Va pasando el tiempo con un ritmo desigual. A veces como un paseante ocioso, calmo, que disfruta de la brisa, del sol, de los sonidos que le rodean… Otras, aligera el paso, aprieta los puños y cierra los ojos. No quiere ver, solo quiere que lo que tenga que ocurrir, ocurra, y rápido, cuanto antes, mejor.
Hoy me he puesto a echar cuentas. Del 29 de junio, último día de curso, al día de hoy, han transcurrido 44, cuarenta y cuatro, días exactamente. Me restan 19, diecinueve. Y punto. Se acabó. ¿Balance? No, mejor no hago balance, casi lo saben ustedes tan bien como yo. Pero a pesar de los pesares sigo calzándome las Crónicas del Foro, mis Historias de la Ría… sigo dejándome invadir por la melancolía y la tristeza de vez en cuando, y haciendo que salgan fuera mis penas, recicladas eso sí, reconvertidas en letras, en esos latidos de mi corazón, de mi ánimo…
Es tiempo de playas, de montaña, de sol y siesta, lectura, inanición total… En mi naturaleza, ya de por sí inquieta, esas palabras tienen muy poco que hacer, pero, aún así, no me habrían venido nada mal en estos tiempos. Mis horas las ocupan otros inquilinos. Inquilinos que me están resultando morosos (tal vez les cobre lo que me deben en algún momento, cuando los pille desprevenidos…)
Hace una semana estaba yo de vuelta del Foro (tuve que adelantar mi vuelta) porque el martes operaban a mi aita de nuevo. Y volvía con una sensación de ésas que te dejan el cuerpo raro. Y como paliativo durante las cuatro horas de viaje, saqué un libro de la mochila:
“El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco”, de Charles Bukowski.
Hacía un tiempo que no me sumergía en las letras amargas, crueles y realistas de Bukowski. Este libro no ocupa mucho espacio, físicamente hablando, pero tampoco en espacio temporal, me duró lo que dura el viaje. Se lee bien porque te lleva de la mano, te lleva de paseo por sus días, los de los últimos dos años de su vida. Un Bukowski más asentado, que mantiene su rebeldía, sus ideas, pero que ahora es más sabio. Un Bukowski que disfruta con su oficio de escritor, y que nos cuenta cómo va matando las horas, cada una de las veinticuatro que tiene el maldito día…
A mí me gusta Bukowski, aunque a veces haya sufrido leyéndolo. Es como si te arrastrara en sus excesos, en sus “tocar fondo”, y después, resucitas con él… Pues eso, Charles, Charles Bukowski, aquí unos amigos.
En Madrid, sabido es, el calor no tiene piedad alguna, no perdona a nadie, ya seas autóctono o foráneo, es decir, todos como San Lorenzo, asados en la misma parrilla, y no hay remedio que valga, sobre todo a la hora de dormir. Imposible.
Así dejé Madrid, y así me encontré Bilbao. Como diría aquella monja que tuve en el cole y que torturó mis días escolares y mis noches de adolescente y joven durante muchos años: “Así vamos de Guatamala a Guatapeor ”.
Y como la vida ha de continuar, con calores o sin ellos, las rutinas se instauran en nuestros días y no nos queda otra que hacerlas caso: hay que comer, pues hay que comprar, hay que seguir con el itinerario médico que nos esperaba y lo mismo, a visitar de nuevo el Hospital (es un mundo un hospital, y no nos damos cuenta hasta que no nos toca recorrer sus “calles”) y a asumir lo que ya sabíamos, una intervención (sencilla) en un plazo máximo de un mes.
(Una acotación mía referente al texto del dibujo: ese "DONDE" también lleva tilde al ser interrogativo en esta ocasión... Así pues: DÓNDE)
Hay que respirar también, hay que reírse de uno mismo, hay que desfogarse de alguna manera… A mí las actividades jardineras me liberan de tensiones, por ejemplo, y desafiando a Lorenzo, con ese pseudo-fresco matinal, me lo paso hasta bien trajinando en semejantes menesteres.
También se puede ir al cine. Las VOS, son una buenísima opción para poner en práctica el grado de entendimiento que creemos tener de un idioma que no es el nuestro. En esta ocasión, cobijados de la calima en una sala de los cines Princesa, vimos un film que ya hace un tiempo tuvo su estreno en nuestros cines: “La pesca de salmón en Yemen”. Me gustó, y eso que, en realidad, no tenía mucha idea de qué iba, aunque sí recordé que Amparo me la recomendó en su tiempo. La fotografía es muy buena, los actores también, son conocidos (ya, ya sé que no es garantía alguna de que sean buenos actores pero en este caso, sí), y el tema, aparentemente, una nimiedad, algo que no se sabe muy bien a qué santo viene, pues, deja un poso de reflexión ahí… para que lo recoja quien quiera y, reflexione, ¡cómo no! La recomiendo.
