Hace tres semanas ya que estuve en Madrid. Y hace todo ese tiempo que casi no he colgado nada en la Orilla, si exceptuamos un par de reposiciones y algún que otro “versito” apresurado.
No hay tiempo para más. Hoy, lunes 25 del mes que corre, he vuelto a clase, a mi redil. Se terminó mi curso de siete semanas intensivas. Una auténtica gozada. Y he tenido que recuperar las riendas de mi grupo. Difícil, el día de hoy ha sido difícil, no por los chavales, que estaban deseando que yo volviera, sino por el lío que había montado. Se han portado muy mal con mi sustituta, y la pobre no ha podido hacerse con el grupo. Lo siento muchísimo, por todo lo que implica de retroceso y mal rollo… Me toca recuperar y volver a arrancar con ellos. Estamos en ello, tranquilos.
Durante estas siete semanas he trabajado de lo lindo, y he aprendido mucho. He conocido gente encantadora, los profes, geniales, y hemos hecho un grupo de lo más majo.
A mas de estudiar y hacer trabajitos, también hemos visitado museos, filmotecas, asistido a charlas y exposiciones… Todo relacionado con lo que nos ocupaba, por supuesto. Seguiremos en contacto. De entrada ya tenemos fijada una cena. Ya saben que por aquí casi todo lo solucionamos sentados alrededor de una mesa o con algo que llevarnos a la boca entre las manos… ¡jajaja! Y el caso es que ya hemos tenido tres comidas conjuntas y algún que otro picoteo de diversa índole, así que, comprobado que la cosa funciona…
Y hablando de comida, mientras tecleo, en la calle está cayendo una gorda, en el horno tengo un bizcocho que huele que alimenta y yo estoy con una congestión de las buenas. Como ven, todo se confabula. No he podido ir al taller a escribir con mis compas, estaba tan hecha polvo, tan fatal, que he sido sensata y he preferido quedarme en casita, por hoy ya ha sido suficiente.
En Madrid pasé frío, mientras aquí hacía “calorcito”. Y ahora que por aquí se ha decidido a nevar —el sábado nevó y esta mañana ha amanecido blanco el paisaje urbano—, pues por el Foro, las cosas son diferentes, aunque las temperaturas sean descaradamente heladoras…

De Madrid voy a resaltar la visita a la Fundación Mapfre para ver la exposición “IMPRESIONISTAS Y POSTIMPRESIONISTAS. EL nacimiento del arte moderno. Obras maestras del Musée D’Orsay”, y otra más: “LUCES DE BOHEMIA. Artistas, gitanos y la definición del mundo moderno”. ¿Qué quieren que les diga? Una auténtica maravilla. Las obras de la primera, ya las había visto yo en París varias veces, la primera cuando el Musée D’Orsay aún era un proyecto, y los impresionistas ocupaban el viejo Jeu du Paume, en las Tullerias. Y más adelante, en otras tantas ocasiones en el maravilloso Musée D’Orsay. No soy objetiva ni imparcial, me puede la emoción con este conjunto de pintores, me arrastra la emoción, el entusiasmo y la admiración… no puedo hablar mal de ninguno, porque todos me encantan, cada uno en su estilo, con sus particularidades… De verdad, si tienen la ocasión de verla, vayan y disfruten. Merece muchísimo la pena.




