miércoles, 13 de junio de 2007

UN CAPRICHO


Esta es una imagen más refrescante, menos mal, dirán ustedes.
Y es que dicen que en el espíritu de cambio radican las ganas de avanzar, ese no quedarse estancado, varado en la orilla.
Una semana con mi mano chula, y si no doy el paso para avanzar... no lo va a dar nadie por mí, así que retomo la actividad bloguera.
Y lo hago con este capricho de árbol. Árbol que echa sus raíces en el parque de su misma condición, en el Capricho de Madrid. Un capricho de parque.
Observen ustedes lo retorcido de su condición, será un árbol funambulista.
¡Tal vez trabaje en un circo también!
Retorcido, caprichoso... Juego de palabras que nos puede llevar a diversas reflexiones. Reflexiones acerca de la vida, de la condición humana, de las situaciones diarias, de las suertes, de las adversidades...
Pero observen su entorno: la luz, el verde, las flores de sus ramas, pequeñas pero abundantes, la paz y la tranquilidad que se siente al mirarlo...
Dicen que cada pupila mira distinto, ve diferente, que cada retina absorbe una imagen... la que necesitamos en ese preciso instante. Que vemos lo que queremos ver. Es como lo de la botella: medio llena, medio vacía, como lo del cristal y el color con que se mire...
Yo quiero que mi espíritu esté alegre, verde y florido... mi reflejo, este árbol retorcido de puro capricho.
Foto: Edurne

10 comentarios:

Anónimo dijo...

vemos lo que queremos ver sí pero a veces queremos ver lo que no nos va bien y luego hay que dejar de querer ver y ¡a ver!! cómo?
Reflexión privada aparte, me alegro de que hayas disfrutado de tu capricho retorcido pero de buen entorno y de buenas vibraciones. Tu orilla sigue fresca y acogedora, llena de olas y de energia.

Edurne dijo...

Muy buena reflexión, blondiblu, muy buena...

Ahora sólo tengo tiempo para los agradecimientos,las corroboraciones y los besos.
Buen finde en la costa! :-)

Anónimo dijo...

Esta bien que una semana después retomes el noble oficio llena de optimismo. Esta es sin duda la mejor de las medicinas, aunque no siempre es fácil encontrar farmacias donde la vendan.

Edurne dijo...

Cherto!
La mejor de las medicinas, junto con el amor, el cariño, es el optimismo.
Y qué difícil es encontrar a veces esa farmacia de guardia para poder tomar la pildorita que nos levante el ánimo, las ganas de reír, de seguir hacia adelante... ayyy!
Pero no desanimarse, avanti, tutti avanti!

Anónimo dijo...

Este árbol es conocido como el árbol del amor, se estará acaso amándose a sí mismo?, mismamente... creo más bien, que está afectado por radiaciones telúricas, campos magnéticos y demás, conocidas como redes hartman... seguro que nos está diciendo que a veces estamos tan ciegos que... hay que ver más allá de lo que nuestros ojos son capaces de percibir, aunque se resiste a morir pues solo desea lanzar a los cuatro vientos su mensaje, en el fondo está muy enfermo... Hubo una vez un niño que plantó un árbol y creció felicidad

Anónimo dijo...

Este últinmo comentario lleno de radiaciones telúricas y campos magnéticos me ha dejdo seriamente preocupada.

Tal vez sea cierto que nos esté afectando a la retina y que no podamos ver más allá de nuestras propias narices, y que abrazarse a un@ mism@ se haya convertido en remedio universal contra el desamor o...

Pero no creo yo que el arbolito en cuestión esté enfermo, si acaso triste, recogido, meditabundo... aunque con capacidad para florecer todavía, vamos, sin perder la esperanza, que ya se sabe, es lo último que se pierde!

Me ha gustado lo del niño que plantó un árbol y creció felicidad.
Habrá que plantar más árboles para repoblar el mundo de felicidad!

Anónimo dijo...

