Nadie supo cómo Florentina pudo criarse tan hermosa con la madre muerta, y al cuidado de un
padre alunado y una vieja criada sin capacidad para amamantar. Don Lázaro, el
deán de la catedral, confesor de la pobre Eulalia y la única persona en la que podía confiar el desgraciado matrimonio, tomó las riendas; y a falta de madre, y de un padre que estuviera en sus cabales, él mismo se erigió en protector de
la niña .
En vano buscó
el buen hombre amas de cría por la región, pero nadie quiso prestar sus pechos a la
pequeña, decían que aquella casa estaba maldita, que el fantasma del viejo
Ancheta vagaba por sus estancias.
María Rosa, la vieja criada, decidió entonces hacerse cargo de la alimentación de la pobre niña con sopas de ajo en sustitución de la leche materna; y por extraño que pareciera, la criatura las tomaba con gusto y una agradecida sonrisa. Lo cierto era que a tres meses de su nacimiento, y a la vista estaba, Florentina parecía una niña sana.
María Rosa, la vieja criada, decidió entonces hacerse cargo de la alimentación de la pobre niña con sopas de ajo en sustitución de la leche materna; y por extraño que pareciera, la criatura las tomaba con gusto y una agradecida sonrisa. Lo cierto era que a tres meses de su nacimiento, y a la vista estaba, Florentina parecía una niña sana.
Todo en aquella
ciudad era decadente. La vida seguía su curso sin espíritu alguno de
superación. Los días pasaban uno tras otro como mansas ovejas entrando en el
redil. Tan solo el nacimiento de la pequeña Florentina había alterado el
monocorde ritmo de sus horas. Los paisanos murmuraban por las esquinas, apostaban sobre cuánto viviría la heredera, hacían cábalas acerca de lo que
sucedía en la casona, contaban historias de fantasmas, de antiguas venganzas…
Y no andaban
descaminados los lugareños cuando hablaban de fantasmas… Eulalia de Ancheta se
presentaba todas las noches junto a la cuna de su niña para cumplir con sus
funciones de madre: amamantaba a su tan deseado retoño, le cantaba nanas, la
besaba y abrazaba, le contaba todas esas historias que llevaba guardadas para
ella desde antes que naciera… Y Florentina alzaba los bracitos hacia su madre
dejándose querer. Madre e hija eran felices en esas horas que les pertenecían
solo a ellas, a ellas y a la luna que las protegía…
(Continuará)
Foto: Internet Texto: Edurne (el comienzo, ya saben, dos entradas más abajo...)
16 comentarios:
¡Madre mía, criada por un fantasma!
Tengo ganas de conocer el final.
Un beso Edurne.
Y yo, porque estoy intrigadísima!
Jajaja!
Besos, guapa!
;)
Aupi Edurne …
… yo venía a comentar la primera parte y me encuentro con la segunda entrega!!
Qué bien!!!
Te está quedando conseguido ese ambientillo tan característico del Sr. Marquez.
La de Eulalia si que fue voluntad, volver junto a quien quieres desde donde sea.
Un beso grande Edurne.
Pd- Yo de sangre de Ancheta ni una gota, pero si que tengo la misma fecha de nacimiento de mi abuelo 9-XII, a él le hizo mucha ilusión. :)))
De nuevo retomo las visitas y de nuevo disfruto aquí con un nuevo capítulo.
Si coges carrerilla esto da para una novela así que vete pensando( si no lo tienes ya) el nombre del pueblo (Macondo no vale) ;)
Yo creo sinceramente que a todos los niños los cuidan fantasmas, sino a quien miran y con quien hablan cuando son tan pitufos.
Un beso Edurne.
Con permiso de Edurne te diré que ahora que conozco la fecha de tu cumple, si me olvidara no tendría perdón.
Muxu bat.
Yo también tomo nota, es dos días después del mío...
;)
pues ya tengo dos fechas :)
ISHTAR:
Que más quisiera yo que conseguir un mínimo ambientillo a lo García Márquez...!
Si es que el amor lo puede todo, lo vence todo, hasta la muerte! Ya te digo!
Y oiga usted, que también eres sagitario! Y dos días después que yo, los años, eso ya... te saco ventaja, una ventaja bastante ventajosa... en fin!
Muxutxuak, polite! Eta zer, dana ondo doa?
;)
AL TAGRÍ:
Pues no sé si cogeré carrerilla, si bautizaré el lugar, o qué...!
Pero gracias por las ideas, oiga!
Y lo de los niños que miran así como que no se sabe a dónde...
Vamos, me has dejado intrigada, ya lo creo, lo mismo tienes razón y todo!
:)
Muxuak!
Me gusta lo que leo
continuare leyendote
Con razón se criaba tan hermosa a pesar del ajo de las sopas. Bella y blanca imagen la del espíritu amamantador. ¿Inédito en la literatura? Nunca lo vi.
Besos, Edurne.
TE introduces en un mundo de leyendas donde todo es posible...
Besos.
Edurne podías poner un enlace a la primera parte que me la he perdido.
Ah!!! y ya espero la siguiente entrega.
Un abrazo.
RECOMENZAR:
Gracias, Mucha!
Espero que te siga gustando pasear por aquí!
Besos.
;)
AVEJITA:
Ay, Dios mío, a ver adónde voy a parar...!
Besos!
;)
PEDRO:
¿¿¿No me estaré metiendo en camisa de once varas???
Ay!
Besos!
;)
CHELO:
Ya te lo he puesto, pincha en donde pone "el comienzo" en lal etra pequeñita, de todas formas solo está dos entradas más abajo...
Veremos la continuación...
Besitos!
;)
JULIA:
Moltes gràcies per la teva visita!
Una abraçada!
;)
Me alegra que hayas puesto los enlaces, porque aquí.
(Ya vi mi comentario en la I, estaba en México entonces,
lo mismo cuando publicaste esta)
Me encanta el ritmo del relato y el último párrafo
con el fantasma de la madre viniendo casa noche a ver
a su hija es adorable.
Besotes
MYR:
Pues seguiremos, seguiremos...
Muxuak!
;)
Publicar un comentario