No podía soportar el calor. El termómetro de la plaza del ayuntamiento marcaba 32º. Tan sólo eran las doce del mediodía y el panorama no tenía visos de cambiar, muy al contrario, las previsiones eran totalmente amenazadoras: ese día se llegarían a alcanzar valores en torno a los 40º o más.
Pablo aumentó la potencia del ventilador de pie que estaba junto a la ventana, y le dio al botón de función giratoria. Al momento, un aire ya usado pero revestido de un falso frescor, le golpeó sin piedad en las piernas; después aireó las cortinas de la ventana, y lanzó por los aires un montón de revistas que dormitaban en el suelo, junto al rincón de la tele… Le gustó la sensación y se quedó de pie junto al aparato, mientras observaba una y otra vez el itinerario de ese viento artificial y los efectos que causaba a su paso.
Ya no era tiempo de semejantes calores, pero desde que el cambio climático de las narices había hecho acto de presencia en nuestras vidas, ya nada era lo que debía, así que no quedaba otra que conformarse con lo que los nuevos tiempos y los avances iban dejando en nuestra orilla.
Se había propuesto un par de horas de lectura tranquila, pero la cosa había empezado mal, con ese calor no se podía pretender nada tranquilo, ni la tarde, ni la lectura, ni nada de nada…
Transcurrido un rato en el que estuvo jugando con el ventilador y experimentando diversas opciones, lo dejó. Se cansó y apagó el aparato. Ahora podía percibir el silencio que se había hecho a su alrededor. El calor, el silencio y el vacío. Nada se movía. Las revistas estaban desperdigadas por el suelo, la pequeña estación meteorológica que le habían regalado el otro día en el súper al hacer una compra superior a 25 euros y tener un montón de puntos acumulados sin canjear, marcaba 29º y un 88% de humedad. Realmente era insoportable.
Se dejó caer en el sofá. El techo le devolvió una visión aumentada de ese vacío, de ese silencio, de ese calor… Cerró los ojos, pero los volvió a abrir rápidamente, lo que vio no le gustó nada. Se levantó al instante, a la vez que con voz asustada imploraba "¡No, otra vez no!".
Salió de allí a la velocidad del rayo. En la cocina puso la radio, abrió el grifo y llenó un vaso de agua más o menos fresca. Bebió. Uno, dos, hasta tres vasos seguidos; y ya casi sin respiración, rompió a toser, a llorar… Los recuerdos. Era la hora de los recuerdos que volvían a llamar a su puerta sin pedir permiso. Pensó que lo había dejado bien claro, y, sin embargo, los muy ladinos estaban ahí, disfrazados de pensamientos normales.
Corrió al baño, a mirarse en el espejo. Era él, ¡sí, todavía era él! Dejó correr el agua fría de la canilla y se refrescó la cara una y otra vez, obsesivamente… No quería volver a enfrentarse con el espejo. Cogió la toalla y tapó con ella su cara, un rostro empapado de agua y de miedo.
Frotó enérgicamente a la par que repetía cada vez más alto que no, que él seguía siendo él, todavía… Que estaba ahí, en su casa, que todo lo demás no era cierto, que el pasado se había ido para siempre, y que ya había pagado por todo aquello.
Levantó la cabeza poco a poco y, muy lentamente, fue deslizando la toalla de la cara. Aún tenía los ojos cerrados, con los párpados reducidos a un montón de arrugas. Respiró hondo, y después de contar hasta tres, los abrió.
Pintura: “Reproducción prohibida” de Magritte (1937) Texto: Edurne
23 comentarios:
Pero mi querida Edurne, me has dejado con toda la duda, ¿qué pasó, entonces?
Estos relatos con finales abiertos me matan...
Un beso con final abierto, tb.
HD
Es inquietante, ¿qué le pasa?...Entiendo que no quiere recordar...
Lo que veo es que tienes soltura para escribir prosa...
Saludos
Que pasará?
Venga...
Besos.
CONTINUARÁ...No creo que se te ocurra dejarnos así mucho tiempo ¿Verdad?
