martes, 30 de octubre de 2007
VAMOS DE BODA
No me resisto.
Ya estamos a martes 30 de octubre...
No me resisto.
Hoy es el 49 aniversario de mis queridos padres, de los míos y de los de mi hermano (es que los tenemos en régimen de fraternal "compartida").
Hoy hace cuarenta y nueve años que yo empecé a ser un proyecto, aunque todavía tardaría un año y treinta y ocho días en aparecer por aquí.
No me resisto.
Son muchos años juntos, toda una vida que se dice...
Y la próxima, el premio gordo, ¡la medalla de oro!
No me resisto.
Me siento orgullosa de ellos, de ser su hija... y desde aquí va mi pequeño homenaje, para que todo el mundo sepa que soy hija de Julián y de Edurne.
Y ¡que viva los novios!
Postal: Serie de Anne Geddes
domingo, 28 de octubre de 2007
GRRRRRRRR!!!
miércoles, 24 de octubre de 2007
HONDAKINAK
Decía el poeta:
"Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar..."
Cierto. Y para que esos caminos sean visibles a los ojos de los demás, no hace falta mucha cosa. Estos residuos, estos restos del naufargio, bien pueden ser caminos de aquí y de allá. Recortes de vidas que un día pasaron y dejaron su huella.
Nombres, fechas, lenguas desconocidas, países extraños. Vidas ocultas, vidas perdidas... Trozos de risas, de desamor, de miedos y alegrías. Buscando podemos encontrar de todo.
Dicen que estamos hechos de retales, de un poquito de esto y otro poquito de aquello. Seguro que aquí podríamos encontrar lo necesario para fabricarnos una vida a la medida. Pero primero habrá que planificarla bien, ¡no vaya a ser que escojamos el trozo equivocado!
Propongo: busquen y rebusquen, y ya luego me dicen...
Foto: Edurne
domingo, 21 de octubre de 2007
PALABRAS
martes, 16 de octubre de 2007
¡ACÉRCATE!
lunes, 8 de octubre de 2007
NARANJAS DE LA CHINA
Todo ocurrió sin motivo alguno. Tal vez de noche, mientras dormía. No lo sé.
Aquella mañana, al despertarme, noté un fuerte olor que inundaba la habitación.
Mi pituitaria estaba saturada, no podía respirar. Intenté abrir los ojos pero una intensa luz naranja me cegó.
Me sentí como si estuviera inmersa dentro de una gran naranja, una gigantesca...
Tardé un rato en reaccionar, y cuando lo conseguí, intenté poner en orden mis pensamientos, los últimos recuerdos. Pero más allá de la malla de tres kilos de naranjas de zumo Torres... no lograba recordar nada.
Sé que estuve en el súper por la tarde, nada más salir del trabajo, porque había recordado que me faltaban las naranjas para el zumo del desayuno.
Sé que entré, que compré la malla y que volví a casa. Esto último no lo recuerdo con exactitud, pero seguro que fue así pues sino no habría podido despertar en mi cama. Cama que ahora es como un enorme gajo naranja. Una dulce cama de zumo de naranja.
Sí, creo que todo sucedió durante la noche, no pudo ser de otro modo.
Seguro que de la malla de naranjas escapó una, ésta que ahora llena toda mi vida, que se ha convertido en mi casa, mi aliento, mi todo...
Seguro que mi naranja, en su metamorfosis, me engulló y me hizo el único motivo de su existencia. No me quejo. Una vez habituada, ya no hay problema.
Veo en naranja, duermo y sueño en naranja, siento en naranja, como, bebo, río y lloro en naranja...
Lo tengo todo. Mi naranja me protege; en ella encuentro ese dulzor que necesito en determinados momentos, y también ese puntito de acidez que hace que ningún día, aunque lo parezca, sea igual a otro.
Nadie me había hablado antes de fenómenos semejantes. Sí que había leído a Kafka y su "Metamorfosis", pero nada que ver con la de una naranja valenciana, o de la China, ¡quién sabe, lo mismo es de Marruecos!
Me parece que yo no he sufrido metamorfosis alguna. Sigo siendo la misma, aunque, eso sí, verme, me veo en naranja... pero sé que no lo soy.
Tal vez sea un sueño. No lo sé. Creo que ya dura demasiado, por eso estoy casi segura de que no lo es.
