+%C3%B3leo+sobre+cartulina.jpg)
Queridos hijos, queridas hijas:
Hoy he estado pensando en el tiempo, en el pasado, en este presente y en el que todavía nos queda.
Hoy me he levantado y he pensado en vosotros.
He tratado de imaginar vuestras caras, cómo serían esos ojos que me mirarían con ansia, con alegría. Y esas manitas alzadas hacia mi cara, buscando mi boca, mientras la vuestra jugaba a encontrar mi pecho… Hasta me ha parecido escuchar vuestras sonrisas, vuestros llantos entre los deseos de mi corazón cansado.
Nunca os pude decir lo mucho que os quise, que os quiero, que os querré…
No habéis conocido mis besos, mis abrazos, ni mi amor de madre castigada…
Me he quedado sin conoceros, sin saberos, sin teneros…
Hoy he estado recogiendo mis anhelos en unos sobres de papel de otros tiempos. He guardado mis logros, mis fracasos… Os he guardado ahí, bien escondiditos, entre palabras de amor y miedos de mujer entregada.
A veces os oigo por el pasillo, cargando libros, bolsas y muchas, muchas risas…
Me descubro soltando una regañina y hasta llorando a coro por cualquier tontería.
Nadie os conoce mejor que yo, nadie sabe de sufrimientos y pesares, también de gozos y alegrías… Sólo yo os he tenido en mi mente, en mi corazón, y os he llevado conmigo todo este tiempo, he velado vuestras noches y vivido vuestros días, sólo yo…
Sé que no he sido la mejor madre del mundo, pero lo he intentado… lo he intentado y el deseo no me ha alcanzado: no llegasteis.
Hoy he visto caer la lluvia con desconsuelo, con ese sonido que me acompaña dentro del alma. Hoy os he reconocido entre mis arrugas, entre mis noches despiertas.
Y sé que os llega mi voz, por algún insondable recoveco del amor materno, sé que os llega, hasta allá donde quiera que estéis.
Y si vuestros ojos me miran, si vuestro corazón me reconoce, sabed que siempre, siempre me tendréis…
Vuestra madre que, aunque no lo sea, lo es.
Pintura: Antonio Texto: Edurne