Todas las mañanas la veía pasar delante del taller. Siempre a la misma hora, siempre a las nueve menos veinte. Yo llevaba más de media hora de sucio trabajo encima, y esperaba, sin yo mismo saberlo, con ansiedad, a que ella pasara.
Primero era el suave y acompasado taconeo, luego ese perfume a violetas que se adelantaba a su presencia, y por último, toda ella. Ella que borraba el mundo a su alrededor, ella que era capaz de parar el tiempo y mi corazón, ella, que apenas en diez segundos se adueñaba de mí, y ni siquiera se enteraba.
Llevaba sufriendo así, más de cuatro largos meses. Cuatro meses desde aquella mañana en que ella pasara cuando yo levantaba la cabeza, me limpiaba la cara de la grasa después de haber estado peleando en aquel viejo SIMCA y su motor de gasoil. Estaba desesperado, furioso, pero... su visión fue el bálsamo que calmó mi enfado.
Iba despacio, parecía que buscaba algo en su bolso; forcejeando con él, cayeron al suelo unas cuantas cosas que llevaba en su blanca mano. No tuve que pensar, allí estaba, a sus pies, ayudando a recoger todo ese tesoro disperso. Su olor a violetas me emborrachaba, sus finos tobillos, sus esbeltas piernas, y aquellos delicados zapatos de princesa...
Por un momento sus ojos, sus grandes ojos color miel, dulces como ella, se cruzaron con los míos. Me avergoncé de mí, de mi aspecto, de mi suciedad, de mi torpeza... Un esbozo de sonrisa y un tímido "gracias" salieron de su boca. Y al levantarse, con un gesto rápido y preciso de su mano derecha, alisó y estiró la falda para, acto seguido reanudar su rítmica marcha. Cuatro segundos más y desapareció de mi vista, dio la vuelta a la esquina y se perdió entre las cajas de fruta de la tienda de Manolo.
El SIMCA me esperaba con las tripas al aire, y mientras, mi corazón rugía. La sangre se me agolpaba en las venas y era como si me faltara el aire. Tuve que darme una fuerte sacudida. Aquello había sido como una descarga eléctrica, como si un rayo me hubiera traspasado de arriba abajo. Desde entonces, siempre a la misma hora, siempre a las nueve menos veinte... ella pasaba. Mi corazón latía cada vez con más fuerza desde diez minutos antes, y justo a menos veinte, se paraba. Las violetas, ¡y yo revivía!
Foto y texto: Edurne
6 comentarios:
He decidido vender mis violetas de una en una, para no "emborrachar" con el perfume de mis pequeñas flores...
Y para quien ya se haya perfumado con él, pues... que disfruten de la nueva presentación, del nuevo envase!
Y para quien no lo conozca, pues... que se deje llevar por las violetas! Paciencia.
¿El del taller no será el Fiti y esto el comienzo de un capitulo de los Serrano, verdad?
Es broma, es broma.¿A donde llevara el destino a nuestro mecánico enamorado? Esperamos con impaciencia el próximo capitulo de los Ser.. esto no, no. Es la hora hija, que ando espeso. Vamos a ver, se intuye una bonita historia,...
Que prolija, hija.Me dais una envidia.. voy a tener que buscarme un martinezgemelo asi a ver si sumando gano algo en talento...
Inspector Martínez:
Le parece a usted que el perfume de violetas puede ser... narcótico, mareante, asfixiante hasta tal extremo? Extremo extremis, ya me entiende!
No, lo digo porque tengo contactos por los bajo sfondos y me estoy enterando de cosas... yo sólo quiero avisarle, para que esté muy atento. Creo que un viejo conocido suyo ha reaparecido en escena!
Y hay un par de boldies en peligro...
Entonces... las violetas pueden tener algo que ver?
El Fiti...paldi? Los del jamón serrano? Huyyyy, que me parece a mí que ve usted mucha tele, inspector...
Pero atento, usted atento, que esto reza así:
"To by continued".
bonita como se presenta la historia (no por ser conocida igual o más de bonita), muy romántica y tierna. Casi siento el olor de las violetas... ayyyy!! que no, que son narcisos, ¿serán lirios? que lío!!!!! Olores dulces y envolventes, sobre todo en primavera.
pregunta: ¿habrá algún tipo real (es decir no imaginario)al que le pase eso???? vaya, que le duré la sensación diez segundos o más????
Poniendo aperitivos para abrir el apetito, eh? Bien, bien. Seguiremos entonces alerta, a ver qué más cae por esta orilla...
Gemelilla... que los olores dulces, envolventes en primavera dan una vidilla.... y también una alegríaaaaa y un poco (o un mucho) de alergia (atchiss, atchisss).
Respuesta: Puessssss no sé, habría que investigar (tal vez el Inspector Martínez sepa algo al respecto). Eso de que les dure la sensación diez segundos o más...
Pero me da a mí que es como lo de las meigas: haberlas, haílas, seguro! Pues hombres de este calibre... "habrálos", "habrálos"!
Silvirecargadadepilasnuevas... los pintxitos abren el apetito y muchas cosas más, así que vive l'apéritive!
Seguiremos con esos diez segundos violeteros, y entre medias (y calcetines), pequeños botoncillos, orlas y pasamanerías para aliviar el intenso perfume a violetas...
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