Hace una semana que estoy de
vuelta del Foro. Septiembre toca a su fin y el otoño acaba de empujarnos un
poquito hacia estancias más frescas y oscuras… Lo de frescas casi es un decir,
pues los calores fuera de tiempo nos tienen un poco alborotados. El veranillo
de San Miguel lo llaman.
Mis tiempos, ya saben ustedes que
corren cual caballos desbocados y de aquella manera. Estoy prisionera dentro de mi propia
vida. Es lo que ahora toca. Pero en lo poco que puedo asomar el morro y ver la
luz del sol, o sea, constatar que el bullicio sigue vigente por todas partes,
aprovecho y me cuelo un instante, tal vez dos…
Calor allí, por la capital, y por
aquí, por el Botxo. Gente, mucha gente, ya se sabe, turistas ávidos de experiencias nuevas,
de caras y costumbres diferentes. Y turistas no tan turistas, de aquellos que
se sienten como si fueran visitantes en su propia ciudad, que de todo hay…
El Palacio Real. Nunca había
traspasado las verjas, nunca. Yo asocio el Palacio Real de Madrid al viaje de
novios de mis padres, dentro de un mes 55 años de aquellos días, y a una foto
preciosa que se hicieron en el patio de armas (digo yo que se dirá así) con el
imponente palacio detrás…
Pues resulta que hay una exposición en sus entrañas, llevada desde El Escorial, su espacio habitual, a este otro más céntrico. ”De El
Bosco a Tiziano. Arte y maravilla en El Escorial”. Mucha gente haciendo
cola, mucha gente dentro. Está bien, pero yo esperaba más cuadros, no sé… De cualquier
forma, pasearse por los recargados aposentos que han pisado personajes de tan
alta alcurnia… hace gracia (al menos a mí, que me los imagino todos empelucados y demás).
Los paseos siempre forman parte
de mis visitas al Foro. Hoy les voy a enseñar un par de fotos de una casa que
está construida en la misma muralla que rodeaba a Madrid tiempos ha… ¡Ya ven,
cualquiera no puede decir que vive en la muralla!
Y también me encontré con unos
cielos azulísimos, verdes ramajes y… con Mariano José de Larra, que me miraba
así como sorprendido, o aburrido, que cualquiera sabe, ¡tanto tiempo lleva el
hombre en semejante posición! “Vuelva usted mañana” creo que le oí murmurar.
Siento no haber podido cumplir su deseo…
Y luego está esta moda de
celebrar “el día de…” en este caso,
debía ser el día sin coche, o el día probicicleta. La gente aprovecha cualquier
evento para echarse a la calle y lucir palmito, en este caso, con eso de la
bici y sus posibilidades, ya ven ustedes, un gimnasio en plena calle: música,
bicis estáticas, ganas de pasarlo bien y de que te vean, te saquen fotos… ¡Ya, la
diversión está asegurada! ¡Hasta los maniquís se apuntan!
Mientras mi trajinado cuerpo
descansaba el pasado viernes en el asiento del bus de las 4 de la tarde camino del Foro, y a medida que
avanzábamos, un precioso espectáculo se abría ante mis ojos: las nubes se iban despejando. Me dio por sacar unas pocas
instantáneas desde mi atalaya. Y cuando me cansé, se lo imaginan ¿no? Sí,
libro.
Llevaba yo recién compradito este
libro de Seve Calleja: “El
oso
hormiguero de su majestad”.
A Seve Calleja solo le conocía de
leer sus libros en Euskera en la escuela, pues es un escritor muy prolífico en
literatura infantil y juvenil, pero yo desconocía esta parte de su producción
para adultos. El libro está situado cronológicamente en la época del reinado de
Carlos III (miren, de nuevo aparece el Palacio Real), la expulsión de los Jesuitas,
los viajes a ultramar… Me ha gustado mucho, entretenido y curioso, porque el
coprotagonista de la historia es ni más ni menos ¡que un oso hormiguero!
Otro libro que he leído, muy
rapidito la verdad, pues se lee en un periquete, es este otro de Éric
Faye, “La intrusa”. Tenía este libro por casa desde hacía un tiempo,
pero no me había dado tiempo a leerlo en el momento en que lo compré, y… ¡Ya
está! Autor francés, temática nipona. Vaya mezcla, ¿no? Escueta, directa,
tremendamente íntima, con la soledad del individuo arrastrando por todas las
páginas (107)… Si les gusta lo japonés, como a mí... lo pueden leer. Y si no,
también.
De Madrid me traje “El
guardián entre el centeno” de J.D. Salinger, un clásico. Lo leí
hace casi mil años (una exageración, evidentemente), en la edad de piedra o
así, allá por el instituto. Tiempo es de volver a leerlo.
Y también he comenzado la lectura
de otro autor clásico, Henry James, con su novela “Los
papeles de Aspern”. Promete.
Y mientras cambiamos de mes, de
estación… ¡que la vida nos sonría!
Fotos: Antonio y Edurne Folleto y
entrada: de la exposición. Imagen caballos y Carlos III: Internet. Escaneado libros: Edurne
2 comentarios:
No me puedo creer que después de tanto viaje a Madrid no hubieras visto el Palacio Real. A mí me impactó, pero bueno, hace tantos años que ya ni me acuerdo de cómo era.
Ea, ahora toca disfrutar del otoño y de esas lecturas.
Un beso Edurne.
ELENA:
Por el Palacio Real (y La Almudena)sí que había estado, muchas veces, pero dentro,nunca,a eso me refería, a las entrañas (las que dejan ver y visitar, claro!)
Otoño, pero unos calores por aquí, de escándalo...
Besotes!
;)
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