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No hay preguntas que oculten
las respuestas.
No hay letreros que señalen
los caminos.
Nada. No hay nada.
Miradas perdidas en mi espejo
y la mueca de una sonrisa
apenas esbozada.
Desde el otro lado
alguien a quien no conozco
me interroga.
Nada. No hay nada.
En círculo,
camino en círculo...
ya pasé por aquí,
a ti ya te vi...
Me olvidé de vivir.
Nada. No hay nada.
¿Cuándo fue que ocurrió,
cuándo que mi mirada
se extravió?
Ingrávidos pensamientos
se ciernen sobre mí,
atascando la libre expresión
de mi llanto asustado.
Nada. No hay nada.
Callada sinfonía inunda
mi cerebro.
Y el cuerpo se mueve,
avanza y
se desploma sobre mil
plumas de blanco marfil,
mil plumas de cisnes alados...
Nada. No hay nada.
Serpentea la brisa que
acaricia mi cara.
Serpentea y despierta mi alma,
con calma,
acercando el olor del pasado,
el sabor de la dicha...
Nada. No hay nada.
Pintura: Antonio Texto: Edurne