Hoy es 1 de septiembre de este año extraño que nos ha tocado vivir.
Son las 19:03 de una tarde soleada y un poco ventosa en este Botxo de mis
amores. Me siento al ordenador casi con miedo. Últimamente le hablo muy poco, lo
visito casi nada, para consultar alguna cosa y nada más. Sé que me mira raro, que
me lanza reproches callados, y que, al mismo tiempo, me anima a que me deje
llevar, a que me suelte la coleta, a que abra las puertas de mi corazón “tancat”…
En ello estoy.
No sé si mis reflexiones serán objetivas o demasiado subjetivas. Me
invaden sentimientos encontrados. Todo está siendo diferente, desconocido, no
esperado y mucho menos deseado o pedido… ¡Y largo! Ya dura demasiado esta
incertidumbre, este miedo agazapado en las entrañas, en la mirada, en la
sonrisa acobardada… Y no quieres saber, no quieres oír, no quieres ver, no
quieres pensar… ¡Mentira! Eso solo lo dices los primeros dos minutos antes de
lanzarte a la búsqueda de alguna respuesta que calme tus angustias. Nada, no
hay nada para apaciguar las rabias, los desconciertos…
Unos días te levantas más optimista, otros parece que el mundo se
te ha caído encima y no puedes casi ni andar, te cuesta respirar, miras a tu
alrededor y ya no sabes ni qué pensar, ni qué esperar… Y entonces decides
lanzarte a la calle y dejar que los pies te lleven por donde ellos quieran, y
que tus ojos conecten con lo que llevas dentro y vean lo que has visto mil
veces pero que lo miren, que tú lo descubras como nuevo. Y entonces sacas tu
móvil y clic, clic, clic…. Fotografías todo, hasta el aire que malrespiras a
través de la maldita mascarilla. Miras y ves: casas, calles, puertas, letreros,
árboles, ventanas y balcones, niños, palomas y coches, autobuses, nubes y
abuelos, mujeres y hombres presurosos, altivos y taciturnos, lonjas cerradas,
carteles de se vende, se alquila, sueños perdidos, ilusiones escondidas entre
los jirones de tantas vidas… Subes y bajas cuestas, cruzas calles, esperas
semáforos y observas, miras, ves, escudriñas…. Disparas: clic, clic, clic…
Hoy me siento mal, parezco una esquirola. En los últimos 39 años, es
el primer 1 de septiembre que no estoy en la caja de salida del nuevo curso
escolar. Mi yo más guerrero y solidario siente que tenía que estar ahí, dándolo
todo, como siempre, pero… por otro lado también sé que ya me tocaba, que este
Año Nuevo que supone para todos los docentes el primero de septiembre, ya no me
tocaba, éste no era mío. Ayer me dediqué a mandar mensajes de ánimo a todos mis
compas y demás amigos y conocidos de la profesión. Lo agradecieron, enseguida
me llovieron los whatsapp de gracias por los ánimos, por acordarte, no te
olvides de pasar a visitarnos, suerte vamos a necesitar… Sé que hoy la cosa ha
sido un poco liosa, que ahí andan, con el miedo y las ganas de arrancar para
ver cómo va a ser esta tragicomedia que nos han escrito desde no se sabe muy
bien dónde. Pero lo que si está claro es que l@s docentes son quienes van a
sacar esto adelante, esta vuelta al cole tan controvertida. El profesorado y
las familias y alumnos comprometidos con su salud y su derecho a una educación
pública y de calidad, para tod@s... De las administraciones ni hablo, mejor,
porque daría para mucho y mucho cabreo. Estoy muy orgullosa de tod@s mis
colegas.
Se nos está esfumando el maldito año con una carga de dolor y estupor
gratuita e innecesaria. ¿Tan mal@s hemos sido? Parece que la cosa va para
largo, porque, aunque no quiera oír, leer, ver… al final estoy todo el día
metida en harina con la dichosa pandemia y los distintos flecos que la adornan.
Paciencia. No sé si esa es la palabra, el concepto que hemos de asumir, no lo
sé. Se está acelerando demasiado todo. Todo lo que no necesitamos que llegue
tan pronto.
Cuando miro a mi ama, pienso en l@s de su generación y me corroe la
pena y la rabia, la impotencia, y como a Woody Allen cada vez que escuchaba a
Wagner, me entran ganas de invadir Polonia. Han pasado una guerra horrible
siendo niñ@s, una posguerra terrible y durísima, les arruinaron la juventud, de
adultos pasaron mil estrecheces y vivieron con miedo y en silencio… Y ahora, ¿terminar
así? No hay derecho, ¡no!
¿Qué nos espera? ¡Cualquiera lo sabe! No quiero ser agorera ni conspiranoica
ni nada parecido, sí prudente y expectante. A mí la vida me ha plantado en
estos 60, que ya voy terminando, en una encrucijada sin indicaciones claras de
hacia dónde ir. Voy tirando de mi intuición, de lo aprendido y aprehendido, de
lo mucho deseado, de lo no conseguido, de lo logrado, de los afectos, de las
ganas y las fuerzas que aún me quedan por ahí, latentes… Voy tirando y a veces
me miro en el espejo y me río conmigo misma, otras, no reconozco a la que asoma
del otro lado, a la que llora bajito, a la que se le anegan los ojos, esos ojos
verdes chispeantes, y se le convierten en un mar de lágrimas, en un piélago
descontrolado, en un tsunami de olas de miedo… STOP. Le doy el alto, le pido la
documentación, le pregunto por las intenciones, y luego le doy una tila, una palmadita en la
espalda y la dejo pasar. La frontera está justo en las lindes del sueño y la
verdad. ¿Qué habrá tras la puerta?
Las 19:41. Termino ya, así
va esta reflexión, tal cual.
Seguimos caminando. ¡Ánimo compañer@s, y que la fuerza nos acompañe!
Foto y Texto: Edurne
6 comentarios:
Comprendo esa sensación que expresas tan bien, pero disfruta de esta etapa de vida. Cumpliste y ahora te toca estar en ti.
Besos.
Ánimo amiga Edurne, lo de sentirse esquirol en estos días lo entiendo porque lo sigo viviendo yo, y ya es mi cuarto curso de jubilada. Y también el blog de mira de mala manera, escribo poco, está situación bloquea.
Ánimo y besos, Edurne.
Con pandemia o sin ella, llega un momento que hay que parar, dar un paso atrás y dejar sitio a las nuevas generaciones, así me lo plantee y así lo sigo viendo.
Qué es verdad que tienes fuerzas, ganas e ilusión para seguir al pie del cañón más tiempo pero ellos piden paso y hay que dárselo.
Sobre la situación actual, prefiero no hablar por aquí quizás no guste demasiado lo que pienso . Ánimo y un fuerte abrazo
Imagino que tu ordenador echa de menos tu tacto, lo mismo que yo echo de menos las caricias deliciosas que escribes, tus relatos viajeros, los libros leído, el estado de AMA...
Te extraño y te abrazo.
Nostalgia compartida. Este es mi tercer septiembre sin incorporarme. El primero se me hizo muy raro, el segundo recuperandome de una lesión de rodilla, ni me acordé.
Este 2020, y lo siento por todo el colectivo, por todas y todos, respiro aliviada.
PEDRO, SOR, CHELO, PACO Y DESENCANTO:
Es lo que hay, lo que nos ha tocado.
Encararemos lo que venga con el mejor de los talantes.
Ánimo!
Besos y abrazos para todo el mundo.
:)
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