondré mi mejor empeño y aunque me dé con todas sus ganas, le mostraré de lo que soy capaz. Espero salir airosa un año más.

La Ría es un ejemplo de saber estar, ella siempre tan paciente, se deja hacer, se deja traer y llevar, pero, al final, la ganadora siempre tiene un nombre: “La Ría”.

Estos días está de fiesta, creo que se lo anda pasando de fábula, aunque también anda vigilante por si alguno se desmadra y cae a sus aguas sin previo aviso, o por si desalmados sin conciencia cívica ni ecológica vierten lo que no deben en su lecho…
Aunque imagino yo que estará algo cansada de tanto ruido y tanta “gaupasa”, que la edad ya no perdona, y termina pasando factura (¡ya lo creo que sí!). Esta noche dará carpetazo a esta nueva edición, y junto con nuestra incombustible Marijaia, que todos los años resurge de sus cenizas, nunca mejor dicho, esperarán tranquilas un año más para mostrarse en toda su plenitud.



La que suscribe esta crónica,  no ha disfrutado este año de apenas nada, tan solo dos pequeñas escapadas de escasas tres horas para ver los fuegos de artificio, que, aunque nos parezcan siempre iguales, de vez en cuando nos sorprenden con filigranas originales y coloridas, a mas de ruidosas. Les decía, que escapadas para ver los fuegos, picar un algo en el Muga, donde ahora tienen unos bokatas de seitán y tofu y demás delicatesen vegetarianas como para desmayarse del gusto, y comerme un helado de yogur con chocolate negro (ya ven mis vicios por dónde van…) en un sitio nuevo, el Naturally. O sea, el pañuelo de fiestas, que es como la banderita verde de los taxis para indicar que una está ocupada, en este caso metida de lleno en el ambiente festero, me lo he puesto más bien por casa.










Tengo la vida social atascada, y desde aquí pido perdón a mis “amiguit@s”, pero este verano me ha pintado bastos bien duros…

Operaron a mi aita de nuevo hace veinte días (después de la mini intervención de finales de junio y del suplicio de todo el verano), y esta vez le extirparon un “pedrusco” que tenía por ahí, pululando por las inmensidades ventrales desde que le extrajeran la vesícula hace once meses… Ya ven, una operación vesicular en cuatro fases, pues cuatro veces ha tenido que entrar en un quirófano desde julio del año pasado, a cuenta de algo tan sencillo como eso. Esperemos que ya sea la definitiva, porque en dos años y medio, el pobre hombre lleva 8 intervenciones, de diferente calado, pero ocho.



Así que no he podido visitar ni la playa, como el año pasado, que solo fueron un par de días, pero, al menos pisé la arena… este año, nada, en postal, ¡ya ven ustedes! Ni hacer una escapadita de fin de semana a algún lugar cercano, y es que mi verano está siendo de lo más “sanitario” sin que por ello podamos aplicarle el adjetivo de “sano”…



Cuando paso por mi casa (la cual me recibe con aplausos por lo poco que me prodigo), mis plantas me dedican la más efusiva de las bienvenidas, despliegan ante mí sus mejores galas, como para decirme: “¡Resistimos, tranquila, que resistimos!”





Y bueno, también tengo que añadir a mi lista el conocimiento de otra amiga de blog: Asun, andereño como yo, que vino de Iruña (Pamplona, la antigua Pompaelo). El pasado viernes 10 del que corre, quedamos unas horitas por el Botxo, pues ella estaba de camino hacia las Islas Afortunadas, donde estará solazándose todavía hasta el domingo, o sea, que va a aprovechar a tope el final de las vacaciones.
Asun es parlanchina, como yo, o, ¿tal vez soy yo más? Bueno, eso ahora no importa (seguro que yo más...), el caso es que las dos teníamos nuestras cámaras de fotos, y con tanto blablabla... nada, que no nos sacamos ni una mala foto, no hay perdón, tendremos que repetir el encuentro.
Está muy bien esto de ir conociendo amigos blogueros, porque, a mí hasta la fecha, me ha ido muy bien, es como si nos conociéramos de antes.
(Esta mención al encuentro con Asun tiene otro color diferente al resto del texto porque... ¡ay, se me había olvidado comentar mi encuentro! Parkatu, Asun, Sorry!)