Un beso
Tenía frío, mucho frío. Estaba arropado con la falda camilla y el portátil sobre las piernas. Casi daba tiritones. Comencé a leer y fui entando en calor que a poco se había hecho sofocante. De repente una pajarraca se llevó mi pensamiento dela lectura y me asustaron mis pensamientos. Estaba sudando. Regresé al párrafo anterior, al tiempo que sentí necesidad de ir al baño; no me reconocí en el espejo: sudaba y sentía frío.
Gracias por las emociones provocadas.
...que misterio(I)...!), esto es la primera parte, me supongo que tendrá una(II)parte...?.Que curioso que su imagen no se refleja en el espejo...?
-La curiosidad me mata...Edurne se buena y danos una pistita.De verdad! que estos diálogos abiertos son de lo más, te hacen pasar un buen rato y te desesperan a la vez...
Un beso
¡Qué duro es enfrentarse al espejo!
HUMBERTO:
Pero mi querido Humberto, usted tranquilo, que nada le mate a usted, que el texto lleva un (I), que quiere decir, como usted bien sabe: "To by continued..."
;)
Un beso pues!
BLANCA:
Veremos qué le pasa al pobre Pablo.
Contanto calor no sé...
Gracias!
Un beso!
;)
TORO:
Ay, un poco de paciencia...!
;)
Un petó!
ÁNGELES:
Claro que continúa, de hecho está escrito, pero ayer me pareció bien colgar sólo la primera parte...
Así que, calma!
Un besote!
;)
FRANCISCO:
Pues vaya, a eso se le llama somatización literaria (término que acabo de incentarme)!
;)
Un besote!
Oye, ya ha llegado el peque?
BERTHA:
Sí, hay una segunda parte, pero la quiero revisar antes de colgarla.
Tranquilidad, jajajaj, que no cunda el pánico!
Nada, no puede haber pistas, sólo que tiene que ver con el calor...
Un besote!
;)
MYRIAM:
En este caso el espejo será conmo un pasaporte...
Un besote!
;)
Queda claro que el ventilador refresca y ventea hasta los recuerdos. Tendremos que ponerlo más a menudo jejejeje.
Muxu bat.
si, es una intriga. Que pasará?
Abrazo. Jabo
ASUN:
Huy, el ventilador... gran invento!
ya te digo!
Muxuak!
;)
JABO:
Sigue, sigue la intriga, no te preocupes!
;)
Abrazote!
Madre mía, qué intriga, qué le pasará a esta criatura.
Esperaremos la siguiente entrega.
Un beso Edurne.
yo como Toro ...¡venga...venga..!
¡Con lo que me engancha a mi un relato....
Edurne, tu blog me trae buenos momentos como las olas cuando se arremolinan entre los pies...así que desde esta orilla te mando un premio en una botella, pásate por mi blog :)
besitos.
Por aqui de nuevo, recorriendo y leyendo a "viejos bloguer@s" amigos. Un abrazo.
ELENA:
Hoy o mañana...
Besotes!
;)
CRISTINA:
¡Vennngaaa! Como los de Martes y trece, jajajaja!
Pues nada, ya voyyyyy!
;)
Besotes!
BERTHA:
Gracias por ese precioso premio, Bertha! Lo tengo puesto en mi vitrina de premios para que lo recoja todo el que guste.
Muchas gracias por acordarte de mí, de verdad!
Un besote!
;)
SERGIO:
Alegría de verte chapoteando de nuevo, amigo de las antípodas!
Un besote!
;)
Me gustan este tipo de relatos abiertos a las interpretaciones del lector. Me ha gustado, Incluso si no hubiese segunda parte. Pero si la hay, no me la pierdo. A ver si se parece a mi versión.
Besos
A veces no conviene dormirse...
Devuelvo tu amable visita a La Acequia, en la que espero hallarte siempre que lo desees. Más si vienes de la mano de tan buenas amigas.
Besos.
IDOIA:
Pues sí que hay una continuación...
A ve si se parece a tu versión!
Muxutxuak!
;)
PEDRO:
Muchas gracias por el chapoteo.
Volveré a mojarme en La Acequia, descuida.
Las amigas, de las buenas, ya lo creo!
Besos.
;)
Seguiremos chapoteando.
A esperar entonces, paciencia.
Volveré a esta orilla para la continuación.
Muxu bat
BELIDOR:
Busque usted un flotador, que llegan marejadas...
;)
LUNA AZUL:
Ya, ya subió la marea!
Muxus!
;)
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