El Prado. Hay que dosificar las visitas a las exposiciones. Una ruta museística, si hay que hacerla al galope, como quien dice, agota. Si hay tiempo y se puede decidir ahora esto, más tarde lo otro… apetece, y, a pesar del agotamiento (recordemos que el paso de visita a un museo es lento, cadencioso…) y el dolor de lumbares, siempre se sale con esa satisfacción del deber cumplido. Me explico: se sale contento (o no demasiado, depende…), pero sí con la sensación de que te has acercado al mundo del artista, de que le has pillado in fraganti, de que le conoces un poco más, de que te ha dejado que entres en su parcela más íntima… y eso, siempre te reporta alegría, te reviste de un poquito de “sapiencia” (con toda la modestia del mundo)…
Es tiempo estival, y Madrid siempre está lleno de turistas pero, oigan, esta vez, no había colas para entrar, cosa inusual. ¡Así que a disfrutar de la excepción!
Rafaello Sanzio “Rafael”, uno de los máximos representantes de la pintura del Renacimiento italiano, está en unas cuantas salas del Prado para que nuestros ojos puedan admirar su arte. Pero, cuidado, estas obras que aquí se exponen son las correspondientes a su último periodo, no obstante, la muestra lleva ese título: “EL ÚLTIMO RAFAEL”. Y digo cuidado, porque no todas las pinturas están realizadas en su totalidad por él. Rafael, formó una especie de franquicia con su taller, donde discípulos aventajados tomaron las riendas de muchos de los encargos que se acumulaban en la agenda del maestro. Si bien es cierto que la idea, el boceto, la supervisión, el remate y la firma eran de él, no podemos echar en saco roto el mérito ajeno. También sobresalieron un par de estos discípulos, que volaron con alas propias, tales como Giulio Romano y Gianfrancesco Penni, y de quienes se muestran así mismo cuadros de su factura.
Rafel fue un dibujante magnífico, y un pintor sobrio, a mas de soberbio (por su calidad pictórica), donde los temas religiosos priman en su amplia producción. El conjunto, aunque pueda que a algunas personas no les vaya el arte clásico, la pintura realista, la temática religiosa… es de una gran calidad y no podemos dejar de reconocer su valía, su aporte al Arte con mayúsculas, y la influencia en posteriores corrientes artísticas. Imperdible, siempre y cuando estén ustedes por Madrid, o piensen acercarse.
Bartolomé Esteban Murillo, “Murillo”, pintor barroco español del que todos tenemos referencia, también porque la mayoría de su pintura está basada en la temática religiosa. ¿Quién no tiene en mente las “Inmaculadas” de Murillo?
En esta ocasión, el museo presenta una exposición que nos habla de la relación de Murillo con la iglesia y con uno de los representantes de la institución en su Sevilla natal, con un clérigo, Justino de Neve, a quien le unió una gran amistad, y gracias al que recibió importantes encargos. Es una exposición más bien breve, pero tal vez por eso no cansa y se aprovecha bien. Lo mismo, si están en el museo, ¿qué más da subir o bajar una planta…? Pues eso, acérquense, y se quedarán satisfechos de haberlo hecho.
Eduardo Arroyo, pintor figurativo español vinculado con el popart, presentaba en una sala del museo una versión muy personal del tríptico “El cordero místico” de los hermanos Van Eyck. Una visión muy personal, para gustos, sin dejar de reconocer el mérito, por supuesto, pero que a mí… como que no.
Ya saben que el “Caixa Forum” está enfrente y siempre puede uno hacer una breve escapada, aunque solo sea para informarse de lo que ponen… Esta vez fue eso, una escapada informativa ya que la hora no era la más adecuada para prodigarnos por sus salas teniendo que acallar el concierto trepidante de nuestras tripas. Todo fue una recogida de folletos, una mirada rápida y un salir corriendo en busca de un lugar donde nos dieran de yantar.
Aquí les dejo las reseñas, si a la próxima alcanzo a visitarlas, les informaré de mis impresiones.
Los guardianes del orden se pasean últimamente a lomos de unos espléndidos ejemplares de equinos, dejando a la ciudadanía un poco epatada. Ya se sabe: "impresiona y los tendrás un poco temerosos". Tocotón tocotón tocotón… el repiqueteo de los cascos hacía que la gente se volviese para mirar, y que tuviera que apartarse para dejarles paso. ¡En fin!
Atocha. La estación de Atocha a la que llevo viendo de obras desde hace unos cuantos años (me pregunto cuándo terminarán), siempre se presta a ser fotografiada, de uno u otro ángulo ( y miren que tiene ángulos), con diferentes perspectivas, diferentes fondos y contenidos, elementos arquitectónicos conocidos, material de obra, pasajeros que vienen y van…
Las personas. Otro mundo. Una puede ver, observar, examinar, comparar, analizar y mirar, que siempre es distinto. Da para mucho, ¡ya lo creo!