Pero la Ría fluye, y la vida en sus márgenes…



Leo, claro que leo, y me alivia de muchas cargas, me instruye y me deleita. Por aquí les dejo lo último:



Julio Cortázar y estas “Cartas de mamá”. Breve cuento mediante el cual me he reconciliado con Cortázar. Y es que me pasa lo mismo que con Borges, o me entusiasman o los “odio”. El librito es de la editorial Nørdika, de quien ya les he presentado otras publicaciones y que siempre recomiendo. Esta historia habla de los silencios. De esos silencios que instauramos en nuestras vidas y que compartimos con los demás. Todos son conscientes de lo que omiten y todos temen que salga a la luz pues las vidas pueden dejar de tener sentido…

Paul Auster y “El libro de las ilusiones”. El amigo Paul, de quien ya saben los que me conocen, soy fiel entusiasta, ya se estaba quejando del abandono en el que lo tenía sumido… pondremos remedio enseguida. Todavía no lo he leído, pero conociendo el estilo “austeriano”, creo que no me llevaré ninguna sorpresa.

Y por último, este libro de Fernando Alberca: “Todos los niños pueden ser EINSTEIN”. Es un libro sobre pedagogía, sí, creo que podemos encuadrarlo en el término “pedagogía”, aunque abarque mucho más. Pues bien, oí hablar de él y de su autor, la semana pasada, mientras desayunaba. La radio, a veces, te da buenas noticias, y para mí ésta fue una de ellas. Corrí a comprar el libro, y ya solamente me faltan unas poquitas páginas para terminarlo. Muchas ideas de las que una tiene, o prácticas que ha realizado, de pronto, se ven plasmadas en negro sobre blanco y además llevan firma de alguien más que piensa igual. Altamente recomendable para cualquier padre, educador o simplemente, espíritu crítico con el sistema educativo.

Pero también me he leído una pequeña joyita que ya les presenté hace unas semanas (en la entrada del 26 de julio, hace un mes exactamente): “Historia de una maestra” de Josefina Aldecoa. Este libro me ha emocionado muchísimo y además, ha exaltado mis principios de maestra. Vuelvo a recomendarlo porque es una historia muy hermosa.




El otro día hice una escapada al Guggenheim, a quien también tengo abandonado últimamente. Hasta el 30 de septiembre estará expuesta la obra de David Hockney. Oigan, una auténtica maravilla, un derroche cromático maravilloso que te inunda la retina y te hace cosquillas en el estómago, que te susurra el alma…





Les he dejado un enlace para que puedan admirar las obras que alberga la pinacoteca (si observan que tardan en bajar los cuadros es porque pesan demasiado…).
Disfruté como una enana, salí reconfortada y contenta. Antes de que la quiten, volveré.  Al salir, subiendo las escaleras que diseñó Ghery, no sé si para los que pueden dar zancadas más amplias que las mías, allí arriba estaba como siempre el guardián de la “caseta”, el perrito Puppy, con su vestido de flores. Y me alegró mucho ver que estaba lleno de turistas, no solo el museo, sino los alrededores, vamos, la ciudad toda.









El tiempo no nos deja tregua, ayer, a lo sumo, que cambió bruscamente y nos regaló con un paisaje grisáceo y húmedo, tristón… pero hoy, de nuevo, don Lorenzo ha salido a darse un garbeo por la bóveda celeste. Estamos en “tiempo” de ello, de sol, calor…
Y hablando de “tiempo”, temporada… ¡la fruta, me viene a la mente la fruta! En este “tiempo” se come mucha más fruta, o es que el "tiempo" invita a ello. Miren, miren ustedes qué higos tan apetitosos me estoy comiendo un día sí y otro también. Claro que el melón, los paraguayos, la sandía, los kiwis… ahí andan, buscando su sitio. Pequeños placeres, ya ven, ¡el que no se conforma es porque no quiere!



