He perdido mi bolsa de las palabras.
O quién sabe…
¿Dónde estarán?
Por la noche buceo entre sábanas
tejidas de insomnio
que se pegan a mi piel,
impidiéndome respirar.
Busco bajo almohadas rellenas de miedo.
Las llamo con voz trémula,
desconocida,
que no es la mía…
Hago una,
dos,
tres inmersiones…
Abro los ojos de mirar en la oscuridad,
y,
¡allí están!
Escondidas entre lágrimas de cuarzo,
cosidas a mis entrañas
con angustia de nailon especial.
Me miran asustadas.
Ya
no me reconocen.
No saben qué pensar,
qué decir...
Están mudas.
Pero yo sí las puedo identificar.
Una a una
las voy llamando por su nombre:
Soledad,
Llanto,
Amor,
Perdón,
Mar,
Camino,
Sueño,
Madre…
No tengáis miedo.
Volved.
¡Tengo que salir,
coger aire,
no puedo más!
Pero he vuelto sola,
no traigo nada entre las manos,
tan solo frío y olvido.
Noche tras noche
y vuelta a empezar.
Mientras,
mendigo palabras,
también las robo de los libros.
Las junto,
las separo,
las imagino…
Lloro.
Yo quiero las mías,
las que laten con mi corazón,
las que suenan con mi voz…
Mis palabras.
Imagen: Internet. Texto y sentimiento: Edurne