—Yo con este calor no soy nada, de verdad. ¿Tú no tienes calor, no estás agobiada? Es que como te veo tan tranquila, que no te quejas…
—Pues sí, claro que estoy acalorada, y mucho, además teniendo en cuenta otras cuestiones exclusivas de mi género, podrás hacerte una idea… Lo que pasa es que yo soy muy sufrida, y en estos casos, tengo interiorizado el movimiento abanico. ¿Ves? Así, flasflasflasflasssss… Bueno, bonito y barato, y no como el aire acondicionado.
—Sí, pero sin aire no puedo estar, ni respirar, ni dormir, ya lo sabes.
—¡No lo voy a saber! Que me tienes congelada a todas horas, guapo. Tú no podrás dormir, pero yo tampoco, que me tengo que forrar de ropa y aun así, estornudos, contracturas…
—Ya, cari, pero hay que aprovechar los inventos, los adelantos, para hacernos la vida más cómoda…
—¿Más cómoda, dices? Mira, en estos días de canícula se disparan las discusiones como ésta a causa del dichoso aire acondicionado, hasta en la tele hablan de ello, y le dedican reportajes, o es que no viste el de ayer, ése que iban preguntando a los trabajadores de una oficina, sí, que las mujeres estaban todas hartitas, algunas hasta de baja, y ellos, ¡se reían y todo!
—Tú eres un poco exagerada, Carmen, y muy delicada, que sí, que te quejas demasiado… A ver no me dirás tú a mí lo bien que se está ahora aquí, las persianitas bajadas, ligeritos de ropa, el fresquito, un piscolabis, la tele…
—¿Pero tú me has visto a mí? Pantalón largo, camiseta de manga larga, foulard por los hombros… Tú sí, en bañador y resoplando todavía… ¡Habrase visto! Eres un egoísta, Juan.
—Anda, pues sal al jardincillo un poco y luego me cuentas, o vete a las habitaciones del otro lado, a ver si allí se puede vivir, o echar la siesta, ¡anda, vete, vete…!
—¡Pero si no me tienes que convencer de que hace calor, muchísimo calor, que eso ya lo sé, que también lo padezco! Lo único que quiero es que comprendas que todo el mundo no tiene el mismo grado de sensibilidad o soportabilidad hacia el aire acondicionado. Quiero que te des cuenta de que tu mujercita, a la que tanto quieres, se congela y se pone malita. ¡Insensible, más que insensible!
—¡Ay, que no, que no me hagas pucheros, mujer, que no lo puedo resistir! ¡Hala, venga, ya lo apago! Y ahora si me derrito y ves que me he convertido en un charquito de agua, recógeme con mucho cuidado y méteme en el congelador, porfa…
—¡Gracias, cielo! Y en recompensa, mira, ahora me quito esta camiseta, y este pantalón y me quedo con este bikini tan mono que me compré ayer en las rebajas, ya ves, como una bailarina hawaiana… jejeje, ¿qué te parece?
—¡Anda, anda, dame ese abanico, que me vienen unos calores…!
13 comentarios:
Real como la vida misma. Imagínate en Córdoba, no hay casa sin aire acondicionado, eso sí, el truco está en ponerlo a 25º o 26º.
Pero es curioso que el hombre y la mujer tengan distinto termostato, jejejejeje.
Un beso Edurne.
Estoy con Juan.
Esta Carmen me parece que es un poquito caradura.
Cuando tienes calor no te puedes quitar la piel, en cambio si que puedes abrigarte.
Besos.
Pobre Juan, le hace quitar el aire y se le pone delante en bikini. Luego que le da un golpe de calor, ¡no le va a dar! :-D
Muxu bat
PD: Zer moduz zure aita?
Me alegro muchísimo de haber entrado en tu blog. Es un placer leerte ya que nos acerca un poco más a una realidad demasiado cotidiana y que por estar lejos ... parece que no ocurre. Muchas gracias.
Desde Jaén un abrazo y feliz semana
ELENA:
Lo del termostato distinto, es cierto.
Lo del truco a 25º o 26º, no sé yo si en todos los sitios es igual...
lo de real como la vida misma... ya lo creo, si lo sabré yo! Jajajaja!
Un abrazote!
;)
TORO:
Bueno, caradura, caradura... yo no diría tanto, pero que sabe llevar al pobre Jaun a su redil, ya lo creo! Jejejejeje!
Petons!
;)
ASUN:
Pero seguro que de ese golpe de calor no se queja! jajajaja!
Muxutxuak!
* Nere aitari, astelehenean aurre-ebakuntza bat egingo diote, ea ondo atarako den!
Eskerrik asko!
;)
MIGUEL de la T.P:
Gracias por haber recalado en esta Orilla, eres bienvenido siempre que quieras, vamos con todo Jaén y sus olivares!
;)
Un abrazo!
Amiga voy por la tercera vez que intento dejarte un comentario.
No se si es blogers, mi maquina. O el calor que se da con mi frió.
Es esto de aprender y apagar el aire.
Un besote tiritando.
Ja,ja,ja... Comprendo muy bien la historia que cuentas: no soporta el aire acondicionado.
Un abrazo y buen verano
Se está convirtiendo en un clásico la lucha del aire acondicionado sí, aire acondicionado no.
Yo estoy con el sí.
A veces me pregunto como se podría vivir en el sur cuando no existía. El norte es más llevadero, se puede dormir.
Saludos.
Desde el frío de Buenos Aires, esta historia parece de ficción, pero encierras en ellas una cuantas verdades de la diferencia de sexos.
Un relato entretenido.
Un beso enorme, mi querida amiga, y gracias por pasarte por el blog compartido.
Humberto.
Muy bueno!!!!
Voy a duchar a las gallinas !!!
Jajaja me he reído un rato Edurne y es que el tema del aire da para mucho en esta época.
Ya mi dirás en mi oficina cuando ellos siguen llevando camisas de manga larga y corbata con estos calores y claro a bajar el aire y las féminas con sus vestiditos a ponerse jersey en pleno julio.
Ayyyyyy que cruz.
Muxu bat
CECY:
A mí me pasó lo mismo, escribí vuestras contestaciones y al darle a publicar, me salió una pantallita de ERROR!
San Blogger!
Besitos.
;)
ANTORELO:
Pues está muy bien, se agradece esa comprensión!
Besos y buen verano a ti también!
;)
JAVIER:
Bueno, tiene que haber de todo en la Viña del Señor...!
Es cierto que por aquí arriba se puede dormir mejor, aunque no siempre es así...
Un abrazo!
HUMBERTO:
Y tanto que somos diferentes, al menos el termostato corporal es distinto!
Gracias ti por compartir!
Un abrazote!
;)
CRISTINA:
Ya las has dejado fresquitas?
Jejejeje!
Besitos.
;)
LUNA AZUL:
Que sí, que es un tema de rabiosísima actualidad...
Imagino lo spiques en el trabajo, los imagino...!
Muxus!
;)
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