Les decía yo que la Ría fluye, sí, como la vida, que mejor que no deje de hacerlo, y así, como quien no quiere la cosa, este domingo está llegando a su fase terminal. Mañana lunes, los cuerpos tendrán que reubicarse un poco y las cabezas empezar a descifrar mensajes, no queda otra.
Yo todavía estoy pendiente de otra noticia importante que ha de llegar de la Meseta, pero que aún no llega, y me veo que así no voy a poder bajar al Foro...



Mientras tanto,  aquí me ando, espantando a la tristeza, que ya ven ustedes que me tiene medio cercada, pero no le regalo ni ésta, ¡faltaría más!



Seguimos fluyendo…




Fotos: Edurne. Postal playas del Abra: la tenía por casa.  Folleto exposición David Hockney: del Museo. Pinturas D. Hockney: de postales que compré. Piedras: de mi aita (en realidad era una, pero se ha fragmentado al extirparla). Geranios floridos: de una de mis ventanas. Platillo de higos: de la cocina de mi ama y de los que di buena cuenta. Resto de imágenes: de Internet.

sábado, 25 de agosto de 2012

ENTRESUEÑOS (IX)



Tristeza, no insistas,
no voy a abrir mi puerta,
no voy a dejarte pasar.

Estás empeñada,
me rondas y quieres
hacerme pecar.

¿No ves que ya estoy
comprometida con la Alegría,
que es férrea mi voluntad?

Anda, cesa en tu intento,
suelta  mis deseos,
déjame marchar…

Foto y texto: Edurne

domingo, 19 de agosto de 2012

MARILYNJAIA


Un año más. ¡Ya ha pasado un año! Me parece increíble, pero así es, los 365 o 366 del año, se han esfumado sin darnos tiempo a apreciarlos (bueno, en ocasiones apreciamos los tiempos con amargura...)

Marijaia ha vuelto a Bilbao, y esta vez lo ha hecho un tanto travestida. Intuyo que es una gran admiradora de la Monroe, por eso ha escogido esta metamorfosis festiva, y encima nos enseña los "kuleroak", que, en homenaje al Athletic de nuestros amores y colores, son rojiblancos; por si quedaba alguna duda, en Bilbao, todo el mundo es del Athletic (alguien me rectificará, y lo sé, en los últimos tiempos, más de uno y de dos, se muestran abiertamente como seguidores de otros equipos, pero... eso ahora no importa).

Ayer sábado, Marijaia se asomó al balcón del Arriaga, siempre con su amplia sonrisa, para hacer un guiño de complicidad a toda la ciudad: ella está aquí, y... ¡fuera penas!

Los hay que viven la fiesta a tope, también los hay más moderados y selectivos en cuanto las actividades a escoger para expansionarse, y otros, sencillamente, no pueden disfrutar de ellas. Yo más bien me encuentro en el último grupo, aunque intentaré buscar un ratito en algún momento...

Y con esto, el verano toca a su fin, en menos de dos semanas, hay que volver a la rutina del trabajo (y a la dureza, diría yo, porque lo que nos espera...).
Procuraremos sobrellevar todo con la mejor de las actitudes. Así que ha disfrutar de todo lo que se pueda.
GORA MARIJAIA!

Aquí les dejo un enlace al txupinazo de ayer.



