Hoja en blanco. Punto y seguido. Frases cortas, pensamientos estancados. Dejo que los dedos se deslicen por el teclado. No pienso. No pienso en nada en concreto, tan sólo me dejo llevar. ¿Será esto? Lo de la “escritura libre”, digo. De momento, me va bien. Afuera “ventea” a ratos, y el sol se pone furioso, a ratos también. Tengo sueño y estoy cansada, muy cansada. Pero no me voy a quejar, me miro en el espejo y no me veo mala cara. Aunque prefiero no hacerme demasiadas preguntas, porque, ya se sabe, cuando una se queda plantada frente al espejo, zas, le asaltan todas las preguntas, todos los miedos… y lo que puede suceder es que una, acabe llorando. Y no, no estamos por la labor de deshacernos en un mar de lágrimas, ¡para nada! Nos paramos, vamos, más bien, me paro. Si hablo en plural es porque muchas veces me siento acompañada por mí misma, por la que está por ahí dentro, escondidita y de pronto me habla, me dice cosas al oído, y claro, no tengo más remedio que escucharla, prestarle atención, hacerle caso, o no… que no vean ustedes cómo discuto con ella, ¡ay, a veces es de un cansino!
Pues eso, que paro, miro, respiro, y sigo. Sí, debe de ser “escritura libre”, porque yo tecleo y tecleo sin un objetivo fijo. Y he empezado con este ejercicio sin premeditación alguna (y mucho menos alevosía, ¡faltaría más!), pero, ahora mismo me estoy acordando de mi amiga Nerim, que el otro día colgó una entrada sobre estas cosas… Pues mira por dónde le estoy haciendo caso, hala, ¡ancha es Castilla! Y también he de confesar que he estado más que tentada de no usar signo de puntuación alguno, pero… soy un poco estricta en esto, lo siento, me dejo llevar pero con un límite, ¡jejeje!
Sigo escribiendo, y mientras lo hago estoy pensando en la foto, o el dibujo o la imagen posible para esta entrada. Tengo algunas candidatas, luego me dedicaré a buscar entre mis carpetas. Ahora he de dejar el tecleo, voy a salir a dar un paseíto con mi aita y nos acercaremos a buscar a ama que está en la peluquería, les acompañaré un rato y luego haré unos recados.
Vuelvo. He salido a la terraza a cerrar unas ventanas, el viento está pesado y unas nubes imponentes andan haciendo guardia por el cielo. Son las seis y media de la tarde y me ha dado por pensar en lo pronto que anochece ya. No me gusta. Tampoco me gusta tener que dar la luz para desayunar, a mí que me encanta levantar los estores, incluso salir a la terraza mientras me como un kiwi y veo a los mañaneros que entran en el metro… ahora hasta hace fresco a las siete de la mañana, y tengo que encender la luz.
Está curioso este ejercicio, es como una fotografía instantánea, una de ésas sacadas con la Polaroid. Tal vez salga algo borrosa o movida, pero es real, es lo que está pasando y que ya, se fue. Huy, qué cosa, ahora me quedo colgada de ese pensamiento: escribo, pienso, miro, digo, como, bebo… y ya, ya está, eso mismo no puede volver a ser, ¡nunca más! Acongoja, ¿no? En fin, estas cosas, pasan, lo de acongojarse, o acojonarse, porque, al fin y al cabo, andamos dando vueltas a lo mismo, y yo acabo de volver a lo de mirarse en el espejo, a lo de las dudas, los miedos…
Vuelvo a parar. Separo algunas palabras que se me quedan pegadas (¿será que ellas también tienen miedo y prefieren aparecer juntitas, de la mano?), me enderezo en la silla, me ajusto las gafas, me rasco la mejilla, echo una mirada a la tele, no sé porqué pero tengo puesto el partido de baloncesto… y aquí vuelvo a dejarme llevar, en este caso por mis recuerdos. Acabo de trasladarme a mis doce años, cuando todavía estaba en el cole de las monjas, y a cuenta del baloncesto, lo de siempre: que yo jugaba a baloncesto. ¿Con mi estatura (1’55)? Se preguntarán algunos. Pues sí, porque yo, a los doce añitos, estaba casi casi como ahora, claro, luego me quedé ahí. Y sí, jugaba a baloncesto, era base del equipo A de “Las blancas”. Jamás me olvidaré de eso, casi es como mi carta de presentación: “Hola, muy buenas, soy Edurne, y de pequeña, en el cole, jugaba al baloncesto, era defensa del equipo A de Las Blancas”. ¡Y hala, una se queda tan ancha! Y estos chicos de “La Roja” baloncestista parece que están recuperando terreno. Y oigan, que el sol está otra vez atacando… no vean cómo corren las nubes (“¡Non fuyades cobardes!” Don Quijote dixit).
