martes, 5 de marzo de 2013

CRUZANDO EL DESIERTO



Sin agua ni parasol que cubra mi sesera cruzo el desierto más allá de donde los límites recomiendan y sabiendo que nada me espera del otro lado acaso una tierra aún más  yerma más extraña y hostil para mis problemas que no son solo míos que los comparto por solidaridad y necesidad humana que ya eché mis cuentas y no me salen nunca cuadran dos más dos a veces son solo uno y entonces lanzo al abismo mis quimeras porque harta estoy de tanta promesa nada me alivia nada me sorprende ya en esta vida cruzo el desierto sola llevando sobre mis espaldas las culpas ajenas ay de mí que ni dormida puedo soñar con un oasis donde mi sed calmar…

Pintura: Antonio  Texto: Edurne

5 comentarios:

Francisco Espada dijo...

¡Perfecto, Edurne! Me ha gustado muchoel no uso de puntuación porque asemeja esa aridez del desierto que describes. Un diez.

Diez besos

Elena dijo...

Coincido con Francisco, esa falta de puntuación produce en el lector la sensación descrita en el texto.

Un beso Edurne.

Antorelo dijo...

Por poco me asfixio leyendo el texto...
Un abrazo

Tristancio dijo...

"La soledad es nuestra propiedad más privada...", dijo Benedetti, sobre todo cuando de atravesar desiertos se trata.

Un abrazo, amiga.-

Edurne dijo...

FRANCISCO, ELENA, ANTORELO,TRISTANCIO:

La vida es como un desierto la mayoriía de las veces, y cuando esta sensación nos rodea, la soledad es la única compañía que tenemos...

La no puntuación es precisamente para eso, para agudizar el ahogo. Me dio por ahí una vez y me inventé esta "Nueva Gramática de las Emociones"!

Muchas gracias a los cuatro por seguir chapoteando en esta orilla!

Un besote!
;)