viernes, 31 de diciembre de 2010

LAS UVAS DE LA IRA (sic.)




Ya no sé de qué color van a terminar estas uvas… sí, a este paso, “¡nos van a dar las uvas!”.

Se acaba, oigan que esto se acaba. ¡Aleluya! Pero no se crean, que yo todavía ando pisando con mucha cautela, que las cosas, cuando han pasado por el ojo del huracán, nunca quedan como antes, imposible. Y una siempre está vigilante, que los sustos, todavía andan por ahí, escondidos, cual vil cobardes. Ya les digo, “erne!”, ¡alerta!

Han pasado la mitad de los días de jolgorio y demás eventos navideños. Bueno, jolgorio y eso, para quien lo viva como tal, más bien para la chavalería, los adolescentes, y jóvenes despreocupados, que los adultos, el que más y el que menos, tiene alguna que otra preocupación apretando por la garganta, el estómago y el corazón…

Una semana y vuelta a la rutina más o menos estándar.

Estoy en periodo de hibernación de ideas, o al menos esa sensación me invade. Se ve que aún me oprimen las hechuras del traje que me ha tocado vestir… Seguro que es cuestión de amoldarse, de ir poco a poco asumiendo las cosas. Sí, pero claro, también hay que desahogarse, y suspirar y llorar un poquito, y mirar hacia arriba, o hacia abajo… y soltar un par de palabras gruesas, después atusarse bien el flequillo y echarse una sonrisa delante del espejo. ¡Sí, va a ser cuestión de eso!

No quiero olvidarme de todo aquél que está peor, muchísimo peor que yo. De los que no tienen un techo que cobije sus pequeños y más urgentes sueños, de los niños abandonados a su suerte, de los maltratados, de quien muere de hambre cada día, de los que están solos, solos de verdad y de los otros, de los solos pero rodeados de gente. De los privados de libertad por las cuestiones que sean, pues nosotros mismos también podemos ser nuestra peor cárcel. Y también me acuerdo de los que no pueden hacer oír su voz, y de los que los oprimen. De los prepotentes y orgullosos, de los envidiosos, porque sufren sin ellos saberlo, ésa es su enfermedad.

Y por todos los que sufren de verdad, los que padecen males del cuerpo y del espíritu. No quiero olvidarme de los que dan su vida, su conocimiento, su trabajo por los demás (que haberlos, ¡ya lo creo que los hay!)

Y tampoco quiero omitir a los cobardes, los que tienen miedo, los frágiles, los insignificantes (para algunos), ni a los que nos consideramos “normales”. Seguro que me olvido de alguien, no quisiera. Y no quisiera olvidarme de nadie porque quiero pedir para todo el mundo un nuevo mundo, un año que pueda ser la antesala de algo bueno, mejor… Una utopía lo que quiero, ya lo sé, pero, qué quieren, me paso la vida soñando, dormida y despierta. ¡Tal vez mi sueño pueda cumplirse algún día!

Y a ustedes, a todos y cada uno de ustedes, volver a reiterarles mi agradecimiento por la compañía durante otro año más, que no un año cualquiera para mí.
¡Que todos sus deseos vean el camino hacia la luz y empiecen a caminar hacia un logro seguro!
¡Muchas gracias por seguir ahí!

¡FELIZ AÑO 2011!
URTE BERRI ON!

PD: Hablaba yo de pequeños sustos, pues sí, seguimos con ellos, está claro que el año no quiere largarse así, como si nada, que hasta el último momento nos tiene con el corazón encogido. Estas navidades el Foro no me verá pasear por sus calles, ¡qué le vamos a hacer, lo primero es lo primero! Así que el Foro vendrá al Botxo. Y esperemos que en unos días las cosas vayan mejorando.

(Esta entrada y las cuatro siguientes salen como programadas de antemano).




Foto y manipulación: Edurne Uvas: De la cocina de mi ama.

jueves, 30 de diciembre de 2010

"ENTRESUEÑOS" (I)




Dibujo tu sonrisa

con mi piel

latiendo al borde

del ansia descarnada.


Recorro tu alma entera,

justo hasta los confines

del silencio,

el que se pierde en el sueño

de mis manos huérfanas

de tu cuerpo.


Descubro tu ausencia

en la huella de mi llanto

junto a tu pena.


Pintura: Antonio Texto: Edurne

sábado, 25 de diciembre de 2010

¿QUIÉN?




¿Quién llama a la puerta de mi frío invierno,
no estando yo aún vestida del tibio sopor
de una mañana esmeralda…?

¿Quién azuza mis ansias sin esperar
la llegada de los dulces emisarios,
sin escuchar los ecos de trinos lejanos…?

¿Quién, hallándome yo soñando mi propio destino,
osa despertar a mi perla dormida,
entre brumas y auroras por la escarcha vencidas…?

¿Quién…?

Fotos: Aitor Texto: Edurne

jueves, 23 de diciembre de 2010

OLENTZERO JOAN ZAIGU...




Pues sí, aquí estamos otra vez, otro año más.
De nuevo nos vestimos de navidad, de ese espíritu navideño del que hablaba yo el año pasado.
Y todo para acercarnos a los corazones de todo el mundo, dejar una sonrisa acompañando a nuestros mejores deseos de PAZ, AMOR, SALUD, TRABAJO…

Yo llego a estas navidades con el corazón, el alma y el cuerpo en fase de recuperación, de estiramiento, y es que todo lo he tenido completamente encogido desde hace un año.
Y también llego dando las gracias, ¡cómo no darlas!

Deseo para todos ustedes, mis queridos amigos, los “ruidosos” y los “silenciosos”, que en sus vidas reine la ARMONÍA, que cada mañana sea como una caricia y un soplo de brisa fresca, que los problemas puedan resolverse con el menor desgaste para sus corazones, y que la SUERTE en todos los aspectos, no les abandone ni un instante.

Hoy estamos en la antesala de estos días locos. Seguro que todos somos capaces de recordar por un momento nuestras navidades infantiles, si cerramos los ojos, lo conseguimos. Pues eso, siéntanse niñ@s por un breve espacio de tiempo, permítanse ese capricho, ese lujo. Yo lo hago, y muy a menudo, así mantengo un punto de cordura (o tal vez sea de locura controlada) en mi vida.

Gracias a todos ustedes por estar aquí, ahí y también por allí. A mí, ya saben dónde me tienen.
¡FELIZ NAVIDAD, AMIG@S!

Les dejo unas postalitas del Olentzero, personaje típico de la tradición euskaldun, es el que trae los regalos a los niños la noche del 24. Pueden leer su historia en este enlace. Y también he colgado un vídeo de los niños de una escuela (no sé de dónde), cantando la canción del Olentzero. Imagínense ustedes a los de mi centro, pues es algo que hacemos todos los años.

Y recuerden: ¡ME SEAN FELICES, son los deberes que les pone la Maestra Ciruela!


Postales: "Coro cantando Olentzero", de ARTEZ; "Olentzero", de Lontxo Yriarte. Vídeo: "Pescado" en Youtube, no sé qué escuela es, lo siento.

lunes, 20 de diciembre de 2010

UNA PIÑA, DOS PIÑAS, TRES PIÑAS...






Piña apiñada,
"piñetera",

que toda tú te me apiñas,
así,
sin pensar en "apiñonamientos",
ni piños ni piñones…

¡Qué "piña" me das,
tan piñita y "empiñada",
sin saber la que te espera,
piña,
que aunque no seas piñonera,
de una muerte "piñera" nadie te libera!


Fotos, manipulaciones varias y Texto: Edurne. Piña: de la cocina de mi ama (esperando a que llegue el día de Noche Buena).

sábado, 18 de diciembre de 2010

NÁUSEA




EL FRÍO ACERO

QUE SE HUNDE EN MIS ENTRAÑAS.

VOMITO MIEDO.


Foto y Texto: Edurne

domingo, 12 de diciembre de 2010

HISTORIAS DE LA RÍA (VIII)















No soy ingeniero, o debiera decir ingeniera (?), como los romanos, que construyeron aquellos magníficos acueductos… No, no lo soy, pero sí que he disfrutado de un puente-acueducto de cinco días de lo más necesarios a estas alturas. Entre otras actividades, que ahora pasaré a relatar, practiqué una que suelo llevar a cabo siempre en esas fechas, la de “nacer” o “renacer” cada 7 de diciembre, hecho del que ya di debida cuenta y del que recogí mis frutos. Muchas gracias de nuevo.

Estamos en la recta final del año, año que también saben ustedes que ha sido tanto para mí como para mi familia, horrible. Así que yo me esmero en soplar fuerte para que se largue de nuestras vidas cuanto antes. Pero, claro, mis deseos no corren parejos al Cronos, ¿quedan tantos días?, pues tantos días que hay que esperar, diecinueve para ser más exactos.