¡Jolín! Que me está cundiendo la tira esto de la escritura anarca, ¡ya lo creo! Muchas veces me dan ganas de coger boli y papel cuando me despierto en pleno sueño (yo es que sueño mucho y muy denso), y transcribirlo, así tal cual… pero da mucha pereza abrir los ojos y levantarse y espabilarse y buscar, y ponerse las gafas y… ¡huy, para entonces, el sueño ha volado! Vuelvo a acordarme de Nerim y su amasijo de ideas. Es que estas cosas nos pasan a todos los mortales, ¿o no? Y los del baloncesto dale que te pego a los triples, ¡vaya, vaya! Para nada, en el último instante, un triple de Serbia y ¡adióssss!
¿Qué, lo dejo por hoy? ¿Les parece a ustedes bien? ¿No me estaré volviendo un poco loca, no?
Lo he dejado, pero solo unas horas, ya es de noche, noche cerrada (y eso que no es tan tarde, casi las diez menos cuarto) y aún tengo que cenar, me espera una ensalada de lo más sugerente: tomate del País, aguacate, queso fresco, pasas, pasta, zanahoria rallada, manzana, nueces, huevo cocido (es que había que liquidarlo de alguna forma…), sal, orégano, perejil, ajo picado, aceite de oliva y vinagre de Módena. Hummm… nada, si voy a tener que dejarles y salir pitando a la cocina.
Esto que estoy haciendo hoy es como escribir en mi cuaderno, en mi “diario”, el que llevo escribiendo desde los 19 años. Pero un blog es una bitácora, un diario de campaña también, ¿o no? Y bueno, de vez en cuando, ocurre, o sea, que nos soltamos y damos rienda suelta a lo que fluye por nuestros fueros más íntimos, eso que llamamos sentimientos, o lo que denominamos ideas, pensamientos, o miedos, o angustias, o preocupaciones, o… en fin, nuestra esencia. Pues eso es lo que estoy haciendo yo esta tarde-noche: dejarme llevar, así, como mecida por las olas de esta Orilla, que nunca se sabe hasta dónde te van a llevar, lo que sí es seguro es que luego te depositan de nuevo en la orillita.
Hoy ha empezado el curso de nuevo. Bien, muy bien. Mucho calor, mucho sol, mucho contento entre el público infantil. En el fondo están deseando volver y reencontrarse con lo que conocen, con los amigos, con la escuela, la rutina escolar…
Me ha interrumpido el teléfono, mi hermano, que anda por Andalucía estos días. Las vacaciones en septiembre también tienen su encanto. Yo no me quejo, que lo mismo alguien me echa en cara que los maestros tal y tal… sí, pero ¡ay, podría decir yo tantas cosas en nuestra defensa! Tema aparcado. Otro punto, punto y… aparte.
