Cuando cierro los ojos
me visita el mismo sueño:
Soy yo
—siempre soy yo—
la que camino a ciegas,
la que tropiezo,
la que caigo.
Caigo en un pozo oscuro
—como todos los pozos— ,
frío y hostil.
Sigo siendo yo.
Yo la que grito sin voz.
Grito,
grito,
grito…
Pero solo la luna me ve,
vuelve su cara oculta
y me mira,
muda y fría.
Nadie más sabe dónde estoy.
Caigo,
caigo,
caigo…
Y me golpeo con las rocas
de la noche oscura.
Las heridas son viejas,
se abren,
supuran los miedos de
siempre.
Acerco mi boca a ellas y
las lamo.
Lamo mis heridas
como una perra abandonada
que gime y llora
buscando una caricia,
una voz que la redima.
Saco hilo de escarcha
y aguja de cristal
del fondo de mi vacío más escondido.
Coso.
Coso los rotos
de la vida futura
—porque sé que vendrán—,
remiendo los pasados
—porque están a punto de
estallar—.
Y me siento a esperar.
La noche arrastra su manto,
ruge como bestia herida.
Envuelvo la vigilia
entre mis cabellos,
la acuno con cantos
que ni yo recuerdo que
sabía…
Se calma el frío,
se calma la zozobra,
y también el miedo.
Mis lágrimas se atreven
entonces,
se deslizan por viejos
senderos,
bajan quedas y en orden de
a una.
—No derroches tu llanto,
niña,
guarda para mañana,
para otros días…—
Ya se acercan las primeras
luces,
la noche despierta,
el día la araña con furia
pues
quiere ocupar su lugar.
Abro los ojos.
Ya no es un sueño.
Entre mis manos reposa
mi pequeño corazón
que se desangra,
y yo me afano en juntar sus
trozos
con hilo de escarcha y aguja
de cristal…
Imagen: Internet. Texto: Edurne
3 comentarios:
Uf!!! Que dolor he sentido al leerte, ese desangrar, esos rotos que se desgarran más y más.
Ánimo y mi abrazo siempre .
A veces hay que tocar fondo para dar la patada que te saca a la superficie y a otro camino que puede traerte alegría y bienestar.
Un beso muy grande.
CHELO, MYRIAM:
Gracias mil por estar ahí, por vuestra amistad, por vuestras palabras...
Un beso enorme a cada una.
;)
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