Todavía no me muevo de Bilbao, ya saben, hay que estar un poco vigilante con los padres, así que el puente lo pasé en el Botxo. Para primeros de año me pasaré unos días por el Foro. Por eso hoy, tocan las Historias de la Ría.

Ya comenté en la anterior entrega que la ciudad andaba medio engalanada de navidad, ahora no hay duda alguna, está total e irremediablemente disfrazada de arbolito de navidad. Me agobia un poco tanto derroche. Sí que anima, pero no en demasía, y si encima las luces son tan chillonas, pues… en fin, sin comentarios, ahí cada cual que haga su interpretación del hecho navideño en sí, del comercial y profano, y del religioso. Yo me abstengo.

El tiempo. Suelen decir que los del Norte nos pasamos la vida mirando al cielo, hablando del tiempo… ¡jajajaja! Es algo natural en nosotros, tal vez venga en los genes, no lo sé, pero nunca antes me había parado a pensarlo hasta que decidí examinar mi conducta respecto al fenómeno climatológico. Y he de confesar que sí, que tienen razón quienes dicen que preguntamos mucho por el sol, las nubes, la lluvia, el frío…
Pues bien, el sábado pasado hizo un día espléndido, un cielo azul raso, un sol maravilloso… El domingo, se chafó el invento y se nos aparecieron las nubes gruñonas, la niebla, la humedad que se te mete hasta los huesos, y la lluvia, nuestro querido “sirimiri”. Pero el lunes, que no fue un día para tirar cohetes, al menos sí nos dio una medio tregua el que maneja los mandos allá arriba. Ya el martes, y vaya usted a saber si fue por eso de homenajear a la santa, el día salió bonito, así se pudo aprovechar de otra forma. Y llegando al final del periplo festivo, el miércoles hizo tanto sol que había que quitarse hasta los abrigos.

Hoy, que es domingo, también luce el sol, pero hace un frío que corta el cutis. ¿Lo ven, me he pasado la mitad del tiempo hablando del otro tiempo? Sé que me lo perdonan.

En estos días se ha podido hacer un poco de todo, como ya digo: pasear cuando el día invitaba a ello y poder acercarnos hasta oír el ronroneo del mar, relajar la vista mirando más allá del horizonte, respirar aire salitroso, recargarse por dentro y por fuera…
Y si el tiempo era más inclemente, pues exposiciones, como la del Bellas Artes. Dos por una, la del pintor vasco Lazkano, muy interesante y alucinante su forma de pintar, tal parece que estás tocando lo que ves en sus cuadros, tremendos por otro lado, hiperrealista, y también surrealista, no crean… Casi parecen fotografías salidas de su imaginación pero con un fuerte anclaje en la realidad.
Y por otro lado la magnífica exposición de Georges Rouault, un expresionista, fauvista… pero muy personal. Este hombre inició su aprendizaje artístico con un maestro vidriero, y de ahí ese remate final en todos sus cuadros. Hay una evolución claramente apreciable en sus obras, y uno se deleita desentrañando esos pasos. Su temática casi es la misma, pero cada vez parece renacer, reinventarse a pesar de que trabajara en serie… Es una exposición digna de ver.
Todo esto nos vino muy bien para el domingo, día lluvioso. Y por la noche un cine. Escogimos una peli muy a tono con el día: “Biutiful” con Bardem como protagonista indiscutible, y del director mexicano González Iñarritu. ¡Ay, qué congoja, Dios mío! Yo salí completamente “tocada” del cine. Una película muy dura, Javier Bardem borda su papel. Algo más de dos horas de vidas al límite. No puedo decir más, les recomiendo la cinta sí, pero les aviso, toca la fibra y se escapan algunas lagrimillas.

El lunes, ese día de ni fú ni fá, nos fuimos a un SPA, más que nada por gastar el regalo de Joseba y Marga del año pasado y que estaba a punto de caducar. La verdad que es divertido el asunto del SPA. Ahora sí, hay un momento, en las saunas, que parece que te va a dar algo, yo tuve que salirme una vez y tomarme una infusión con doble carga de azúcar pues estaba a punto de que me diera un mareo. Pero hicimos muchas risas, muchas, muchas, y al salir me buscaba las escamas, tal era mi impresión después de hora y media a remojo.

