miércoles, 3 de agosto de 2016

HISTORIAS DE LA RÍA XXXVI (Con apuntes costeros: Hondarribia y Portu Zaharra)


Por aquí asomamos el morro de nuevo, no vaya a ser que nos pille el toro, y contemos las cosas precisamente  “a toro pasado”.

La Ría está desconcertada, el Botxo, ni les cuento, y los botxeros, locos perdidos. El verano nos marea: hoy nos derretimos, mañana nos empapamos. Calor del bueno, del que se gastan de la Meseta hacia abajo, y agobio, o bien humedad y cielos grises, lo que se da con mayor frecuencia, que no siempre, por estos lares. ¡Así se las está gastando este mes de julio! Por cierto, un mes que ya se nos ha esfumado, así, sin enterarnos casi. ¡Ay!


Una cosa de las que me siento más que orgullosa es de la capacidad de atracción que tiene mi ciudad, vayas por donde vayas, ¡turistas! Y les diré que se trata de un turismo selecto, un turismo de tipo cultural ( Museos) o al menos, curioso. Los nacionales, vienen con ganas y salen encantados, y los de más allá de las fronteras, hasta viajan en familia, o sea, que por fuerza ha de ser un turismo de posibles. También se ven muchos grupos con guía, otra novedad. Me encanta ver a tanta gente con el plano en la mano y mirando. El otro día me ofrecí a una pareja para orientarles  pues estaban un poco despistados, y lo que buscaban lo tenían al lado, pero lo que es no saber... Resultaron muy agradables y agradecidos.



Voy a contarles una novedad, algo que no había ocurrido antes: el Museo de Bellas Artes ha estado cerrado durante 43 días. Inaudito. ¿La causa? Pues el empleo precario, los sueldos bajísimos que tenían los trabajadores que subcontrata  la empresa que se hace cargo de los distintos empleos del Museo (seguridad, recepción…). Así que todos aquellos que hayan venido a Bilbao antes de la solución del problema, hace diez días, se ha marchado sin poder visitar la tercera pinacoteca nacional, ¡una lástima! aunque más lástima es el hecho en sí, el de tener un sueldo mísero y tener que recurrir a la huelga para que nos hagan caso. Pero, ahora están batiendo records, el otro día, sin ir más lejos, el museo recibió su mayor afluencia de visitantes en una jornada en su historia.




La exposiciónEscultura Hiperrealista 1973-2016”, está causando furor. La vimos, claro que sí, pero he de decirles que no fue la mejor forma de ver una exposición de este tipo. Exposiciones tan comerciales, con un reclamo tan atractivo, atrae a muchas personas que no visitan museos normalmente, y que no tienen costumbre de pasear por ellos, de admirar en silencio o con respeto, las obras expuestas. Imaginen un tumulto de todo tipo, corriendo, tocando y sacando fotos con todas las figuras sin importarle nada, ni el resto, ni las normas, ni nada… ¿Se habrán enterado de algo? Lo dudo, eso sí, contarán a todo el mundo que vieron la exposición, que parecían de verdad, que había muchas tías en pelotas, que… ¡En fin! Volveré a verla pero en otro momento, y con más tranquilidad. Apuntar que sí, que el hiperrealismo es total, que alucinas observando las arrugas, la flacidez de la piel, las uñas cortadas, los gestos, todo, absolutamente todo. Si te quedas parado, corres el riesgo de que te confundan con una de esas esculturas. Recomendable, ¡por supuesto!



El Casco Viejo de Bilbao tiene un encanto especial, y no es porque lo lleve en mis genes, no, es que al ser tan recogido, te puedes mover y cambiar de ambiente en un santiamén. Callejear por las Siete Calles, por la Plaza Nueva, La Rivera, la Plaza de Santiago, la de Unamuno y todos los aledaños, o cruzar el puente del Arenal por el Arriaga y presentarte ante don Diego que señala incansable con la Carta Magna de Fundación de la muy noble y leal Villa de Bilbao en su mano, dónde está el inicio de esta urbe que sigue redescubriéndose día a día…




