Hoy se nos acaba mayo
y yo me veo con la premura de colgar estas Crónicas del Foro. Las de hoy no van
a ser unas Crónicas al uso, sino más bien rápidas y algo escuetas. La razón o
razones, son varias. A saber: la falta de tiempo, se me acumula el trabajo
corrector, y otras de tipo más preocupante, mi chico está en el Hospital desde
el lunes, pero por él, escribo las andanzas del fin de semana y cuelgo sus
fotos.
Llegué yo a Madrid
comiéndome los higadillos a cuenta de ese 3-0 que nos encajaron los culés, ¡imagínense!, justo para ver gran parte del segundo tiempo, y ahí ya me quedé algo trastocada,
entre el cansancio acumulado, el viaje, que fue pelín raro, y el bajonazo de la
goleada… pero bueno, la vida sigue, a nosotros nos van a seguir fastidiando
igual, y si no, a los hechos políticos, económicos y sociales me remito…
El sábado amaneció
precioso, y el ánimo lo teníamos de Retiro, o sea, de libro, por lo que hacia
allí encaminamos nuestros pasos.
El cielo raso, los
árboles en todo su esplendor, gente y más gente. Los puestos nos
esperaban con los brazos abiertos, y una que no paraba de quitarse y ponerse las
lentes, ya saben, hay que leerlo todo, mirarlo todo… Muchas veces me tuve que
auto excluir de alguna caseta pues la tentación casi podía conmigo, ¡débil que
es una!
Iba con la intención
de encontrar a Enrique Páez, escritor y amigo bloguero, que firmaba su último
libro “Cuatro muertes para Laura”. Lo encontré en la caseta donde firmaba su
mujer, Beatriz Montero, de quien me traje un libro: “Los secretos del
cuentacuentos”, y que nos sacó una foto, pero con la cámara de Enrique, ¡así
que espero que se acuerde de mandármela!
Los encuentros con
amigos virtuales, al menos los que he tenido hasta el momento, han resultado de
lo más gratificantes. Y éste con Enrique y Bea, tampoco fue menos, aunque tuvimos poco ratito para departir.
En la Feria te
encuentras, a mas de cantidades ingentes de libros, gente y más gente (ya lo he dicho antes),
escritores conocidos y desconocidos… Por allí estaban el periodista Ernesto
Ekaizer firmando su libro; la hija del sonriente Eduard Punset, Elsa Punset,
una mujer de lo más agradable y lista, que alguna vez que la he oído, me he
quedado con la boca abierta; y también estaba Clara Sánchez, de quien acababa
de leer su última novela: “Entra en mi vida”, y como no me pude contener, me
acerqué a saludarla y comentarle lo que me había gustado su libro, se puso tan
contenta que se levantó y me dio un par de besos, ¡ya ven! Hasta los hay que
realmente son normales, de carne y hueso, y nada divos y estirados…
Compré, claro que
compré, y eso que ya les digo, la mayoría de las veces me tapaba los ojos, o
miraba para otro lado. Así fui llenando poco a poco mi bolsa especial para el
evento.
Y la llené con los títulos que les muestro en las fotos: el ya
mencionado de Beatriz Montero “Los secretos del Cuentacuentos”, uno de mi
admirada Gloria Fuertes, titulado “El Rastro”, cuatro pequeñitos: tres de
literatura norteamericana y uno de italiana, de la editorial Nórdica: “Niños en
su cumpleaños” de Truman Capote, “La buena gente del campo” de Flannery O’Connor,
“Miss Zilphia Gant” de Willian Faulkner, y uno de Luigi Pirandello, “El viaje”.
Una gozada, me parecieron una auténtica gozada de libritos, así que… ¡para la
bolsa!
También me encontré con mi querido amigo Stefan Zweig, y como nunca puedo decirle que no… esta vez me vine con este ejemplar: “Sueños olvidados y otros relatos”,que promete.
Y como este año la feria está dedicada a la literatura italiana, me hice con un librito muy manejable y agradable de leer: “Cuentos italianos”, de diversos autores, entre ellos, el ya mencionado Pirandello, D’Annunzio, Svevo, y otros.
Compré algún otro libro más para regalar, y al día siguiente, en la tienda-librería de la Fundación Mapfre, compré uno de Charles Darwin, porque el día anterior estuve viendo un documental interesantísimo en la tele y me picó de nuevo la curiosidad darwiniana… “Sobre la selección natural”, así se titula el ejemplar con el que me vine a casa.
Ya ven, tengo buenos ratos de lectura esperando encima de la mesa. Esperaré a ir hincando el diente en cada uno de ellos, eso sí, poco a poco.
También me encontré con mi querido amigo Stefan Zweig, y como nunca puedo decirle que no… esta vez me vine con este ejemplar: “Sueños olvidados y otros relatos”,que promete.
Y como este año la feria está dedicada a la literatura italiana, me hice con un librito muy manejable y agradable de leer: “Cuentos italianos”, de diversos autores, entre ellos, el ya mencionado Pirandello, D’Annunzio, Svevo, y otros.
Compré algún otro libro más para regalar, y al día siguiente, en la tienda-librería de la Fundación Mapfre, compré uno de Charles Darwin, porque el día anterior estuve viendo un documental interesantísimo en la tele y me picó de nuevo la curiosidad darwiniana… “Sobre la selección natural”, así se titula el ejemplar con el que me vine a casa.
Ya ven, tengo buenos ratos de lectura esperando encima de la mesa. Esperaré a ir hincando el diente en cada uno de ellos, eso sí, poco a poco.
A la tarde me esperaba
otro encuentro, esta vez con la gallina más dicharachera y jabonera de toda la
blogosfera, con Miss Marpple y su gallinero, Cristina.
Había mercadillo y
reivindicaciones varias en torno a lo social en Malasaña, y en la Plaza del Dos
de Mayo, bajo la atenta mirada de Daoíz y Velarde, las pequeñas carpas de los
artesanos y la música y el ambiente reivindicativo… Cristina y yo nos reconocimos
en un segundo y nos fundimos en un cacareante abrazo. Otra gozada de encuentro,
además rodeadas de los aromas de sus jabones. Un día redondo el del sábado.
Y el domingo, apurando
las horas al máximo también hubo deleite cultural, en esta ocasión nos
acercamos hasta el Paseo de Recoletos a ver la exposición del pintor expresionista alemán Ernst L. Kirchner en
la Fundación Mapfre, y de quien les dejo este enlace. Un derroche de colorido,
con algún flash de recuerdos pictóricos, para mí, que asemejaban a Picasso, a
Matisse, a Van Ghog… Muy interesante. Tuvimos que hacer cola bajo un sol casi
de justicia durante media hora, pero no importó, la espera merecía la pena.
Y pasear, como
siempre, disfrutando de cada baldosa, del cielo, de los árboles, de la gente,
del bullicio heterogéneo en una palabra… para terminar a las cinco y media en
el bus de vuelta al Botxo.
Y esto es todo, decía
que iba a ser corta y escueta, no sé si ha quedado tan corta y escueta como
pretendía…
Fotos: Antonio y
Edurne, las del partido de la Copa, la de Enrique Páez y la de la
portada del libro de Clara Sánchez: de la Red, así como el cartel de la Feria Folleto Kirchner: de la exposición.