Estar en casa tranquilamente, viendo la tele, o sin hacer nada en concreto, charlar, tomarse algo, taparse con la mantita en el sofá, dejar pasar el tiempo sin prisa… está bien y es necesario. Y darse paseos, callejear, perderse entre la marabunta de gente, dejarse apabullar por los escaparates, las músicas y los olores propios de la época… también.

El martes, amaneció bonito y yo desperté con un año más a mis espaldas. El mar, había que ir al mar para hacer más liviano el peso. Y el viento ayudó, porque parecía que nos quería hacer volar. También me pasé el día colgada del teléfono: mensajes, llamadas… Y dejarse achuchar, besar, querer… y algún que otro regalito también cayó. Eso también está bien, ¡muy bien!

Estos días se ha celebrado, como viene siendo costumbre desde hace 45 años la Feria del Libro y Disco de Durango “Durangoko Euskal liburu eta Disko Azoka”, cita ineludible con la cultura vasca, donde se presentan las novedades literarias y discográficas en Euskera, o en otras lenguas, pero con temática euskaldun. Soy visitante y compradora habitual, pero este año, la he perdonado, no crean, con un poquito de tristura en mi interior pero… al año que viene será, hay más años que longanizas, ¿o no?

Y el miércoles, día magnífico, tomando el aperitivo sentados en las terrazas, aperitivo y sol, hasta calor, ¡ya digo! Aunque, claro, como ahora anochece antes de las seis de la tarde… ¡el frío vuelve a hacer de las suyas, y entonces apetece calarse el gorrito, apretarse el nudo de la bufanda, enfundarse los guantes y cerrarse bien la cremallera de la chamarra!

Y en uno de estos paseos, nos percatamos de que el Mercado de la Ribera, el que les mostré en alguna otra ocasión, y que estaba de reforma integral… bueno, pues ése, que estaba a punto de abrir sus puertas de nuevo (una parte porque la otra está ahora con los engorrosos arreglos, y así no ha dejado de funcionar en ningún momento). Lo re-inauguraron el jueves. Se puede leer la historia de este Mercado aquí.

Y nada, que la semana laboral ha sido de dos días, pero, oigan, intensísima, y lo que me espera hasta el día 23. ¡Huy, mejor ni lo pienso!


Fotos: Antonio y Edurne Folletos: De las exposiciones Cartel y foto Azoka: Internet

viernes, 10 de diciembre de 2010

EN BUSCA DE...


Llevo toda la tarde buscándola. No sé si la palabra exacta o la idea concreta o… pero sí sé que llevo toda la tarde sumergida en mis pensamientos, estrujando mi mente, rastreando en los cajones de mi cabeza sin éxito alguno. Estoy desesperada.

Nunca pensé que la búsqueda fuera tan ardua. Por la mañana ya se me vino a la cabeza un pequeño amago, pero lo dejé pasar, andaba con prisa, llegar tarde al trabajo me trastoca y ya no soy persona, así que pensé que mejor lo dejaba para más tarde.
Al mediodía, según volvía a casa, estaba tan concentrada en el hambre que tenía que, si me visitó el proyecto de palabra, de idea, de… sinceramente, ni me enteré.

Y ha sido esta tarde cuando entre recado y recado, me ha invadido una angustia insoportable, tanto que no puedo calmarla ni con chocolate, ni con jamón, ni con vasos y vasos de agua…

Está ahí, lo sé, la siento, me ruge como una leona encaramada tras los matorrales de esta selva extraña que forman mis neuronas, algo perezosas últimamente. Casi puedo olerla, si afino un poco el olfato… ¡ahí está!
Tiene un olor indefinido, no es empalagoso, tampoco ácido, más bien tiene un poso de amargura camuflada con un toque algo picante. No sé…

En realidad llevo tras su pista unos cuantos días, desde que me llegó aquel extraño mensaje en forma de libro. Lo abrí y nada más hacerlo, la habitación se llenó de una música que me canta de continuo, ni de noche me deja tranquila. La melodía es pegadiza, lo admito, y yo, que tengo muy mal oído, me empeño en cantarla, cantarla hacia afuera, quiero decir, por si la palabra (o la idea revestida de palabra) me oye, me encuentra y me posee entera, total y completamente. Nada.