En todo este tiempo, casi cuatro meses, he podido pensar mucho, siempre pensamientos naranjas, ¡por supuesto!
Además, la biblioteca, mi magnífica biblioteca, y todo lo demás, sigue estando en su sitio. He encontrado, con gran sorpresa, nuevos ejemplares en mis baldas. Libros con títulos de lo más interesantes, tales como: "Mme. Bovary, la mecánica", "Ratones perdidos", "Hombres y naranjas", "La metamorfosis de las naranjas"...
Libros que he leído con avidez y sumo interés, creyendo encontrar en cada uno de ellos, alguna respuesta a todas mis preguntas, una explicación a lo que está pasando desde que todo esto comenzó.
Y la verdad es que no hay que preocuparse por nada.
Estar, ser, vivir, en el corazón de una naranja, es estar en el mismísimo centro del mundo, en el corazón de todos los sentimientos.
Sólo hay que dejarse llevar, querer estar... ¡Y yo he encontrado la fórmula!
También puedo comunicarme con el exterior y hacer llegar mis ideas, mis sentimientos, a través del dulce, del ácido zumo de mi naranja. Puedo llegar a todo el mundo.
En realidad, es como si fuera un ser inmortal, el único habitante de este mundo naranja...
Sólo una pregunta: ¿Habría alguien ahí fuera dispuest@ a acompañarme?
Foto, manipulación y texto: Edurne
domingo, 7 de octubre de 2007
DUETO
I
Antes de todo, antes de nada,
Nunca pierdo la quietud.
Torna el viento
Ofuscando mi ansia en
Noche cerrada, presta para
Inundar mi alma
O devolverme a la calma.
II
Escenas de tierna algarabía
Donde se confunden tu alma y la mía.
Un instante, tan sólo uno,
Ronda tu aliento, desbordando
Noches de pasión
En el verde de tu abismo y mi callado alborozo.
Pintura: Antonio Texto: Edurne
sábado, 6 de octubre de 2007
PASOS
miércoles, 3 de octubre de 2007
NO LO SABÍA
No lo sabía. No a ciencia cierta al menos. Había contado ciento cincuenta. Aunque, claro, era fácil que fueran más... o menos ¿quién puede saberlo? ¡Se mueven tan deprisa estas hormigas!
Y allá iban todas, unas detrás de otras, como una manifestación silenciosa, desordenada... Pero dentro del caos, con un objetivo común. Un ejército uniforme, todo negro. Dicen que si una inteligencia común, que si un mismo instinto...
Creo que había unas ciento cincuenta, sí. Pero me costó contarlas, los ojos me bailaban y ellas iban y venían. Me mareaban. De nuevo a empezar. ¿A dónde irían?
A veces me paro a pensar. Y pienso que somos como ese ejército de hormigas. Hormigas negras, anodinas, con aspiraciones mediocres. Yendo y viniendo. Siempre lo mismo. Como un círculo vicioso, sin saber muy bien de dónde venimos, a dónde vamos y qué buscamos... tan sólo la satisfacción instantánea. No pensar. Llegar, coger, guardar y vuelta a empezar. ¡La rutina instalada en nuestras vidas!
Sí, yo creo que conté bien. Eran ciento cincuenta.
Se me ocurrió aplastar una con la punta del zapato. ¡Son tan frágiles! Total, una menos... ¿lo sentirían sus congéneres? No, para nada. Siguieron con su loco caminar, nadie se percató. Acaso sea eso lo que nos ocurra a nosotros también. Siempre tan ocupados. Arriba, abajo, para aquí, para allá... Y todo, ¿para qué? Para ocultar nuestras frustraciones, nuestros fracasos, nuestros miedos. La mediocridad en la que estamos instalados.
Somos seres primarios, como mis ciento cincuenta hormigas. Objetivo: no pensar más allá del ahora, del hoy. ¿Y mañana? Mañana... ¡Dios dirá!
Creo que entre estas ciento cincuenta hormigas, negras, anodinas... hay alguna con aspiraciones. Me consuela pensar en ello. Esa será la mía, mi hormiga, la rebelde, la que luchará por salir del círculo, del hormiguero, por quitarse ese negro uniforme... Tal vez no la dejen, pero seguro que lo intentará.
Y sí, eran ciento cincuenta. Las conté.
Foto: Periódico Manipulación y texto: Edurne