viernes, 26 de octubre de 2012

INDÓMITO



Le digo que no salga,

que se mantenga oculto,

–agazapado entre mis temores y mis rabias–.

Pero no puede más,

y salta.

Abre una brecha en el abismo del que emerge,

y deja tras de sí una herida sangrante,

purulenta,

con un dolor sordo

que va matando las pocas esperanzas

que le alargan la mano.

Es un asco indómito,

irreverente y fermentado

–de viejo que se ha hecho–.

Ya no tengo argumentos

con que aplacar su ira,

pues es la misma que a mí me ahoga

y domina.

Dejo que salga,

que vierta su carga fétida

y maloliente entre los rincones

del sistema carcomido.

Dejo que inunde estanques

y acequias.

Que rebase el límite permitido

y nos arrastre, nos arrastre…



Foto: Antonio Texto: Edurne

martes, 23 de octubre de 2012

DESDE MADRID CON AMOR (Crónicas del Foro XLIX)



Puente del Pilar. A una semana de la vuelta. Escribo justo siete días después de haber abandonado el Foro, y es que no quiero que esta vez se me quede nada enredado entre los dedos: los recuerdos, lo visto, lo rabiado, lo caminado, lo reído (vamos a ponernos con la cara alegre, que no siempre lloramos a todas horas)…
El tiempo es siempre un compañero que ejerce su derecho a voz y voto y permite que hagamos tal o cual actividad. Bien, no fue demasiado severo con nosotros, es más, el sol nos acompaño la mayor parte del tiempo, pero… era el último puente más o menos “viajable” antes de entrar de lleno en el otoño más cercano al invierno y, claro, Madrid estaba a rebosar, lleno hasta la bandera.

Llegué el jueves por la noche, después de casi cinco horas de viaje-lectura.  Les comenté en la entrada del relleno del sándwich, que había descubierto la novela de aventuras de Matilde Asensi, y que me había agenciado la trilogía de Martín Ojo de Plata, ¿recuerdan? Pues bien, en este viaje de ida y vuelta, he dado buena cuenta del último volumen de la serie, “La conjura de Cortés” y como ya hice mis comentarios acerca de este tipo de literatura, solo les dejo la portada del libro en cuestión.



Tener intenciones de visitar una exposición recién estrenada y de mucha “moda”, en fechas como éstas… casi una misión imposible. Eso nos ocurrió, ni el viernes, ni el sábado conseguimos acceder a la exposición de Gauguin en el Thyssen. Y eso que probamos diferentes horas, de mediodía, tarde y mañana… nada, imposible, las colas eran terribles y las entradas las daban para mucho más tarde, o simplemente, no las daban para ese mismo día. Resultado: desistimos, y como hay tiempo, esperaremos a mejor ocasión, aunque te da una rabia…




En contrapartida, y para consolarnos, pudimos ver la de Retratos del Pompidou en la Fundación Mapfre, y que el viernes tampoco nos dejaron ver por la misma razón, aforo completísimo para ese día.



Todos los cuadros son retratos, y la verdad que muy buenos, a mí me gustó mucho. Algunos de los cuadros expuestos ya los había visto anteriormente en otras exposiciones y otros museos, pero siempre agrada volver a disfrutar de las líneas y el color de obras tan buenas. Y como estará hasta el día de Reyes del año que viene, miren ustedes por dónde… todavía tienen tiempo. Y esta exposición es totalmente gratuita.



Allí mismo, en el Paseo de Recoletos, estaba instalada la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, que, casualidad, pero casi siempre que me acerco a la Mapfre, está esta feria…



Con las ansias museísticas y la frustración del Thyssen, teníamos ganas y hambre de más… Así que el Museo Naval se nos puso a tiro, pero no por un interés especial en esas cosas de la Armada… ¡uf!, sino por el reclamo del exterior: “No fueron solos. Mujeres en la conquista y colonización de América”. Y como andaba yo con las aventuras de Catalina Solís/Martín Navares… allá que nos metimos de cabeza.



El Museo tiene muchas cosas interesantes, cosas de las de antes, ya me entienden, y es curioso. Te puedes encontrar cañones y culebrinas de las naos españolas del siglo XVI, mascarones de proa o de popa, cualquiera sabe, que una no entiende de esta terminología náutica. Espadas, floretes, cartas de navegación, astrolabios, maquetas inmensas de barcos, trajes de almirantes, recuerdos de los muertos en alguna batalla de renombre, utillaje de las naves, armamentos diferentes según las épocas, retratos de reyes, reinas y bastardos reales… En fin, muchísimas cosas. 
Y en cuanto a la exposición que a nosotros nos interesaba, pues más bien era una pequeña muestra pedagógica, con datos históricos, algún que otro útil netamente femenino, recuento biográfico de mujeres famosas por su valentía, gobierno y arrojo… Interesante, de cualquier modo.














Llevaba yo la intención de perderme por los estantes de la nueva librería La Central situada en Callao. Fuimos, pero hasta allí nos perseguía el gentío. ¡Socorro! El edificio en el que está situada la librería, es un antiguo palacete de la zona, y que los propietarios han aprovechado al máximo para crear distintos espacios y ambientes. Tienen una web que se puede visitar, la recomiendo. 









Allí, merodeamos entre los distintos estantes, curioseamos, y yo “piqué” un poquito: “Yo mataré monstruos por ti de Víctor Balcells, del que nada conocía, pero, ya saben que yo me fío de mi olfato, de mi tacto, de mi vista…



También me compré otro librito: “Cuentos breves para leer en el baño”, una selección de cuentos de autores tales como Irving, Poe, Tolstói, Wilde… Y tal vez nos asome una sonrisa por el título, pero, ustedes saben muy bien que en el baño se lee… ¡huy, lo que se lee! Así que estos libritos, vienen muy bien.



En el Ayuntamiento de Madrid, el que gobierna la señora Botella como herencia que le ha llegado casi como llovida del cielo, están muy activos desde que cambiaron, Gallardón así lo decidió, la sede, y se trasladaron a la mismísima Plaza de Cibeles, al otrora Palacio de Correos (creo que todavía se utiliza como sede de la Posta nacional en una pequeña zona). Ahora es un punto de referencia cultural de la ciudad, y suele haber siempre alguna exposición, a mas de visitar su parte alta desde la que se divisa la urbe en su plenitud… 



No llegamos a la hora de poder subir hasta las alturas permitidas, así que nos conformamos con sacar alguna que  otra foto tras los cristales. Y disfrutamos de una exposición de pintura, y otra de tendencias de los diseñadores más emblemáticos del país…











El edificio, bello ya por fuera, tiene rincones muy curiosos en su interior, y pasearlo es una actividad bastante agradable. Si nos sentimos cansados en algún momento, disponemos de una zona de reposo con unos sofás de colores, cálidos y acogedores, que seguro harán las delicias de nuestros trajinados cuerpos… Como ven, siempre es una opción cultural más dentro de la amplísima oferta de la capital del Reino.










Y como todo no es museos y librerías, lo de siempre, lo más barato nos espera: callejear, mirar al cielo, admirar edificios y cúpulas: Azotea del Círculo de Bellas Artes, Cúpula del Metrópolis, la Gran Vía… 





Incluso hubo tiempo para visitar a las simpáticas tortugas de la Estación de Atocha, que parecen estatuas de lo hieráticas que son, aunque más bien creo que es porque están acostumbradísimas a posar.



También hay actividades más relajantes como los arreglos florales, y como ustedes ya saben de mis aficiones jardineras, ya ven, unas plantitas por aquí, otras por allí…





El Foro queda en orden, hasta mi nueva visita, que será… dentro de poco.


