lunes, 30 de abril de 2007
LA MAÑANA
miércoles, 25 de abril de 2007
LÁGRIMAS

Son hijas del viento del Norte,
son hermanas de las estrellas
que alumbran tu cielo.
Son lágrimas de fuego,
son ríos de furia,
lágrimas de bruma y cieno...
Son el canto solitario de la Luna,
capitana sin ejército,
vigía de la noche sin almena.
Son el brillo de mis ojos,
son el eco de tu risa,
la estela de un sueño liberado...
Pintura: Antonio Texto: Edurne
domingo, 22 de abril de 2007
AZUL TITANIO
PRIMAVERA
Callan las trompetas
en el infinito
azul
de nuestro juego.
Y
arden las rosas rojas
de fuego
en el atardecer de
tu sueño.
Acaso...
¿No sientes el gozo
de la risa flotar
por entre las llamas
de esta verde colina?
Mira
cómo los pájaros
vuelan en círculo
sobre nuestras cabezas
persiguiendo mi risa.
Ya
vuelven las mariposas
inundando con sus colores
la noche de estrellada
presencia animada.
Escucha,
de nuestro juego,
azul,
en el infinito
callan las trompetas...
Foto: Carmen Texto: Edurne
sábado, 21 de abril de 2007
POR PURA GENEROSIDAD

Hoy me siento generosa.
Será por esa parte que me toca...
¿Alguien pedía barandillas?
Pues aquí las tiene.
Barandillas, baldosas...
Hoy me siento generosa.
Y eso que mi día ha estado sembrado de decepciones...
Pero mirar al mar apoyado en una de estas hermosas barandillas, reconforta.
Y pasearse por la ciudad de mis amores, pisando sus baldosas... alivia.
Un regalo, que ustedes lo disfruten.
Y ahora, me digan, me cuenten...
Foto: Edurne
viernes, 20 de abril de 2007
MADE IN BILBAO

Aquí está, la nuestra, la de siempre, la de Bilbao de toda la vida. La baldosa más famosa.
Ahora, a mas de pisarla, pasearla, correrla, vivirla, ensuciarla... también nos la podemos comer, a saber: baldosa-tarta, baldosa-chocolatina; también cabe la posibilidad de adornar alguna que otra solapa con la baldosa-pin, y hasta lavarnos con la baldosa-jabón .
¡Tan polifacética que se ha vuelto ella!
Pero mirándola bien, así como ahora, ahora que la tenemos desnuda ante nosotros, una propuesta: dejad que vuestros pasos, primero los virtuales y luego los reales, os lleven... ¿hasta dónde, por dónde, desde dónde...?
Puede ser la baldosa de cualquier otra ciudad, pueden ser nuestros pies o los de cualquier otra persona.
Muchas veces he caminado estas baldosas sin un rumbo fijo, o con una intención clara, sabiendo a dónde iba o tratanto de recordar hacia dónde iba... y así, baldosa a baldosa... ¡siempre llegas! No hay pérdida... ¿o sí?
Me digan, me cuenten...
Foto: Aitor
martes, 17 de abril de 2007
EXCOMUNIÓN
EN LA FRONTERA
Lindan las fronteras de la distancia
con altivos arrayanes
y verdes lagos de aguas frescas.
Amanece a deshora en tu recuerdo.
Amanece, cuando en el mío ya duerme.
Y presurosos, los habitantes del bosque,
te recuerdan que en otra selva,
te esperan.
Hoy vinieron a despertarme
pequeñas ardillas,
inquietos roedores de tierna mirada,
que desbarataron
las sábanas de mi pereza
y alborotaron
la estancia de mis sueños.
Pintura y texto: Edurne
domingo, 15 de abril de 2007
AGRADECIMIENTOS
OSCURIDAD
de esta noche sin tregua,
que me duele tu ausencia.
Es desde la crueldad
de la memoria olvidada,
que me muerde
con infinita dulzura,
que hurga con tino en la llaga
de mi amor herido...
¡Oh, musas de la dulzura!
¿Adónde lleváis la escarcha
de mis besos,
adónde el frío
de mis lamentos?
Devolvedme el aliento,
la vida y la sonrisa.
Es desde este rincón
del alma dormida
que mis ojos te miran.
Es desde este instante
suspendido en el viento
de las almenas de mi sueño,
que mis manos te buscan,
y mi corazón te llama
con voz de serena calma.
Pintura: Aitor Texto: Edurne
LA VUELTA