No sé cuánto más podré aguantar esta zozobra. Seguiré intentándolo. Y si no es ella, será otra, hay tantas en el mundo…

Oigan, ¿y ustedes no la habrán visto por ahí, haciéndose la remolona bajo un árbol o leyendo un libro sentadita en un banco en el parque más cercano, o…?
Si la encuentran y la reconocen, por favor, ¿serían tan amables de avisarme?
Gracias, muchas gracias.

Palabras y texto: Edurne

martes, 7 de diciembre de 2010

¡YA SOY MAYOR!





Casi ni me atrevo.
Lo digo por el año pasado, cuando justo la víspera de mi medio siglo, mi aita sufrió un pequeño ictus cerebral, del que se recuperó enseguida, y que fue el detonante que dio paso a los capítulos posteriores.
Así que casi no me atrevo a celebrar mi cumpleaños. Ha sido un año horroroso, un “annus horribilis”, de los de borrar del calendario de nuestras vidas.
Las cosas todavía están en fase de recuperación, pero claro, ahora somos los “pilares” los que sufrimos erosiones, ayer, por ejemplo, fue mi ama la que nos dio un pequeño susto, por lo que ya les digo, cumplir años para mí, ya no tiene nada de lo que tenía antes, casi me da miedo que llegue el día. No corren buenos tiempos, pero forzaremos el cambio de rumbo, no se preocupen.

Por un lado, si me pongo a pensar en que he recorrido ya 51 kilómetros de los que se me dieron (que a saber cuántos me fueron adjudicados) en usufructo al empezar esta carrera llamada vida, pues como que me siento bien, me digo que oye, que has llegado hasta aquí tan sólo con las heridas de la batalla, pero no “tocada” de muerte; y miro a mi alrededor, claro, se ve de todo, de mejor y de peor. Nos consolaremos, me digo, no hay otra.

Estoy escribiendo esta crónica cumpleañera el sábado, y yo me adentraré en mis 51, el martes día 7 a eso de las 6 de la tarde, justo para la merienda. Dejaré programada esta entrada porque no sé cómo andaré…

Y mirándolo bien, yo me encuentro divina, no como la de la foto, pero vamos, que estoy para dar mucha guerra, es que soy muy guerrera, una barullito, como me dicen en casa. No paro, subo y bajo de acá para allá como las ardillas, tengo la cabeza en mil cosas a la vez y suelo llegar con éxito a unas novecientas, ¿no está mal, no? Y eso que ya he entrado en una fase que sí, que a todos nos toca entrar, y que de vez en cuando me da por mirar el montecito en el que estoy subida, y ahí me doy cuenta de que subir, ya subí, o sea, ahora estoy en el descenso. No sé lo que tardaré en llegar al final (mejor ir despacito, ¿no creen?)

Hoy (porque será HOY 7 DE DICIEMBRE, cuando lean mis palabras) cumplo años, estoy de enhorabuena, y quiero compartir con todos ustedes, mis fieles amigos, porque lo bueno y lo malo, compartido siempre es más liviano, más alegre y menos doloroso…
Así que muchísimas gracias por seguir acompañándome en este trekking. Les mando un abrazo emoooorme y nada, ¡que se tomen algo a mi salud!

¡Txin txin!



¡Y muchísimas gracias por todos sus mensajes de ánimo y cariño en la entrada anterior, son ustedes un encanto!




Imágenes: Internet (muñeca de la artista Rosana Spritzer)

sábado, 4 de diciembre de 2010

LLEGA UN MOMENTO EN QUE...



Dicen que somos el sexo débil, ¡ja!
Así somos nosotras, como la de la foto.
Yo también, pero…
Llega un momento en que el cuerpo, la mente te hace ¡clic!, y entonces es como un aviso: “¡Oye, guapita de cara, para un momentito!”
No sé si podré hacerles caso. No es que esté cansada, estoy exhausta. Y aún así, sigo, y sigo… parece que puedo con todo lo que me echen (y que no es poco, se lo aseguro).
Les quiero pedir disculpas por no prodigarme demasiado comentando, ni en la Orilla ni por sus casas, con lo que les estoy contando, resulta obvio.
Espero que lleguen tiempos mejores. Calma, no ponerse nerviosos, ésa es la receta. Lo intentaremos.
Gracias por tenerme paciencia.

¡Pues a lo dicho, un abrazo y hasta dentro de nada!
Y como siempre, la recomendación de ser felices, o al menos, ¡intentarlo!

Imagen: Internet