Vuelvo a cambiar de tercio y es que mirando hacia mi izquierda, no, mi derecha, tengo el libro del Taller, el colectivo que publicamos todos los años. He estado leyendo algunos de los textos que leeremos en la Presentación el miércoles que viene. Yo siempre leo en las presentaciones, no es por nada, es porque normalmente a la gente le da vergüenza eso de leer en público. A mí no, hace mucho que perdí el miedo escénico (¡estaría buena si no lo hubiera perdido!), y además, me encanta leer, no lo puedo remediar, me encanta, lo vivo, disfruto un montón y los demás también (sin falsa modestia). Aprendí a leer antes de los tres años (no es un farol, es verdad), y desde entonces no he parado. Leer es mi pasión, en voz alta, en susurro, para mis adentros… pero leer. Y escribir, por eso estoy aquí, dale que te pego. No sé, tal vez tenga algo de terapéutico todo esto, pero lo cierto es que una se queda más bien… ;)
No, si ya me lo imaginaba, me van a dar las uvas con esto, y la ensalada se me va a quedar mustia. Las 22:05. Reportando en directo, ¡jajajaja! Baltasar Gracián, un escritor del siglo de Oro español, siglo XVII, clérigo él, decía aquello tan famoso de: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Lo mío no debe de ser bueno para nada, la brevedad no es una de mis cualidades, está visto. Pero qué le vamos a hacer. Y se me ha ido la pinza en este momento, sé que tenía algo más en el tintero y nada, se me ha volatilizado. Será que la neurona que me queda viva a estas horas anda reclamando su alimento. Será.
Ah, ya me acuerdo, y venía a cuento de la brevedad, y tenía que ver con escritores, por eso he hecho mención a Gracián… lo que quería decir era que no aprendo nada sobre ser breve, y que encima que estoy leyendo a Augusto Monterroso, el maestro del cuento breve, de los microrrelatos… pues eso, que ya me vale.
¿Recuerdan el del dinosaurio?
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí."
Breve, brevísimo.
Ahora sí, ahora sí creo que voy a dejarles descansar un poco de tanta divagación. Antes, les informo de que pasaré por el baño, me lavaré las manos y me miraré en el espejo, y me diré unas cuantas cosillas… ¡a ver si me hago caso de una vez!
Que ustedes descansen bien, que tengan un buen día mañana, que se sonrían siempre cuando se miren al espejo, y eso… que seguiremos. Ustedes me perdonen la perorata.
Y les dejo con otro micro del maestro Monterroso:
"Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico."
Imagen: de Internet
Ahora sí, ahora sí creo que voy a dejarles descansar un poco de tanta divagación. Antes, les informo de que pasaré por el baño, me lavaré las manos y me miraré en el espejo, y me diré unas cuantas cosillas… ¡a ver si me hago caso de una vez!
Que ustedes descansen bien, que tengan un buen día mañana, que se sonrían siempre cuando se miren al espejo, y eso… que seguiremos. Ustedes me perdonen la perorata.
Y les dejo con otro micro del maestro Monterroso:
"Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico."
Imagen: de Internet
16 comentarios:
No está de más de vez en cuando soltar los dedos y que tecleen a su gusto. Ellos también necesitan su desahogo. Me ha gustado tu recuerdo de jugar de pequeña al baloncesto, más que nada porque coincide con uno mío. Ocho añitos y jugando de pivot en Santa Rita, y hasta los dieciocho en San Viator (todo santos). De vez en cuando vuelvo a las canastas pero el cuerpo cada vez acompaña menos y los chavalines son muy duros.
Fantástico el del dinosaurio, me apunto a Monterroso para cuando tenga tiempo.
Bss.
jajaja,si supieras que me ha pasado lo mismo..antes de publicar..otra que perorata..te ha salido de maravillas y que casualidad..mi entrada también hace referencia a mi hoja blanca!!!
que ya no está blanca (obvio)..bueno pues lo llamaría refrescante..saber el ritmo de un día tuyo amiga..
te dejo un besazo!
Gracias por compartir tus divagaciones Edurne.
Poder leerlas ha sido un privilegio delicioso.
Por mí puedes repetirlo a diario.
Besos.
Precioso pensamiento en voz alta, deliciosa manera de escribir. Se lee de un tirón, sin aliento.
Saludos.
¡¡¡guauuu!!!, lo que ha dado de si "la escritura libre" y el amasijo de ideas. Excelente, me ha encantado, como dice Javier, se lee de corrido casi sin respirar.Sigue, sigue, no pares.... sigue tecleando.