Callejeando siempre se encuentra uno con cosas, lugares que no había visto antes, o que si lo había hecho, no los recordaba así. Y esas son las cosas y las sorpresas que tiene el darse de narices con pequeños sitios reconvertidos, reformados y relanzados a otras actividades diferentes a las que antes desempeñaban… aunque manteniendo una parte relacionada directamente con la actividad para la que fueron concebidos en sus orígenes. Algo así experimenté cuando entramos en el Nuevo Mercado Municipal de San Antón. Y aquí les hago una referencia al de San Miguel junto a la Plaza Mayor. Parecido, pero distinto. En común, la recuperación del espacio para algo más de lo que es puestos de venta de alimentos. Les dejo una fotos que, de por sí, ya explican cómo es el sitio en cuestión. Pueden apuntarlo como visitable.
Y como siempre, paseos a la luz del sol madrileño: frío pero iluminador.
Lecturas. Bus y lectura. Tándem inseparable. Aquí les dejo unas recomendaciones:
“El cuento de navidad de Auggie Wren” de mi querido Paul Auster. Un libro pequeñito, ilustrado y del que dicen que fue el origen de la película “Smoke”. Aquí una sipnosis del libro:
El narrador, Paul Auster, compra sus cigarros holandeses en un determinado estanco de Brooklyn con cuyo propietario, de sobrenombre literario Auggie Wren, tiene una afición: sacar fotografías siempre del mismo ángulo de su calle a diversas horas, en diferentes estaciones, durante todo el año, y año tras año. Cuando a Paul le encargan un cuento de Navidad para el New York Times, será Auggie el que le saque del apuro con un extraño relato sobre el desarraigo, pobreza y suave venganza que poco parece casar con el espíritu navideño. Este relato se publicó con el New York Times la Navidad de 1990. Nada más leerlo, el director de cine Wayne Wang decidió contactar con Auster para proponerle el guión de un película que englobara la historia. De esta experiencia nació Smoke, aunque el cuento de Navidad de Auggie no aparece hasta el final de la película.

“Donde se alzan los tronos. La historia de una mujer que quiso ser rey” de Ángeles Caso. Novela histórica (a mí me gusta la buena novela histórica, y en este caso, como la Caso (observen el juego de palabras) es historiadora…). Les pongo aquí un pequeño resumen de la historia que se nos cuenta en el libro:
Cuando Carlos II, El hechizado, muere sin descendencia, afloran infinidad de pretendientes al trono de España.Tras una serie de conspiraciones e intrigas palaciegas, se impone como nuevo rey el duque de Anjou, nieto del rey Sol, que llevará el nombre de Felipe V.
Comienza así una época convulsa y apasionante en la que una mujer, la princesa de los Ursinos, será la poseedora de todas las claves para alzarse con el poder.
Ángeles Caso nos envuelve con una magnífica historia de vanidad, de ambición, de codazos en la corte, alianzas, conspiraciones y sexo, cargada de fina ironía y gran semejanza con la actualidad.

El sábado, como ya he comentado, nevó, solo que no cuajó, pero la mañana había amanecido preciosa y soleada, así que con esas nos lanzamos a la calle tan contentos. Entramos en el Mercado de la Ribera, el que han reformado, para ver la segunda parte que ya estaba inaugurada. Había muchísima gente. Gente comprando como siempre, fieles a sus costumbres (por aquí lo de ir a la plaza, es un clásico); y también había mucha otra gente integrada en unos grupos de tour urbano, con su pegatina y todo. En unos de esos grupos me encontré con una de mis exalumnas más queridas, Celia, mi niña feliz. Un encanto de niña, estaba con su aita y su hermana Paula. Una guía del ayuntamiento iba explicando todos los pormenores de la obra acometida en la Plaza de la Ribera. La visita formaba parte de un itinerario más amplio por el Casco Viejo de la ciudad. Estas actividades me parecen de lo más interesantes y enriquecedoras, pues muchas veces desconocemos detalles importantes de nuestras ciudades… Y también había gente como nosotros, que iba por libre, mirando, sacando fotos… A la salida, nos cayó el primer copito en la punta de la nariz.






Pero Bilbao también tiene su encanto así, gris, lluvioso, húmedo… la gente sigue empeñada en eso de salir y dejarse ver por los sitios, en tomar un caldito, un vinito, comer un par de pintxos por aquí o por allí… ¡Ya les digo!
Sigo estornudando y dependiendo de los pañuelitos de papel, ¡vaya nochecita que me espera!
Vamos a ver si la próxima no se hace tanto de rogar y nos vemos más pronto. Mientras tanto, que este invierno que se marcha dando buenos coletazos, nos sea leve.
Fotos: Antonio y Edurne Folletos Impresionistas: de la exposición Portadas libros e imagen Jeu du Paume:Internet VIñeta: Alienígenas.blogspot.com Imagen Bilbao nevado: de la web de EITB