Estas son las novenas “uvas de la
ira” que tomo junto a todos ustedes desde que comencé esta singladura orillera,
allá por el año 2007.
Puedo decir que siguen siendo “de
la ira”, aunque yo no sea de iras ni nada parecido, pero, algo en mi interior
se rebela, se levanta en armas ante tanto despropósito de todo tipo, del emocional,
del vital y del día a día, del real, del imaginado, del acaecido y acontecido,
del que esperas, intuyes y sospechas, y del otro, del que nunca imaginarías que
pudiera suceder(te/nos)…
Los años van pasando, como las
olas que se suceden una tras otra. Y a veces una se pregunta si no será todo
como un mal sueño, si no habrá que esperar a que todo pase y podamos abrir los
ojos sin temor a ver lo que nos rodea de verdad. No sé. Siempre fui muy
soñadora. Soñadora de sueños con ojos cerrados y ojos abiertos. Y a veces, solo
a veces, creí confundir sueño y realidad. Aunque, cualquiera sabe, tal vez sea
un sueño lo que vivimos, y lo que soñamos, lo que de verdad vivimos…
En lo personal, estos años se me
están atragantando, como las uvas, que nunca pude con ellas. Y cada fin de año
me digo que el siguiente será el bueno, el de volver a empezar, el de hasta
aquí hemos llegado en las penas, en los sustos y en lo puñetero de la vida. Sí,
todos los años albergo la esperanza de que al despertarme en un año más, todo
haya cambiado, así, de un plumazo. Craso error, parece mentira que tenga la
edad que tengo, la experiencia que acarreo y que no me conozca de qué va la
vida… Parece mentira, sí, pero, ¿qué quieren? De ilusión también se vive.
Así que levanto mi copa por lo
que ha de venir, que seguro que será bueno para todo el mundo (no pierdo la fe,
quiero seguir siendo optimista y creer que así será, de lo contrario, estaría
perdida). Si algo me caracteriza es eso, mi tesón, mi cabezonería, mi
testadurez… Peleo por lo mío como una leona, como una loba, y no tiro la toalla
ni loca.
Haciendo alusión a la frase tan
manida de “No corren buenos tiempos para
la Lírica”, podemos darnos cuenta de que la expresión es más que cierta,
pero, ya cambiarán las torcas en cualquier momento.
Que este nuevo año que comienza
en un ratito y medio, nos traiga mucha paciencia, mucha tolerancia, más
humildad, responsabilidad y seriedad. Que también sea generoso en amor, en paz,
en buenas palabras y obras; que se haga el loco y deje que el maná del cielo
caiga sin medida sobre todos aquellos que más lo necesitan. Que la sinceridad y
la “limpieza” de espíritu sean condición imprescindible para ponernos al frente
de la tribu. Que la empatía sea moneda de obligado uso entre todos nosotros.
Y, en fin, que seamos
inteligentes y honestos a la vez, que sepamos valorar lo que tenemos y
cuidarlo, porque, solo cuando lo perdemos lo lamentamos. La vida es corta, pero
muy intensa. Vivirla a tope y sin dañar a nadie no es tarea que no podamos
cumplir. Ser felices, es nuestra obligación, y hacer felices a quienes nos
rodean, nuestra recompensa mayor.
¡Y celebremos la vida!
¡FELIZ AÑO 2016! URTE BERRI ON!
Fotos,
manipulaciones y Texto: Edurne. Uvas: de la cocina de mi amatxu.