sábado, 19 de mayo de 2007

PERO TAMBIÉN...


Y también sucede. Sucede que de pronto, la bruma se esfuma, los vapores que enturbiaban tu razón, desaparecen... también ocurre.
Y entonces, la orilla aparece despejada a tu vista, a tu entendimiento... que recobra su aplomo, su gracia y apostura.
Te has sacudido el muermo de encima, la rabia, el miedo, la pena...
Sucede que lloras, que chillas, ¡que te rasgas hasta las vestiduras! Y entonces, cesa la lluvia, rompe el sol la densa cortina, y una suave brisa acaricia tu cara, besa tu mejilla...
Suele ocurrir.
¡Que me digan si no sucede también que tras la tempestad, llega la calma!
Todo depende del cristal con que se mire...
¡Que venga alguien y me lo diga!


Foto: Antonio Manipulación: Edurne

5 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno, pues pasó la borrasca, según parece. un rato de anticiclón y aguas claras. aprovechemos este rato! saludos nítidos, diáfanos.

Anónimo dijo...

Al acabar de leerlo me he imaginado durmiendo plácidamente. La calma me da sueño, un sueño tranquilo y suave (como la brisa), sueño reparador y cargado de energía (como las sonrisas) sueño necesario y diario para poner todo en orden por dentro y por fuera y no perderte del todo con las emociones.

Edurne dijo...

De eso quiero yo, una buena ración de sueño, del bueno, del que repara y te hace un lifting en toda regla!
Sí, aprovechemos este rato, el de la brisa y la risa... jajajaja!

Anónimo dijo...

Pues eso, jajajaja...
De todas formas como dijimos en su día un poco de melancolía bucólica de vez en cuando no viene mal, ehhh.
Que si uno ve la costa siempre nítida de tanto contemplarla puede acabar estrellandose contra ella

Edurne dijo...

Cherto! Que un poco de bruma... no viene mal, pero ahora estábamos en lo de la brisita, la risa, la caricia del sol...