Cartel Fiestas: Internet  Vídeo txupinazo: EITB

miércoles, 15 de agosto de 2012

OTROS MUNDOS ME INVADEN



Cierro los ojos,
y el mundo invade mis horas en declive,
asume la verdad de mi otra vida,
cuando nada es lo que es,
cuando yo vivo sin existir
en la realidad de papel que gobierna nuestros días,
sacudiendo los cimientos de un edificio de juguete
y pobremente amueblado,
con vigas carcomidas por la polilla
–agujereadas de tanta inmundicia–,
con habitáculos malolientes,
con las ventanas cerradas
y el humo negro que asciende por las chimeneas
de los corazones marchitos.
Pero es entonces
cuando afloran los rescatadores de mi universo,
cuando quiero abrir los ojos sellados por el miedo,
y ellos echan raíces en mi cabeza,
repueblan mis tierras
y barren los suelos,
airean las estancias
abriendo puertas y ventanas,
perfumando el alma…

Imagen: Internet (Pintura de Nicoletta Ceccoli)  Texto: Edurne

domingo, 12 de agosto de 2012

DESDE MADRID CON AMOR (Crónicas del Foro XLVII)



Va pasando el tiempo con un ritmo desigual. A veces como un paseante ocioso, calmo, que disfruta de la brisa, del sol, de los sonidos que le rodean… Otras, aligera el paso, aprieta los puños y cierra los ojos. No quiere ver, solo quiere que lo que tenga que ocurrir, ocurra, y rápido, cuanto antes, mejor.

Hoy me he puesto a echar cuentas. Del 29 de junio, último día de curso, al día de hoy, han transcurrido 44, cuarenta y cuatro, días exactamente. Me restan 19, diecinueve. Y punto. Se acabó. ¿Balance? No, mejor no hago balance, casi lo saben ustedes tan bien como yo. Pero a pesar de los pesares sigo calzándome las Crónicas del Foro, mis Historias de la Ría… sigo dejándome invadir por la melancolía y la tristeza de vez en cuando, y haciendo que salgan fuera mis penas, recicladas eso sí, reconvertidas en letras, en esos latidos de mi corazón, de mi ánimo…
Es tiempo de playas, de montaña, de sol y siesta, lectura, inanición total… En mi naturaleza, ya de por sí inquieta, esas palabras tienen muy poco que hacer, pero, aún así, no me habrían venido nada mal en estos tiempos. Mis horas las ocupan otros inquilinos. Inquilinos que me están resultando morosos (tal vez les cobre lo que me deben en algún momento, cuando los pille desprevenidos…)




Hace una semana estaba yo de vuelta del Foro (tuve que adelantar mi vuelta) porque el martes operaban a mi aita de nuevo. Y volvía con una sensación de ésas que te dejan el cuerpo raro. Y como paliativo durante las cuatro horas de viaje, saqué un libro de la mochila:


El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco”, de Charles Bukowski.
Hacía un tiempo que no me sumergía en las letras amargas, crueles y realistas de Bukowski. Este libro no ocupa mucho espacio, físicamente hablando, pero tampoco en espacio temporal, me duró lo que dura el viaje. Se lee bien porque te lleva de la mano, te lleva de paseo por sus días, los de los últimos dos años de su vida. Un Bukowski más asentado, que mantiene su rebeldía, sus ideas, pero que ahora es más sabio. Un Bukowski que disfruta con su oficio de escritor, y que nos cuenta cómo va matando las horas, cada una de las veinticuatro que tiene el maldito día…
A mí me gusta Bukowski, aunque a veces haya sufrido leyéndolo. Es como si te arrastrara en sus excesos, en sus “tocar fondo”, y después, resucitas con él… Pues eso, Charles, Charles Bukowski, aquí unos amigos.

En Madrid, sabido es, el calor no tiene piedad alguna, no perdona a nadie, ya seas autóctono o foráneo, es decir, todos como San Lorenzo, asados en la misma parrilla, y no hay remedio que valga, sobre todo a la hora de dormir. Imposible.
Así dejé Madrid, y así me encontré Bilbao. Como diría aquella monja que tuve en el cole y que torturó mis días escolares y mis noches de adolescente y joven durante muchos años: “Así vamos de Guatamala a Guatapeor ”.

Y como la vida ha de continuar, con calores o sin ellos, las rutinas se instauran en nuestros días y no nos queda otra que hacerlas caso: hay que comer, pues hay que comprar, hay que seguir con el itinerario médico que nos esperaba y lo mismo, a visitar de nuevo el Hospital (es un mundo un hospital, y no nos damos cuenta hasta que no nos toca recorrer sus “calles”) y a asumir lo que ya sabíamos, una intervención (sencilla) en un plazo máximo de un mes.



(Una acotación mía referente al texto del dibujo: ese "DONDE" también lleva tilde al ser interrogativo en esta ocasión... Así pues: DÓNDE)

Hay que respirar también, hay que reírse de uno mismo, hay que desfogarse de alguna manera… A mí las actividades jardineras me liberan de tensiones, por ejemplo, y  desafiando a Lorenzo, con ese pseudo-fresco matinal, me lo paso hasta bien trajinando en semejantes menesteres.



También se puede ir al cine. Las VOS, son una buenísima opción para poner en práctica el grado de entendimiento que creemos tener de un idioma que no es el nuestro. En esta ocasión, cobijados de la calima en una sala de los cines Princesa, vimos un film que ya hace un tiempo tuvo su estreno en nuestros cines: “La pesca de salmón en Yemen”. Me gustó, y eso que, en realidad, no tenía mucha idea de qué iba, aunque sí recordé que Amparo me la recomendó en su tiempo. La fotografía es muy buena, los actores también, son conocidos (ya, ya sé que no es garantía alguna de que sean buenos actores pero en este caso, sí), y el tema, aparentemente, una nimiedad, algo que no se sabe muy bien a qué santo viene, pues, deja un poso de reflexión ahí… para que lo recoja quien quiera y, reflexione, ¡cómo no! La recomiendo.



El Prado. Hay que dosificar las visitas a las exposiciones. Una ruta museística, si hay que hacerla al galope, como quien dice, agota. Si hay tiempo y se puede decidir ahora esto, más tarde lo otro… apetece, y, a pesar del agotamiento (recordemos que el paso de visita a un museo es lento, cadencioso…) y el dolor de lumbares, siempre se sale con esa satisfacción del deber cumplido. Me explico: se sale contento (o no demasiado, depende…), pero sí con la sensación de que te has acercado al mundo del artista, de que le has pillado in fraganti, de que le conoces un poco más, de que te ha dejado que entres en su parcela más íntima… y eso, siempre te reporta alegría, te reviste de un poquito de “sapiencia” (con toda la modestia del mundo)…
Es tiempo estival, y Madrid siempre está lleno de turistas pero, oigan, esta vez, no había colas para entrar, cosa inusual. ¡Así que a disfrutar de la excepción!






Rafaello Sanzio “Rafael, uno de los máximos representantes de la pintura del Renacimiento italiano, está en unas cuantas salas del Prado para que nuestros ojos puedan admirar su arte. Pero, cuidado, estas obras que aquí se exponen son las correspondientes a su último periodo, no obstante, la muestra lleva ese título: “EL ÚLTIMO RAFAEL”. Y digo cuidado, porque no todas las pinturas están realizadas en su totalidad por él. Rafael, formó una especie de franquicia con su taller, donde discípulos aventajados tomaron las riendas de muchos de los encargos que se acumulaban en la agenda del maestro. Si bien es cierto que la idea, el boceto, la supervisión, el remate y la firma eran de él, no podemos echar en saco roto el mérito ajeno. También sobresalieron un par de estos discípulos, que volaron con alas propias, tales como Giulio Romano y Gianfrancesco Penni, y de quienes se muestran así mismo cuadros de su factura.
Rafel fue un dibujante magnífico, y un pintor sobrio, a mas de soberbio (por su calidad pictórica), donde los temas religiosos priman en su amplia producción. El conjunto, aunque pueda que a algunas personas no les vaya el arte clásico, la pintura realista, la temática religiosa… es de una gran calidad y no podemos dejar de reconocer su valía, su aporte al Arte con mayúsculas, y la influencia en posteriores corrientes artísticas. Imperdible, siempre y cuando estén ustedes por Madrid, o piensen acercarse.