COQUETEOS QUIJOTESCOS (II) Don Quijote y Sancho en toda la salsa...
sábado, 14 de abril de 2007
DESPERTAR
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de nubes.
Despierta la vida en cantos encontrados
y perezosas luces.
Arrogantes colinas que elevan su majestad
entre las ruinas de mi vida.
Tibias cenizas, con rescoldo de ciego amor
y alocada pasión.
Miro en derredor y verde me inunda,
verde me envuelve y acuna.
Aspiro el calor de las llamas aún encendidas
de tu clamor y mi premura.
Y quieta, muda, con aleteante mirada,
mi alma que te escruta.
Y quieto, mudo, con tintineante llamada,
tu deseo que me reclama.
Me levanto grande, hermosa... y entre
la maraña de silencios
te busco con mi canto, con mi cuerpo
te llamo y en ti me instalo.
Consulto los arcanos, mi destino huido
por la senda de los besos, mi destino
que pierde su centro y llora su
desconsuelo...
¿Dónde estás amor, dónde que no te veo?
Mira que mi mariposa aletea temerosa.
Mira que mi vida se escapa en pos
de tus pasos y tu risa hermosa.
Rubios querubines me socorren.
"Allá, allá donde termina la prisa,
donde se instala el sueño,
allá te espera la dicha..."
Despierta la mañana, y también mi vida.
Despierta la luz de tu sonrisa,
la calma de tu caricia, y...
respiro tranquila.
Pintura: Antonio Texto: Edurne
CONNAN EL BÁRBARO
jueves, 12 de abril de 2007
ODA AL CALCETÍN
miércoles, 11 de abril de 2007
COQUETEOS QUIJOTESCOS (I) Si caballero y escudero féminas fueran
No sin aturdimiento, corrí a su lado por ver de qué se trataba. Y cuál no fue mi sorpresa al ver que toda ella se encontraba empapada de pies a cabeza en aquel habitáculo, que dijeron era el dedicado al aseo personal, donde manaba el agua de un cable terminado en extraño artilugio por mí nunca antes visto.
En verdad, extraña era la venta, pero tan cansadas nos encontrábamos mi señora y yo después de la larga cabalgata del día, que no reparamos en todo lo misterioso del lugar.
Mi señora Dulcinea, que había dedicado toda su vida a estudiar, ya se había percatado de que entrábamos en un lugar singular. Por sus muchas lecturas tuvo la sospecha, y yo fiel escudera no osara jamás dudar, de que algo sobrenatural tal vez nos sucediera.
En llegando a la venta, ya nos miraron raro, pero más raro hubimos de mirarlos nosotras, pues pareciónos que sus vestes no eran apropiadas para venteros...
Era casi de noche y no podíamos saber dónde habíamos recalado con nuestros molidos cuerpos. Caballera y escudera, rocín y pollino, no pedían, por merced, sino un lugar para reposar y viandas con que reponernos.
Entramos, así pues, en la venta más enorme que jamás ojos humanos hubieran visto, y ya entonces, mi señora me advirtió: "Lucrecia, abre bien los ojos, que en aquesta venta acontecerán hechos de los que otros escribirán".
Perplejas las dos, arrogante ella y temblorosa yo, seguimos al mozo, seguramente uno de los muchos hijos del ventero, hasta una caja mágica que abría y cerraba sus puertas haciendo aparecer y desaparecer personajes extraños ante nuestros ojos.
Risas y más risas... Ojos que nos miraban. Mi señora Doña Dulcinea reafirmó sus sospechas: ¡Estábamos en el futuro! ¡Santa María, madre de Dios, habíamos sido víctimas de un encantamiento... tal vez con el Bálsamo de Fierabrás pudieramos deshacer semejante hechizo!
Entramos en una de esas cajas encantadas, y enseguida el estómago se nos disparó, ¿pues no volábamos acaso, como si aves fuéramos? Una musiquilla nos depositó de nuevo en tierra, la caja se abrió, y ante nosotras aparecieron unos seres parecidos a aquellos de las novelas que habían vuelto la cabeza casi del revés a mi noble señora Dulcinea. Ella era muy jóven aún, y todo lo quería ver, pero yo cansada ya de tanto trajinar, le pedía reposar...
Entramos en una gran habitación, ésta en la que ahora nos encontramos, y el mozo informó a mi señora de que al rato vendrían en nuestra busca.
Así fue, y dos mancebos de muy buen ver, tanto que alegraron nuestros ánimos, se presentaron al punto. ¿Y no pretendían que nos despojáramos de nuestras vestimentas? ¡Seguramente con intenciones de aprovecharse de nuestra inocencia e ignorancia, y hacer aquello que caballero no ha de hacer con dama, ni escudera, decente alguna!
Y mi señora montó en cólera, y yo ayudéla en lo que pude, aunque si he de ser sincera, de buen gusto y grado, hubiera probado aquel Bálsamo de Fierabrás en forma de fornido mancebo...
Y que una, aunque escudera, aún mantiene la buena planta que de moza tuvo. Pero escudera se debe a su señora, y así, entre gritos y empellones, logramos desalojar a los muy bellacos del aposento, mientras nos decían tontas, y que no sabíamos lo que nos perdíamos al rechazar sus masajes, y que hasta hablaron de baños turcos y...
Y héte aquí que mi señora siguía pensando que, con malas artes, algún mago envidioso nos había traído hasta este mundo en un aparato volador. Y ahí estábamos las dos, asustadas a más no poder, sin atrevernos a salir, esperando a que algo se le ocurriera a mi señora Dulcinea. Pero eso... ya es harina de otro costal.
Foto: Antonio Texto: Edurne
ATARDECER