Muxu bat
el arte consiste en hacer arte y el arte nace de la divagación, breve o larga, no importa, lo importante es que una vez acabada la obra de arte será eterna
muy bueno
lástima lo del triple, bueno, para serbia no fue así si no más bien una obra de arte
Eres genial Edurne. Fijate, que cuando veo textos largos no los suelo leer porque me esperan muchas visitas. pero me he puesto a leerte y me ha enganchado tu texto y he disfrutado contigo. y de verdad he llegado hasta el final ajjajajaja.Muchos besos.Yo prefiero escribir breve pero no porqueGraciaslo diga que por cierto está enterrado en mi pueblo , sino por vagancia. Muchos besos amiga.
Me he tradao entero tu post, y se digiere mejor que un durum :)
... yo lo dejé para este sabadito de mediamañana, después de limpiar un poco la casa y tratar de reconciliarme con el espejo...
Y sabes, que me ha parecido el capítulo de una novela... ésa que mal o bien vivimos todos cada día.
Abrazote.-
Hola Edurne. Me ha encantado tu texto. Soy Idoia y de pequeña jugaba a balonmano. Siempre tengo la cabeza en las nubes y tengo el defecto de simplificar las cosas. Te sigo yo también.
Besos
Escritura anárquica o escritura compulsiva, a mí me pasa eso a veces también, y hay veces que no se me ocurre nada y otras que parece que no puedo dejar de escribir
No sé qué te ha pasado para desprender semejante retahíla compulsiva. Lo he leído gusto, la verdad; bueno espero que después del desahogo hayas dormido bien. De todas formas nos veremos el día quince.
Un abrazo.
JOSÉ:
Sí que está bien dejarse llevar por lo que nos sale a borbotones de ahí adentro...
Así que también le dabas al baloncesto, eh?
;)
Besos.
BÁRBARA:
Pues sí, en la vida tenemos de todo, hojas en blanco y hojas repletas...
Besitos y seguiremos rellenando nuestras hojas día a día!
TORO:
Jajajaja! Gracias, muchas gracias!
Seguro que me dará el cuarto de hora cualquier otro momento...
Besitos!
JAVIER:
Tú bien sabes que lo que sale del cuore sale así, sin cortapisas, y es lo más natural.
El placer es mío, caballero!
Besos.
MIREN:
Jajajaja! Ya ves que te he hecho caso, y sí, se queda una muy bien después de "escupir" lo del momento tal cual está sucediendo.
Muxu bat zuretzat, polite!
TOMÁS:
Breve o largo, qué más da, verdad?
Y bueno, el ARTE, en fin, a mí me queda mucho para llegar a él!
Besitos!
MILAGROS:
Pues sí, Baltasar Gracián murió en Tarazona, y allí está enterrado!
Pero lo de la brevedad o la largueza... a mí, según me dé, pero más bien tiro alo largo, qué le vamos a hacer, una es así, que tiene cuerda y cuerda y cuerda... jejeje!
Besitos y gracias siempre por chapotear un ratillo!
JORDIM:
Jajajaja!
Pues menos mal que no ers celiaco (espero que no!) porque el durum...
Gracias por tus palabras!
Beso.
TRISTANCIO:
La vida es una novela, qué digo? Es un novelón! Jajajaja!
Besitos, profe!
IDOIA:
Pues muy bien, me parece muy bien, vamos, hasta lo de tener la cabeza en las nubes y el defecto de la brevedad... jejejeje!
Muxus!
MIGUEL:
Compulsivamente, comolo de las compras, no? Jajajaja! Sí, yo escribo mucho así, y luego me parece bien, y hala, ahí que lo dejo! Una que es así...
Besitos!
FERNANDO:
Hombre, pasarme, pasarme en ese momento... bastante me pasa ya!
La verdad es que escribir de corrido alivia, alivia el cajón de las letras, de las ideas aturulladas y relaja el coco. Con eso, para mí, suficiente!
Sí, nos veremos el miércoles en la presentación del libro. Ya estoy preparando los fragmentos de los textos que voy a leer... A ver si tenemos tanto aforo como los otros años!
Muxus!
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