Eso dicen, que ya es Navidad. Para mí, no. Para mí todos los días son exacta
y tediosamente iguales. Tristemente iguales. Es lo que pasa cuando tu vida se
ha ido por el desagüe de la fregadera, que ya no la tienes.
Las calles de
pueblos y ciudades se engalanan con sus mejores luces (algunas, sinceramente, realmente
horteras), y los escaparates de las tiendas haciéndose la
competencia. Reclamos de a ver quién gasta más. El consumo al poder. Y luego
los políticos en constante liza con la economía. Pero estamos creando una
sociedad consumista, egoísta y nada sostenible. ¿Solidaria? A veces, que
luego se nos olvida y cuando abrimos un poco los ojos o miramos de frente...
¡Adiós! Doña Conciencia nos aprieta por dentro, las entrañas se nos revuelven
y...
Y qué les voy a decir yo que ando llorando por las esquinas para tratar
de desahogar un poco la inundación continua que me corre por dentro y por
fuera...
Pero hoy vengo a desear un poco de eso que tanta falta nos hace: PAZ.
PAZ con mayúsculas. PAZ de todo tipo y en todos los sitios. PAZ, PAZ y más
PAZ. Y SALUD, que sin ella nada podemos hacer. Y AMOR. Mucho y del bueno, nada
de ese amor de pacotilla. Y TRABAJO para todo el mundo. TRABAJO que va unido a
la DIGNIDAD que nos quieren quitar.
Así que por un rato...
¡Que viva la Navidad! Que cada cual la interprete como quiera o pueda.
Yo utilizo esta pequeña ventanita para acercarme a cada un@ de ustedes y acompañarles un rato, corto o largo.
Por aquí seguimos, capeando el temporal y la mala mar. Ya amainará...
EGU BERRI ON!
¡FELICES PASCUAS!
Foto y desahogo: Edurne
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