miércoles, 27 de enero de 2010

DESPERTAR



Sonríe la mañana tras blanca cortina
de nubes.
Despierta la vida en cantos encontrados
y perezosas luces.


Arrogantes colinas que elevan su majestad
entre las ruinas de mi vida.
Tibias cenizas, con rescoldo de ciego amor
y alocada pasión.


Miro en derredor y verde me inunda,
verde me envuelve y acuna.
Aspiro el calor de las llamas aún encendidas
de tu clamor y mi premura.


Y quieta, muda, con aleteante mirada,
mi alma que te escruta.
Y quieto, mudo, con tintineante llamada,
tu deseo que me reclama.


Me levanto grande, hermosa... y entre
la maraña de silencios
te busco con mi canto, con mi cuerpo
te llamo y en ti me instalo.


Consulto los arcanos, mi destino huido
por la senda de los besos, mi destino
que pierde su centro y llora su desconsuelo...


¿Dónde estás amor, dónde que no te veo?
Mira que mi mariposa aletea temerosa.
Mira que mi vida se escapa en pos
de tus pasos y tu risa hermosa.


Rubios querubines me socorren.
"Allá, allá donde termina la prisa,
donde se instala el sueño,
allá te espera la dicha..."


Despierta la mañana, y también mi vida.
Despierta la luz de tu sonrisa,
la calma de tu caricia, y...
respiro tranquila.


Pintura: Antonio Texto: Edurne

sábado, 23 de enero de 2010

RULETA



He pasado la noche en blanco, y claro, en semejantes circunstancias, la cabeza se vuelve loca, da vueltas y más vueltas, como en una noria, como si fuera una ruleta ávida por sacar el 7 rojo, por ejemplo…

Dos semanas bastante apretadas. Mucha vuelta. Al final, mi cuerpo ha dicho: “¡basta ya!”

No hice caso el lunes, ni el martes, pero el miércoles tuve que volverme a casa a las once y media, más muerta que viva. Un día y medio en casa con fiebre, hecha unos zorros, vamos. Y ayer, volví al tajo, no tenía que haber vuelto, lo sé… pero volví. A la tarde, al médico a por el justificante y algo más para mi “gripetrancazocatarromalestarquéséyo”. En mala hora lo de que me recetara otra botica, pues he pasado una noche entre “agitamientos” y escalofríos varios, insomnio angustioso, dolor de cabeza acompañado de tos convulsiva… Resultado: aquí me ando, de la cama al baño, a la cocina, de nuevo a la cama y ahora, porque no se me preocupen ustedes más que nada, visita a este ordenador que me permite mantener la orilla abierta.

Anoche, antes de acostarme, estuve viendo la tele porque me encontraba un poco mejor. Dieron “Los santos inocentes”, película basada en la obra de Miguel Delibes. Magníficas ambas, la novela y la película. Ya la había visto, ya sabía de qué iba, cómo terminaba, y ahí estuve, hasta el final, aún siendo consciente de que me iba a hacer daño. Y así fue.
He pasado gran parte de mi noche insomne repasando la vida de tantos y tantos en esta España de no hace demasiado tiempo. He revivido pasajes de mi propia historia familiar, y claro, siempre que lo hago, siempre que sucumbo a ello… reviento, sufro, ¡y me dan ganas de invadir Polonia como a Woody Allen al escuchar la música de Wagner!

Estoy sentada ante el teclado, mirando por la ventana, aprovechando que los días ya alargan, y veo mi monte, veo esas nubes que pasan y ahora, también son mías. Veo los pajaritos que van, que vuelan, todos juntos, con algún despistado que les sigue de cerca… ¿adónde irán? A veces, sólo a veces, me gustaría ser un pajarito como ellos y seguirles en sus viajes, pero seguro que terminaría agotada a la mínima de cambio, que me conozco, lo de batir alas, no se me da demasiado bien, creo…

El caso es que me siento rara. El cuerpo me pide reposo, que me quede en la cama, escuchando la radio, así, casi sin pensar en nada, solamente preocupada de que me baje la fiebre o el cuerpo no me duela tanto, o que no me den ataques de tos ni congestiones brutales me dejen inutilizada para casi todo. Ni yo misma me reconozco.
Estamos de fin de semana, y yo lo empleo en ponerme buena, ¿qué divertido, verdad? En fin, andaba yo contenta, de lo más ufana porque, con la que nos ha caído, en todos los sentidos, yo, como una jabata, oigan, más fuerte que ni sé, pero… ¡nunca hay que cantar victoria antes de tiempo! Queda demostrado.