Bartolomé Esteban Murillo, “Murillo”, pintor barroco español del que todos tenemos referencia, también porque la mayoría de su pintura está basada en la temática religiosa. ¿Quién no tiene en mente las “Inmaculadas” de Murillo?
En esta ocasión, el museo presenta una exposición que nos habla de la relación de Murillo con la iglesia y con uno de los representantes de la institución en su Sevilla natal, con un clérigo, Justino de Neve, a quien le unió una gran amistad, y gracias al que recibió importantes encargos. Es una exposición más bien breve, pero tal vez por eso no cansa y se aprovecha bien. Lo mismo, si están en el museo, ¿qué más da subir o bajar una planta…? Pues eso, acérquense, y se quedarán satisfechos de haberlo hecho.


Eduardo Arroyo, pintor figurativo español vinculado con el popart, presentaba en una sala del museo una versión muy personal del tríptico “El cordero místico” de los hermanos Van Eyck. Una visión muy personal, para gustos, sin dejar de reconocer el mérito, por supuesto, pero que a mí… como que no.




Ya saben que el “Caixa Forum” está enfrente y siempre puede uno hacer una breve escapada, aunque solo sea para informarse de lo que ponen… Esta vez fue eso, una escapada informativa ya que la hora no era la más adecuada para prodigarnos por sus salas teniendo que acallar el concierto trepidante de nuestras tripas. Todo fue una recogida de folletos, una mirada rápida y un salir corriendo en busca de un lugar donde nos dieran de yantar.
Aquí les dejo las reseñas, si a la próxima alcanzo a visitarlas, les informaré de mis impresiones.




Los guardianes del orden se pasean últimamente a lomos de unos espléndidos ejemplares de equinos, dejando a la ciudadanía un poco epatada. Ya se sabe: "impresiona y los tendrás un poco temerosos".  Tocotón tocotón tocotón… el repiqueteo de los cascos hacía que la gente se volviese para mirar, y que tuviera que apartarse para dejarles paso. ¡En fin!





Atocha. La estación de Atocha a la que llevo viendo de obras desde hace unos cuantos años (me pregunto cuándo terminarán), siempre se presta a ser fotografiada, de uno u otro ángulo ( y miren que tiene ángulos), con diferentes perspectivas, diferentes fondos y contenidos, elementos arquitectónicos conocidos, material de obra, pasajeros que vienen y van…




Las personas. Otro mundo. Una puede ver, observar, examinar, comparar, analizar y mirar, que siempre es distinto. Da para mucho, ¡ya lo creo! 
El metro es uno de esos lugares en los que el bullicio, el olor, el color, qué sé yo… todo, está a flor de piel, a flor de sensaciones. Una parcela de humanidad en un reducido espacio.



Y lo mismo cuando te sientas en una terraza a tomar un aperitivo. Charlas de tus cosas, comentas la actualidad, haces unas risas (si se presta la ocasión), y, ves la gente pasar, la vida pasar…



Terminamos como empezamos, con el verbo pasar, con el paso del tiempo, de la vida, de los acontecimientos… Seguiremos. Por aquí estoy, ahora respirando el aire de mi Ría, de cuyo transcurrir les daré debida cuenta en breve.




Que todo siga bien.


Fotos: Antonio  Folletos Rafael, Murillo, Arroyo, Blake y  Piranesi: de las exposiciones  cartel película, plano metro e imágenes: Internet  (dibujo "ospital" de elestafador.com), cuadro "El aperitivo", de Jean Béraud. Escaneado hojas de calendario y libro Bukowski: Edurne