martes, 1 de septiembre de 2020

AÑO NUEVO ESCOLAR Y UNA PANDEMIA OKUPA





Hoy es 1 de septiembre de este año extraño que nos ha tocado vivir. Son las 19:03 de una tarde soleada y un poco ventosa en este Botxo de mis amores. Me siento al ordenador casi con miedo. Últimamente le hablo muy poco, lo visito casi nada, para consultar alguna cosa y nada más. Sé que me mira raro, que me lanza reproches callados, y que, al mismo tiempo, me anima a que me deje llevar, a que me suelte la coleta, a que abra las puertas de mi corazón “tancat”… En ello estoy.

No sé si mis reflexiones serán objetivas o demasiado subjetivas. Me invaden sentimientos encontrados. Todo está siendo diferente, desconocido, no esperado y mucho menos deseado o pedido… ¡Y largo! Ya dura demasiado esta incertidumbre, este miedo agazapado en las entrañas, en la mirada, en la sonrisa acobardada… Y no quieres saber, no quieres oír, no quieres ver, no quieres pensar… ¡Mentira! Eso solo lo dices los primeros dos minutos antes de lanzarte a la búsqueda de alguna respuesta que calme tus angustias. Nada, no hay nada para apaciguar las rabias, los desconciertos…

Unos días te levantas más optimista, otros parece que el mundo se te ha caído encima y no puedes casi ni andar, te cuesta respirar, miras a tu alrededor y ya no sabes ni qué pensar, ni qué esperar… Y entonces decides lanzarte a la calle y dejar que los pies te lleven por donde ellos quieran, y que tus ojos conecten con lo que llevas dentro y vean lo que has visto mil veces pero que lo miren, que tú lo descubras como nuevo. Y entonces sacas tu móvil y clic, clic, clic…. Fotografías todo, hasta el aire que malrespiras a través de la maldita mascarilla. Miras y ves: casas, calles, puertas, letreros, árboles, ventanas y balcones, niños, palomas y coches, autobuses, nubes y abuelos, mujeres y hombres presurosos, altivos y taciturnos, lonjas cerradas, carteles de se vende, se alquila, sueños perdidos, ilusiones escondidas entre los jirones de tantas vidas… Subes y bajas cuestas, cruzas calles, esperas semáforos y observas, miras, ves, escudriñas…. Disparas: clic, clic, clic…

Hoy me siento mal, parezco una esquirola. En los últimos 39 años, es el primer 1 de septiembre que no estoy en la caja de salida del nuevo curso escolar. Mi yo más guerrero y solidario siente que tenía que estar ahí, dándolo todo, como siempre, pero… por otro lado también sé que ya me tocaba, que este Año Nuevo que supone para todos los docentes el primero de septiembre, ya no me tocaba, éste no era mío. Ayer me dediqué a mandar mensajes de ánimo a todos mis compas y demás amigos y conocidos de la profesión. Lo agradecieron, enseguida me llovieron los whatsapp de gracias por los ánimos, por acordarte, no te olvides de pasar a visitarnos, suerte vamos a necesitar… Sé que hoy la cosa ha sido un poco liosa, que ahí andan, con el miedo y las ganas de arrancar para ver cómo va a ser esta tragicomedia que nos han escrito desde no se sabe muy bien dónde. Pero lo que si está claro es que l@s docentes son quienes van a sacar esto adelante, esta vuelta al cole tan controvertida. El profesorado y las familias y alumnos comprometidos con su salud y su derecho a una educación pública y de calidad, para tod@s... De las administraciones ni hablo, mejor, porque daría para mucho y mucho cabreo. Estoy muy orgullosa de tod@s mis colegas.

Se nos está esfumando el maldito año con una carga de dolor y estupor gratuita e innecesaria. ¿Tan mal@s hemos sido? Parece que la cosa va para largo, porque, aunque no quiera oír, leer, ver… al final estoy todo el día metida en harina con la dichosa pandemia y los distintos flecos que la adornan. Paciencia. No sé si esa es la palabra, el concepto que hemos de asumir, no lo sé. Se está acelerando demasiado todo. Todo lo que no necesitamos que llegue tan pronto.

Cuando miro a mi ama, pienso en l@s de su generación y me corroe la pena y la rabia, la impotencia, y como a Woody Allen cada vez que escuchaba a Wagner, me entran ganas de invadir Polonia. Han pasado una guerra horrible siendo niñ@s, una posguerra terrible y durísima, les arruinaron la juventud, de adultos pasaron mil estrecheces y vivieron con miedo y en silencio… Y ahora, ¿terminar así? No hay derecho, ¡no!

¿Qué nos espera? ¡Cualquiera lo sabe! No quiero ser agorera ni conspiranoica ni nada parecido, sí prudente y expectante. A mí la vida me ha plantado en estos 60, que ya voy terminando, en una encrucijada sin indicaciones claras de hacia dónde ir. Voy tirando de mi intuición, de lo aprendido y aprehendido, de lo mucho deseado, de lo no conseguido, de lo logrado, de los afectos, de las ganas y las fuerzas que aún me quedan por ahí, latentes… Voy tirando y a veces me miro en el espejo y me río conmigo misma, otras, no reconozco a la que asoma del otro lado, a la que llora bajito, a la que se le anegan los ojos, esos ojos verdes chispeantes, y se le convierten en un mar de lágrimas, en un piélago descontrolado, en un tsunami de olas de miedo… STOP. Le doy el alto, le pido la documentación, le pregunto por las intenciones, y luego le doy una tila, una palmadita en la espalda y la dejo pasar. La frontera está justo en las lindes del sueño y la verdad. ¿Qué habrá tras la puerta?

 Las 19:41. Termino ya, así va esta reflexión, tal cual.

Seguimos caminando. ¡Ánimo compañer@s, y que la fuerza nos acompañe!

Foto y Texto: Edurne

6 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Comprendo esa sensación que expresas tan bien, pero disfruta de esta etapa de vida. Cumpliste y ahora te toca estar en ti.
Besos.

Sor Austringiliana dijo...

Ánimo amiga Edurne, lo de sentirse esquirol en estos días lo entiendo porque lo sigo viviendo yo, y ya es mi cuarto curso de jubilada. Y también el blog de mira de mala manera, escribo poco, está situación bloquea.
Ánimo y besos, Edurne.

Chelo dijo...

Con pandemia o sin ella, llega un momento que hay que parar, dar un paso atrás y dejar sitio a las nuevas generaciones, así me lo plantee y así lo sigo viendo.
Qué es verdad que tienes fuerzas, ganas e ilusión para seguir al pie del cañón más tiempo pero ellos piden paso y hay que dárselo.

Sobre la situación actual, prefiero no hablar por aquí quizás no guste demasiado lo que pienso . Ánimo y un fuerte abrazo

Francisco Espada dijo...

Imagino que tu ordenador echa de menos tu tacto, lo mismo que yo echo de menos las caricias deliciosas que escribes, tus relatos viajeros, los libros leído, el estado de AMA...
Te extraño y te abrazo.

desencanto dijo...

Nostalgia compartida. Este es mi tercer septiembre sin incorporarme. El primero se me hizo muy raro, el segundo recuperandome de una lesión de rodilla, ni me acordé.
Este 2020, y lo siento por todo el colectivo, por todas y todos, respiro aliviada.





Edurne dijo...

PEDRO, SOR, CHELO, PACO Y DESENCANTO:
Es lo que hay, lo que nos ha tocado.
Encararemos lo que venga con el mejor de los talantes.
Ánimo!
Besos y abrazos para todo el mundo.
:)