HOY ES EL DÍA
Pues sí, ya ha llegado este nuevo 7 de diciembre, el que hace el número
66 (¡vaya numerito!).
Es la 01:00 y no termino de arrancarme (tan extraño se me hace
ahora sentarme ante el ordenador y con el teclado esperando a que mis dos
deditos se deslicen a la velocidad de un correcaminos por él que…)
Las palabras no acuden a mí por mucho que las llame, las invoque y
las conjure (que todo viene a ser lo mismo; era un pequeño y absurdo alarde de
sinonimia por mi parte que espero sepan disculpar).
Las que si me salen al encuentro son las emociones, las de todo
tipo, y las lágrimas, que ya se han constituido en “Consorcio de Lacrima Viva”…
Lloro por las esquinas, por dentro y por fuera, en sueños y
despierta, mirando al cielo y también al infierno. Lloro porque sí y porque no,
lloro en silencio, a lágrima viva, en la ducha, mientras como, cuando pienso y
cuando me vacío entera. Lloro cuando la tristeza me abraza y no me suelta,
cuando los ojos de ama me miran, me preguntan en silencio... Lloro cuando miro a
mi hermano, cuando la rabia me revienta, cuando el dolor me explota…
Lloro.
Lloro porque hoy cumplo 66
años en la más terrible oscuridad, porque mi alma anda descarriada, porque mi
corazón me sangra de noche y de día.
Lloro porque me duelen las ausencias de los que no están, pero
también las de quienes sí están.
Lloro y me enfado conmigo. Lloro y me perdono. Lloro y me desahogo
un ratito. Lloro y vuelta a empezar.
Lloro y me como mis lágrimas, igual que las palabras, me las trago todas, y me sientan mal, ¡claro! ¿Y luego? Pues luego me duele la garganta, me duele el estómago, se me revuelven las tripas…
Así que… ¡Lloro!
Pero hoy es mi cumple, el 66, tan distinto a aquel otro de hace 60
años (adjunto documentación gráfica del día con una Edurnita sonriente, pero por
dentro asustadita perdida porque creía que eso de cumplir 6 años implicaba una
responsabilidad tremenda y no se sentía preparada para tamaña misión). Quién
pudiera retroceder aunque solo fuera por un día a aquel tiempo…
Pero la vida es como es y esto es lo que me ha tocado en el reparto
(no sé si andaba yo despistada y llegué tarde a recoger la papeleta o qué…),
así que a seguir apechugando, a poner la cara con sonrisa prefabricada.
Quiero agradecer a todas aquellas personas que intentan alegrar un
poco mis días, que sepan que una palabra, un recuerdo, una risa, un ratito de
compartir, un abrazo, un beso, unas flores por Whatsapp, un escuchar mis
lamentos… supone un gran alivio para mí, y lo agradezco infinito. Los afectos
me dan vida.
Y ya voy a dejar de dar la lata, hoy cumplo 66, a ver qué es lo que
me tiene preparado este 67 que desde ya empiezo a transitar. Lo descubriremos
poco a poco, día a día, no tengo prisa.
A veces pienso que no he vivido nada todavía, y otras, que me
siento como Matusalén.
Bridemos por la vida, por las buenas personas, que las hay, ¡ya lo
creo que las hay!
Eskerrik asko guztioi eta zorionak niri!
Autoretratos: la menda lerenda. Edurnita en blanco y negro: de la memoria familiar. Texto de desahogo: moi même aussi. Imagen"Route 66": Internet.