Este miércoles pasado, no, el anterior, tuvimos tertulia literaria sobre “La suite francesa” de Irène Némirovsky. Me lo había aprendido todo muy bien pues la presentación corría a mi cargo. No voy a hablar aquí y ahora de la novela y de la autora, pero sí quiero hacer mención de un hecho más que elogiable, vamos, así es como debiera comportarse todo aquel que se llame escritor, el hecho de elaborar y corregir. Y una que es como es, que escribe así, como ahora, hala, ahí te va, tecla va y tecla viene… pues claro, admira el tesón de estas personas que elaboran sus personajes, sus circunstancias y situaciones con tanto empeño; que rectifican una y otra vez, que tardan siglos en escribir y dar por bueno algo…
¡Ay, no saben ustedes la envidia que me da, lo pretenciosa y presuntuosa que me siento cuando, inocentemente, junto unas palabras con otras, formo frases, con menor o mayor acierto, y toda contenta, voy y lo mando al espacio virtual para que me lean!
En cualquier caso, pienso seguir escribiendo. No se vayan ustedes a pensar que porque no me han visto la tecla en dos semanas ya me he volatilizado… nada de eso, simplemente que la mar vino gruesa, marejada y esas cosas, pero después de la tormenta, siempre llega la calma, así que… ¡Enseguida nos vemos, digo, nos leemos, nos escribimos!

Mandala: coloreado por Edurne madre y ligeramente manipulado por Edurne hija.

sábado, 9 de enero de 2010

DESDE MADRID CON AMOR (Crónicas del Foro XXIX)



¡Las uvas ya se han puesto pasas!
Año Nuevo, historias nuevas.
Las obligaciones, que se me han triplicado en los últimos tiempos, me tienen alejada de la orilla más de lo que yo quisiera.

Sábado, segundo sábado del año. Nieva por muchos sitios, y desde mi ventana veo una parte de “mi “ monte cubierto de blanco. Ayer a la mañana pisaba yo la nieve, que estaba a medios pelos, con infinita cautela , camino de la escuela, vamos, que iba haciendo patinaje artístico sin tener idea, ya se imaginarán ustedes la peripecia, ¿no?

Regresé el miércoles a la noche, y es como si nada hubiera pasado. Curioso, pero en realidad no pasa nada, tan sólo cambiamos de año, pero las cosas están en su sitio, tenemos que levantarnos igualmente para ir a trabajar, los problemas siguen siendo los mismos…
Así que como la Orilla también sigue en su sitio, ¡allá vamos con una “Crónica del Foro”!

Viajar de día tiene otra cosa, el paisaje toma otras formas, la perspectiva es diferente. Somosierra estaba preciosa, toda vestida de blanco, y me dio por pensar en que tal vez Madrid también lo estaría. Pero no, la "Capi" nos recibió con brumas y cielos grises, frío del que se gastan por la Meseta y una avalancha de almas ávidas de gastar sus cuartos, o eso me pareció a mí…

El caso es que hubo algún momento en el que me vi reconvertida en una Indiana Jones femenina y urbana, abriéndome paso entre la marabunta humana y el impacto de luces y ruidos, coches, vendedores de ilusión en forma de décimo de lotería…
Paisaje y paisanaje navideño y consumista.




Pero llovió, también nos llovió, por primera vez en la excursión que hicimos el sábado pasado a Toledo. Andábamos paseando el empedrado toledano, en busca de cosas nuevas que ver, en este caso de la Sinagoga del Tránsito cuando, al llegar a la puerta, el rabino se estaba despojando de sus ropajes y la puerta se nos cerraba en nuestras mismísimas narices, las dos en punto. Cabreo, y las primeras gotas en la punta del apéndice nasal. ¡Caramba, eso ya fue el remate de los tomates! Así que con las mismas, nos lanzamos a la caza y captura de un restaurante donde refugiarnos y, de paso, dar un premio a nuestros estómagos hambrientos.





Como no cesaba la lluvia, nos acercamos hasta el Parador de Turismo, al otro lado del Tajo, desde donde se dice que el Greco pintó su cuadro “Vista de Toledo”. No paraba de llover, pero la panorámica merece la pena, y el cafecito de después, también. Y así emprendimos el camino de vuelta a Madrid, un poco más entonados. Fuera, seguía lloviendo.



Madrid nos pedía caminar. Paseos de noche, paseos de día, paseos de arte (esta vez fue el turno del Reina Sofía, donde me encontré con una compañera de la escuela), paseos de come y pica… Como siempre, muy bien. Hasta nos marcamos una de cine: “El erizo” en VOS, très bien!



Y también hubo tiempo para comerse unos churros con chocolate en el “Café Comercial” en Bilbao (La Glorieta de Bilbao), y rosco de Reyes: natural, con nata, con trufa, con sorpresa, sin ella… Ya les digo, paseos gastronómicos, ¡unos cuántos!




Así que ya de vuelta en Bilbao, pues eso, que entre pitos y flautas, se nos va a pasar el mes. Yo espero que pase y que los asuntos que nos traemos entre manos en este último mes (el susto que nos dio mi señor padre la víspera de mi cumple) terminen enseguida y que nos sean favorables.
Para todos ustedes, que el comienzo les haya resultado dichoso y que transcurra en calma.

Fotos: Antonio y Edurne Imágenes: Internet