A una hora de Bilbao, enfilando hacia la frontera, llegamos a Hondarribia (Fuenterravía), ciudad amurallada y de gran tradición (el Alarde con su polémica, la trainera Ama Guadalupekoa, villa marinera…). Preciosa. Hacía muchos años que yo no iba por allí, y la verdad que quedé encantada, vi cosas que no conocía y recordé otras que ya estaban en mi bagaje vital. Merece muchísmo la pena una visita a esta ciudad. Al llegar nos recibió una bruma y una fina lluvia (sirimiri) propia, pero que fue despejando poco a poco, y a la tarde, en la playa, el cielo tenía un color totalmente mimetizado con el mar. Y en el otro lado, Hendaia. Una maravilla, un regalo para los ojos, para el alma, para el espíritu…







Y ya en nuestra costa más próxima, la vizcaína, tenemos Portu Zaharra (enlace a una web particular, la del bar "Arrantzale", pero con un montón de fotos de antes y de ahora), en Getxo, un lugar encantador que fascina a todo el que visita nuestra zona por primera vez, un rincón que es parada obligada. A doce kilómetros del centro de Bilbao, la Ría se derrama en el Cantábrico por El Abra con el Puente Colgante de testigo y mediador y donde las dos márgenes se hacen visibles: la izquierda, obrera y proletaria, y la derecha, señorial y burguesa.




Entre pintxos, paseos y disfrutes amistosos varios, algún librillo ya se nos ha colado:

·     “DIARIOS. Tercer volumen 2008-2010”, de IñakiUriarte. Edición de pepitas de calabaza. Diarios, conversaciones con uno mismo. Un estilo que a mí me resulta muy, pero que muy familiar y fácil de entender. Pues eso, como encontrarse con uno mismo delante del espejo, a la vuelta de la primera esquina del pasillo…


·   “EL VIENTO COMENZÓ A MECER LA HIERBA” de Emily Dickinson. Poemario bilingüe  e ilustrado de Nørdica Libros. Otro encantador libro que he tenido el placer de disfrutar. Poesía de una mujer atormentada, pero verdadera.



El último día de clase, hace un mes ya, terminamos de recoger lo que quedaba en nuestro pequeño huerto escolar, y aparte de todo lo que repartimos entre los niños, algunos de nosotros nos trajimos plantitas para casa, yo traje una planta tomatera que había despuntado con tres flores pero que ni idea de lo que pasará ahora. Y una planta de pimientos verdes. A estos pimientos los estoy siguiendo con especial interés todos los días, los observo, los animo y fotografío cada mañana. De momento, solo tiene dos pimientos, ¡pero me hace una ilusión!



Cuando salgan estas Historias de La Ría yo estaré por Madrid de nuevo, así que dejaré la entrada programada, y al final de agosto me lanzaré al agua con otras Crónicas del Foro. Entonces, y con el broche de la Aste Nagusia de Bilbao ya tendremos que decir adiós, agur, a este verano, otro más que me pasa por delante, o por encima, según se mire…




Ustedes, aprovechen, sigan a lo suyo: descansen, rían, lean, paseen, solácense, cultiven la amistad, los lazos familiares, el amor; coman y beban con moderación, báñense en el mar, en la piscina, en el río, o a la luz de la luna; reencuéntrense con sus "yos" más auténticos y no dejen que nadie que realmente merezca la pena en sus vidas se les escape. La vida es demasiado corta como para perderla en caminos que no llevan a ninguna parte. Sean listos.





¡Un abrazo enorme!


Fotos: Antonio y Edurne. Enlaces: Internet. texto: Edurne

3 comentarios:

Laura Caro Pardo dijo...

Hacía mucho tiempo que no paseaba por los blogs; llevo ya muchos meses inmersa en pequeños problemas cotidianos que se van solapando en el tiempo sin tregua y apenas he tenido tiempo para mis aficiones.

Sinceramente, Edurne, visitar tu espacio es como volver a casa después de un viaje:
me siento cómoda, acogida... y llena de paz.

Gracias por ser como eres y compartirte en letras y fotografías.
No cambies nunca.

Un abrazo grandote.

Edurne dijo...

LAURA :
Muchísimas gracias por tus palabras y tu cariño.
Agradezco infinito tu visita.
La vida es dura, sí, y el camino a veces se nos hace más pesado y complicado. Somos mujeres fuentes, así que...
Besos y abrazos, ahora desde tu Foro abrasador!
;)

Edurne dijo...

ANNA :
Moltes gràcies per la teva visita!
Me pasaré.
Una abraçada!
;)