De pronto se me apagaron las estrellas.
Todas.
Y la noche campa a sus anchas por mis venas,
galopando el miedo a velocidades inusuales.
Miro.
Busco la llama que alumbraba mis días,
la que calentaba mi esperanza...
Nada, no hay nada.
Todo era puro espejismo.
Nuevamente he sido engañada...
2 comentarios:
Mira esta noche las perseidas y pide un deseo. No son estrellas pero se le parecen. Con mis mejores deseos, un abrazo Edurne.
ABEJITA:
Ni tiempo tengo para mirar al cielo...
Gracias de todos modos, y también por los buenos deseos.
Besos.
;)
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