El metro es uno de esos lugares en los que el bullicio, el olor, el color, qué sé yo… todo, está a flor de piel, a flor de sensaciones. Una parcela de humanidad en un reducido espacio.
Y lo mismo cuando te sientas en una terraza a tomar un aperitivo. Charlas de tus cosas, comentas la actualidad, haces unas risas (si se presta la ocasión), y, ves la gente pasar, la vida pasar…
Terminamos como empezamos, con el verbo pasar, con el paso del tiempo, de la vida, de los acontecimientos… Seguiremos. Por aquí estoy, ahora respirando el aire de mi Ría, de cuyo transcurrir les daré debida cuenta en breve.
Que todo siga bien.
Fotos: Antonio Folletos Rafael, Murillo, Arroyo, Blake y Piranesi: de las exposiciones cartel película, plano metro e imágenes: Internet (dibujo "ospital" de elestafador.com), cuadro "El aperitivo", de Jean Béraud. Escaneado hojas de calendario y libro Bukowski: Edurne
10 comentarios:
En tu ajetreo de idas y venidas, de cuidados y paseos entre hospitales vas contando los días que te quedan. Espero que todo haya ido bien y puedas disfrutar con tranquilidad esos días que te quedan.
Yo hoy puedo decir que estoy de vacaciones ... aunque se me van a pasar en un suspiro espero poder aprovecharlas y cargar un poco las pilas.
Un abrazo muy fuerte.
Un día entraste en mi vida, Edurne, y te hice mía. Tú lo entiendes, pero quizás sea oportuno que lo explique para el resto de tus lectores. Te leo y hasta escucho tu voz que me parece locuaz y armoniosa. Me gusta lo que hace, como lo cuentas, tus opiniones... coincido en tu apreciación de Bukowski, me admira tus desvelos por tu aita... en cada aparición que haces en una fotografía confirmo lo que imaginaba, y no me enamoro porque mi corazón es un pequeño estudio en el que sólo cabe una persona y está ocupado ya desde la prehistoria.
No se me ocurren otras cosas de cómo decirte lo que te admiro. Mis mejores deseos para tu progenitor, a quien siempre recuerdo.
Besos
Del norte al centro y del centro al norte, y tiro porque me toca. Orillera, que no paras quieta! Oye, el trajín jardinero lo compartimos; o mejor dicho, el gusto por el trajín jardinero; que sí, que relaja y es bonito alimentar a la naturaleza a golpe de manguera!
Descansa, tanto como puedas, y desconecta todo lo que te sea posible; diezypico días no son pocos. ¡Vacaciones (aún)!
Gracias Edurne por otra fantástica crónica.
Espero que tu aita se reponga pronto.
Bukowski no gusta mucho porque decía verdades como puños.
Besos.
MARÍA:
Lo bueno, desde luego, acaba en un santiamén!
Lo que yoi quiero y necesita, es que lo malo pase pronto ya!
Disfruta de tus vacaciones!
Muxutxuak!
;)
FRANCISCO:
Usted hace que me ruborice, don Paco.
Sabe que le tengo el mismo cariño y respeto, y que su Pepita es la mujer más afortunada...
Gracias por sus dádivas, mi querido amigo!
Un beso enorme para todos ( y en especial a esos tesoros: Alberto y Alejandro!
;)
FERRAN:
Que se me ha vuelto usted heleno, estimat amic!
Jejejejeje!
Ya ves, sin parar, soy una correcaminos, beep beep!
Ahí nos vemos ( a ver si saco un ratito para mandarte unas letras, maco!)
Muxutxuak eta beti aurrera!
Abraçadas, molts!
;)
TORO:
Gracias a ti por leerme siempre!
Mi aita, poco a poco, a ver, a ver si ahora ya empieza/empezamos a levantar cabeza!
Gracias!
Bukowski... ya te digo, como puños!
Petons!
;)
Espero que la operación saliera bien.
Un beso de regreso. Leo con calma tus entradas anteriores.
buena guía turística para pasarlo bien con estos calores, en Madrid como en Jaén, parece que estemos igual, sólo que Madrid hay muchas más cosas que ver, así os olvidais un poco de infierno.
Un besito.
PEDRO:
Gracias!
Con él todo está siendo un cúmulo de errores o no sé cómo llamarlo ya...
Ahora recuperando,a ver si ya es la definitiva!
Víste que me leí el de Almudena?
Un beso y bienvenido de nuevo!
;)
ANA:
Bienvenida a esta Orilla, con calor o sin él, que el chapoteo es igual de recomendable...
Te visitaré.
Gracias y un abrazo!
;)
Interesante tu crónica como las anteriores y lo principal: espero que tu aita se recuperar bien de la operación.
Besos
MYRIAM:
Gracias, Myriam!
Mi aita mejor, poquito a poco, a ver si ahora ya podemos estar más tranquilos!
Un beso!
;)
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