Pues sí Florita, este árbol está muy enfermo, si agrandas la foto podrás ver cómo le falta la corteza central, su corazón está desprotegido... si deseas saber más sobre las redes hartmann te recomiendo visitar:

http://camposmagneticos.com/info/?p=6

Si quieres conocer una bonita historia de árboles te recomiendo: "El hombre que plantó árboles y creció felicidad" de Jean Giono. Ed. Olañeta. ISBN: 8497163141.
Lo puedes leer gratis:

http://nexodo.blogspot.com/2007/01/el-hombre-que-plant-rboles-y-creci.html

Sí, habrá que repoblar el mundo de abrazos, de sonrisas, de rosas sin espinas... para que haya felicidad en el corazón del ser humano... cuanto nos cuesta, a pesar de lo necesitados que estamos, dar y recibir caricias...

Anónimo dijo...

Hago un alto en mi trabajo floralburocrático de esta semana y me encuentro más referencias de mi último comentarista....

No he querido mostrar mis sospechas acerca de su identidad, querido anónimo, pero he de confesarle, que desde el primer momento las tuve, tal vez esté equivocada y no le conozca a usted de ná de ná... pero tanta referencia bibliográfica...

Gracias por su información, me remitiré a ella en cuanto pueda.

De todas formas, me resisto a pensar que mi arbolito esté enfermo; si acaso tiene una erupción de abandono o retorcimiento, quién sabe, que los médicos de árboles todavía no han sabido diagnosticar y mucho menos curar...

Sí, lo de los abrazos, los achuches y las caricias... de lo mejor!

Anónimo dijo...

pero puedes llamarme telúrica...

qué sabrán los médicos de árboles o de otra índole si los han preparado y castrado en la Facultad de sus derechos y no son capaces los pobres de ver más allá de sus narices, nada pasa porque sí, todo tiene su lógica en un mundo ilógico.

Ya que has hecho de tu árbolito un estandarte en favor de los desfavorecidos del planeta de los símios, puedes proponerle a las autoridades competentes que lo cambien de sitio, no lograrías salvarle pero al menos lograrías mitigar su agonía, recuerda que la naturaleza es sabia y nunca germinaría una semilla en un sitio alterado telúricamente.

Que se sepa de las patologías humanas transmitidas a los árboles y a otros seres vivientes, y es que tod@s estamos en mayor o menor medida afectados telúricamente y cómo podemos desafectarnos, ah! ahí está el kid de la cuestión, que queramos reconocernos a nosotras mismas y feminizar nuestro universo.

Uf! cómo para pararnos a mirarnos el ombligo ;-)

Edurne dijo...

Huyy, pues al menos sé algo, que es usted una anónima!

Mi querida anónima telúrica:
Esto del anonimato, es lo que tiene, que se presta al confusionismo, pero bueno, yo barajaba posibilidades, ahora como que no sé si barajarlas. Dejémoslo ahí!

Me habla usted del árbol enfermo, más bien de la Naturaleza enferma, de los seres vivos enfermos... de que todo tiene una razón, un porqué.

Tiene usted toda la razón del mundo, no se la voy ni a quitar, ni a discutir, porque hago coro con usted, soy de la misma opinión.

Los médicos nos atiborran de sustancias que sí, en apariencia curan o palían ciertas dolencias, pero no van a la raíz del asunto, y ese fondo, esa razón, es de otra índole.

Con el asunto de mi dedo "enfermo" por ejemplo, decidí ejercer el poder de perdonar aunque no me lo solicitaran. Y lo hice por mí misma; acumular rencor y rabia no me reportaba beneficio alguno, y desde entonces... va mejorando!


Los campos magnétcos, los telúricos y las redes Hartman...
Y las redes del desamor, de la insolidaridad, la incomprensión...

Si el mundo tuviera otro "aire", ese que las mujeres respiramos y expelemos... ayyy, otro gallo nos cantaría! Cierto! Aunque seamos más, muchas más, y más fuertes, mucho más.... Ayyy, ayyy y más ayyyy!

Un abrazo arbóreo.