Fotos: Antonio y Edurne Foto cola en el Thyssen y fachada de La Central, más imagen  cuadro de Gauguin: Internet Escaneo libros: Edurne Folletos exposiciones Mapfre y Museo Naval: de las exposiciones.


domingo, 21 de octubre de 2012

¿A SETAS O A ROLEX?


Esto son dos vascos que andan por el monte, buscando setas. De pronto uno se encuentra un flamante Rolex y emocionadísimo llama a su compañero:
–¡Patxi, Patxi, mira, un Rolex de oro!
A lo que el otro, se planta de jarras ante el entusiasmado Antxon y le dice muy serio:
–Vamos a ver, Antxon, si vamos a setas, vamos a setas, y si vamos a Rolex, a Rolex… ¿Queda claro? Pues hala, ¡a setas!



Me las encontré así, dispersas por toda la oficina. Trabajando.


Por un momento pensé que eran parte de una broma de alguno de mis compañeros, pero no, las setas no sabían nada de bromas, que ellas eran muy serias, y que estaban allí, me dijeron, o creí entender, porque las habían mandado de la oficina del paro.


No daba crédito a mis ojos. Setas, eran setas, aunque más bien parecían platillos volantes. ¡Setas trabajadoras, y parlantes! Y al parecer, muy buenas…




Enseguida llegaron mis compañeros, y la cara de susto debió de ser la misma que puse yo. Pero como les llevaba una ventaja de quince minutos, hice uso de ella y les informé de la situación: que no había que preocuparse, que ellas hacían su trabajo y no se metían con nadie. Además, les dije, podremos salir al bocadillo de la mañana con más tranquilidad, sabiendo que si llega algún teletipo de última hora, ellas lo recogerán y sabrán qué hacer con la información. Se las ve muy bien preparadas, y encima hablan idiomas…




Ya, me dijo, Juan, ¿Y si nos quitan el puesto? Que con esto de los recortes, unas setas... mano de obra de lo más barato. ¡Ahhhh, pues en eso no había pensado yo! Porque, no había más que mirar y ver: manejaban el ordenador como nadie, se desenvolvían con soltura en la fotocopiadora, al teléfono…




Una de ellas, la más mayor, que tenía la “antena” puesta, se volvió hacia donde estaba yo y me dijo con esa voz (que he descubierto ahora que es la voz típica de las setas campestres) terrosa:


–Tranquilos, nosotras no somos “okupas”, solamente cumplimos lo que nos mandan, y en este caso, nos han enviado del INEM, como ya hemos dicho antes, para hacer este trabajo y de paso echaros una mano. Nuestros puestos de trabajo son… casi como virtuales, es decir, que hoy estamos, pero que mañana, igual, no estamos. A nosotras no nos importa, mejor estamos aquí que en el bosque, expuestas al filo de los cuchillos de esa cantidad de desalmados que vienen con una locura setera que para qué vamos a contaros; y luego, creo que ya os imaginaréis dónde acabamos con nuestras tiernas carnes y nuestras esporas, ¿no? Pues eso, que cuanto más trabajo nos den, mejor. Además no nos pagan en money, en cash, nos pagan en especias, por la noche nos reubican en unos plantones con todos los nutrientes que necesitamos y listo, hasta el día siguiente.




Bueno, en ese caso… Aumenta la producción, se ahorran la contratación “legal”, la Seguridad Social, el sueldo mínimo, el finiquito, las reivindicaciones por convenio laboral… ¡Un chollo! La prima de riesgo descenderá, los mercados se recuperarán, la banca respirará tranquila (más de lo que ya lo hace), y a los funcionarios, tal vez no nos quiten la paga de Navidad…


Adoro las setas. ¡Que a nadie se le ocurra nada mejor que hacer con ellas, que han venido a salvarnos!



Fotos: Antonio Imagen platillo de setas cocinadas: Internet  Chiste: Popular Texto: Edurne (Hoy, los vascos vamos a setas (además llueve), aunque algunos pretendan ir a Rolex...)