Hace cincuenta y cuatro años que
vine a este mundo, a este Valle de Lágrimas… (¡cuán cierta es la expresión!).
Vine para alborozo de muchos. Hice que los miembros de mi familia conmigo
estrenaran maternidad, paternidad, abuelura y tiura… (palabros inventados por
mí, pues no sé cómo expresar el significado de ser abuel@, de ser tí@). Fui primogénita,
heredera al “trono” de muchísimas esperanzas.
De siempre me he sentido querida y
valorada por los míos, por los más directos, desde luego que sí. El amor, todo
el amor que he recibido, es la herencia que llevo con orgullo, es el tesoro que
voy repartiendo, porque, si has sido querid@, respetado y valorado, sabrás
hacer lo propio con los tuyos y los demás. Eso lo tengo claro. Reconforta y
satisface mucho más lo que das que lo que recibes. Quiero y me quieren, no es
si tú me das yo te doy, es un intercambio natural.
De siempre, también, he celebrado
con gran alegría el día de mi aniversario. Ya falta un mes, ya faltan veinte
días, ya faltan cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡ya llegó el 7 de diciembre!
Hoy cumplo 54. Soy una mujer mayor,
al menos adulta en todo lo que implica ser persona, y ser mujer. A esta edad,
mis abuelas ya habían conocido lo que era ser madres, ser abuelas. Yo no, pero
no quiere decir que no sepa lo que es, que no comprenda, que no entienda muchas
cosas. Demasiado, entiendo demasiado de esta vida. Mi situación familiar, mi
profesión, en fin, mis propias circunstancias de vida han hecho de mí una
persona abierta, solidaria con el sufrimiento y los problemas, cariñosa y
cercana (estará mal que yo lo diga, pero es así, soy una persona que quiere
MUCHÍSIMO, y también que sufre MUCHÍSIMO). Estoy cargada de defectos, pero esos
ya los conocen quienes me tratan, en cualquier caso no son de esos defectos que
afecten terriblemente a la vida de los demás. Soy una más en este mar inmenso
que es el mundo, la vida, la sociedad… Procuro pasar lo mejor posible por ella,
a veces es casi imposible no pisar una mina personal que te explota en la mismísima
cara y te deja trastornada por dentro y por fuera. Ya, es la vida, lo sé. Pero qué
quieren, ¡a veces es una grandísima puñetera!
Ahí arriba estaba yo celebrando mi
sexto cumpleaños, y me parecía que la vida corría demasiado. La víspera,
recuerdo que tuve una conversación muy interesante con mi ama acerca de lo que era hacerse mayor.
Ahora he comprendido muchas de las cosas que me dijo. Y recuerdo que en esas
fechas de celebraciones, en casa nunca faltaba la consabida tarta de moka, (hummmm,
la estoy saboreando ahora mismo), refrescos para los niños y una copita de Pico
Plata para los mayores, ¡jejejeje!
Y ahí estoy yo, sonriente, posando
como si acabaran de otorgarme el Oscar a la mejor niña del mundo, con la muñeca
que me regaló mi tía Bego, entre mi ama y mi aita… Mi aita, que ahora ha tenido
que intercambiar el papel de protector conmigo, me ha cedido el testigo, y
ahora él está en mis manos.
No tengo muchas ganas de celebrar
este día, mi regalo no es de los que se compran, o te lo regalan y si no te gusta,
lo descambias y te dan otro de tu agrado. No, lo que yo quiero no está en el
escaparate, no está a la venta. En cambio, lo que NO quiero, sí, ahí está, avanzando y
amenazando cada día un poco más, enseñando los dientes con saña, regalándonos
un poco de vida para que tengamos que agradecerlo y pagar, al final, el precio más alto.
Hoy no es un día alegre para mí.
Cumplo años, me voy haciendo mayor y voy entrando en ese círculo del sufrimiento,
de las pérdidas, de la impotencia, de la rabia… Pero también de los agradecimientos
por haber tenido la inmensa suerte de ser quien una es, de venir de quienes
viene, de haber sentido todo el cariño y el amor que he sentido, que siento.
Hoy tengo miedo, aunque él todavía está
con nosotros, pero tengo miedo, y una pena que no es contable, ni medible, ni
siquiera expresable…
Hoy quisiera volver atrás y estar de
nuevo ahí, así… Pero no, hoy cumplo 54, hoy me siento tremendamente triste y,
aunque no lo esté, también me siento tremendamente sola.
Fotos:
de la memoria familiar (foto 1: hace 48 años; foto 2: hace 5 días) Desahogo: Edurne