Ya sé que te has ido.
Que te has ido para no volver.
Que ya no llamarás más a mi puerta,
ni te veré llegar.
Ya he caminado sola
por este desierto de lágrimas
trescientos sesenta y cinco eternos días.
Sola, sí.
Ya sé que te has ido.
Me lo dices cuando me miras
desde las fotos,
desde los recuerdos,
desde aquella otra vida
que tuvimos y tú te has llevado.
Sí, ya sé.
Pero me resisto a dejar
que tu aliento se aparte de mí,
a que tus manos ya no toquen mi piel,
a que tu boca no calme en la mía
su sed…
Ya sé que te has ido.
Me lo dice el silencio
de los demás
que me habla como si nuestra historia
no hubiera tenido lugar…
Ya sé que te has ido.
Te has ido y el cielo es ahora
quien recoge mi lamento,
las noches quienes abrazan mi pena
y la lluvia quien llora por mí…
Ya sé que te has ido, Antonio,
pero de mi corazón nunca te irás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario