Así está este blog hoy, más chulo que un ocho. Y es que cumple
ocho años de navegación por este piélago de éter anónimo y cercano al mismo tiempo.
Ocho años de aquel día, domingo 18 de marzo de 2007. Parece
mentira. Siempre nos pasa lo mismo con el tiempo, que a veces se nos escurre de las
manos, y otras, transita lento y pesado...
Todos los años aderezo esta entrada de aniversario con una
orillera acorde a la edad de la Orilla. Y esta vez no iba a ser menos. Un
domingo por la mañana, con un poco de “morro” porque no me gustaba eso de vestirme
“de domingo”; pero ahí me tienen, si se fijan, ni una sonrisa, ¡encima se empeñaron en
sacarme una foto y todo! Lo que me faltaba, ya les digo. Pero bueno, gracias a
ese momento, he podido rescatar una parte de mi infancia, cuando aún vivía en Vitoria-Gasteiz, antes de volvernos
definitivamente para nuestro Botxo. Todavía quedaba uno de los acontecimientos
más importantes en mi vida, el nacimiento de mi hermano Aitor, que llegaría
unos meses más tarde de que fuera tomada esa instantánea...
La Orilla sigue lamiendo los pies de quienes por ella se
aventuran de tarde en tarde. No tiene muchas fuerzas, esa es la verdad, pero se
mantiene con las constantes vitales, que es lo importante. Ya soplarán mejores
vientos, y la espuma volverá a salpicar de nuevo con descaro.
Hoy me dejo caer un poquito por aquí y de paso les obsequio con un
cargamento de gracias por todos estos años de acompañamiento. ¡Gracias de todo
corazón! Y espero que, por lo menos, sigamos juntos unos cuantos años más...
Mientras tanto, un fuerte abrazo y mi consejo de siempre:
¡Me sean felices!
Foto: De la memoria familiar. Imagen del 8: Internet.