
Un año más, un verano más…
Este año cuelgo el cartelito como indecisa, como que sí, como que no, de ahí lo de “semi”. En fin, los tiempos no son siempre iguales, eso está más que claro.
Cuando ustedes lean esto, yo andaré camino del Foro. Seguramente estaré en el bus, intentando leer, escuchando música, pensando, admirando el paisaje, o tal vez dormitando, que será lo más probable, pues en las últimas épocas, en cuanto me paro, me siento…. ¡zas, me quedo grogui! No así en la cama, que ahí ya es harina de otro costal, y mis noches son de un duermevela que ya cansa.
El caso es que marcho con una primera parada segura: Madrid, y una segunda también bastante segura: El Bierzo. Y de ahí en adelante y no sé hasta cuando… surprise!
No está tan mal, ¿no? Al fin y al cabo, las sorpresas (las buenas) son las que alimentan nuestro espíritu.
Y llegados a este punto, sé que voy a pecar de reiterativa y poco original, pero es lo de todos los veranos, lo de desearles a todos, a los de acá y a los de allá, incluso a los de mucho más allá (y tal vez a los del Más Allá), lo mejor de lo mejor. Que si hay que estar repantingados sin pensar en nada, pues hala, a la Bartola, que total, son dos días y medio (las vacaciones y la vida), y para qué preocuparse, que las preocupaciones ya nos vienen dadas y encima sin buscarlas, sin quererlas…
Y cómo no, que les agradezco infinito este caminar lento de los últimos siete meses, el acompañamiento con oleaje bajo mínimos, los ánimos sinceros, los buenos deseos…
La vida sigue y a unos nos toca así, a otros asá… pero no nos libramos nadie de pasar por malos trances. También hay que saber rescatar del fondo del baúl la sonrisa, las palabras adecuadas, las ganas de tirar para arriba. Y en todo esto tienen mucho que ver los amigos: los de carne y hueso y los virtuales.
Por lo tanto, este verano, bien merecido para todo el mundo, ha de ser aprovechado hasta el mínimo instante. Y los que están tiritando de frío por el otro Hemisferio… no me tuerzan la nariz, que luego serán ustedes los que se froten las manos, ya se sabe: ni todos los ojos lloran a la vez, ni todos los veranos llegan en el mismo envío, ¡jejejeje!
A lo dicho, por aquí me ando, oteando el horizonte desde mi Orilla; me la llevo hasta tierra adentro, la pasearé entre trigales, verdes montañas, playas infinitas… allá por donde se tercie.
Me sean buenos, y sobre todo: ¡FELICES!
Cartelito: Edurne
Cuando ustedes lean esto, yo andaré camino del Foro. Seguramente estaré en el bus, intentando leer, escuchando música, pensando, admirando el paisaje, o tal vez dormitando, que será lo más probable, pues en las últimas épocas, en cuanto me paro, me siento…. ¡zas, me quedo grogui! No así en la cama, que ahí ya es harina de otro costal, y mis noches son de un duermevela que ya cansa.
El caso es que marcho con una primera parada segura: Madrid, y una segunda también bastante segura: El Bierzo. Y de ahí en adelante y no sé hasta cuando… surprise!
No está tan mal, ¿no? Al fin y al cabo, las sorpresas (las buenas) son las que alimentan nuestro espíritu.
Y llegados a este punto, sé que voy a pecar de reiterativa y poco original, pero es lo de todos los veranos, lo de desearles a todos, a los de acá y a los de allá, incluso a los de mucho más allá (y tal vez a los del Más Allá), lo mejor de lo mejor. Que si hay que estar repantingados sin pensar en nada, pues hala, a la Bartola, que total, son dos días y medio (las vacaciones y la vida), y para qué preocuparse, que las preocupaciones ya nos vienen dadas y encima sin buscarlas, sin quererlas…
Y cómo no, que les agradezco infinito este caminar lento de los últimos siete meses, el acompañamiento con oleaje bajo mínimos, los ánimos sinceros, los buenos deseos…
La vida sigue y a unos nos toca así, a otros asá… pero no nos libramos nadie de pasar por malos trances. También hay que saber rescatar del fondo del baúl la sonrisa, las palabras adecuadas, las ganas de tirar para arriba. Y en todo esto tienen mucho que ver los amigos: los de carne y hueso y los virtuales.
Por lo tanto, este verano, bien merecido para todo el mundo, ha de ser aprovechado hasta el mínimo instante. Y los que están tiritando de frío por el otro Hemisferio… no me tuerzan la nariz, que luego serán ustedes los que se froten las manos, ya se sabe: ni todos los ojos lloran a la vez, ni todos los veranos llegan en el mismo envío, ¡jejejeje!
A lo dicho, por aquí me ando, oteando el horizonte desde mi Orilla; me la llevo hasta tierra adentro, la pasearé entre trigales, verdes montañas, playas infinitas… allá por donde se tercie.
Me sean buenos, y sobre todo: ¡FELICES!
Cartelito: Edurne