Yo camino acelerada por la vida pues
he de adelantarme a muchos acontecimientos, y, por otro lado, retardo sucesos.
Tal es el caso de estas crónicas.
Aquí les voy a presentar algunas
fotos salpicadas con unas pocas líneas de mis últimas estancias en la capital
del reino: fin de semana 25 y 26 de mayo, y tres días de julio, del 11 al 14.
Como ven, bastante espaciadas en el tiempo y ahora mucho más, pero bueno, no
importa demasiado. Mi propósito es mantener abierta esta Orilla a pesar de los
pesares y compartir con ustedes no solo penas, también alguna que otra alegría…
Ya les digo que serán escuetas,
además van juntas. Sé que me disculpan y que quienes me visitan acogerán con
agrado esta breve incursión que hago en medio de tan tórrido verano.
En Mayo, Madrid ya parecía verano.
Siempre que se busca, o no… aparece un pequeño reducto verde que te transporta
a otro lugar, tal es el caso del Jardín
del Ángel, en pleno barrio de
Las Letras, en Huertas, más concretamente. Yo había visto este sitio muchas
veces de pasada, pero nunca había entrado. Era sábado y a mas de la floresta,
había un pequeño mercadillo de arte: pintura, artesanía… Algo que nos atrajo y
dio con nosotros en su interior. Preciso, un lugar de lo más acogedor en medio
del bullicio de la gran urbe.
En el centro, léase Sol y
alrededores, más de lo mismo: turismo, viandantes presurosos, vendedores de
toda suerte de ilusiones, carteristas al loro de los despistados que por allí
transitan, manifestantes, predicadores de una vida mejor, buses turísticos, agentes
municipales y sus grúas llevándose el carro de alguien, terrazas al aire libre,
al sol de Madrid, fotógrafos aficionados y entusiastas, guiris de toda
condición, paseantes de alta alcurnia y de baja estofa… de todo, como en
botica, un crisol de lo más atractivo.
Calles y plazas típicas, mercados
reconvertidos, híbridos que comulgan y conjugan arte y hambre (no sé si esta
rima y el significado tienen mucho que ver…). Locales con solera y que ya han
pasado a mejor vida, empapelados una y otra vez con reclamos publicitarios,
flores por doquier, pasos, pasos, pasos…
En Julio seguía el verano instalado
en la Villa (los veranos del la Villa). Calor, noches pesadas, plomizas,
húmedas de sudor, ni ventanas abiertas, ni ventiladores ni aires… imposible
conciliar el sueño.
Mañanas alegres y soleadas,
calurosas desde bien pronto. ¡Horror! ¿Qué hacer en estos caso? Opciones pocas:
o te quedas encerrado a cal y canto en casa, o te aventuras y sales al solano…
Para gustos.
En El Prado tenían la belleza encerrada y un buen día decidieron
sacarla a paseo, presentarla en sociedad. Muy buena idea. “La Belleza Encerrada”,
una exposición que recomiendo encarecidamente, por su… ¡belleza! Sí, sutil,
suave, discreta y muchas cosas más. Sorprendida la mirada con obras de autores
de los que no había oído hablar antes, reafirmada mi admiración por maestros a
los que ya celebraba de antes. Y lo más importante, sentir que dentro de tanta “mierda”
(perdón por la palabra) que nos rodea, todavía somos capaces de purificar
nuestro espíritu con estas visiones, estos pequeños placeres, reflexiones al
hilo de tantas cosas…
También había, y hay, una pequeña muestra de Estampas japonesas propiedad del museo, "Estampas Japonesas en el Museo del Prado". Muy curiosas.
Y los libros, que siempre me
acompañan: los que tengo, los que compro, los que veo, los que acaricio y
huelo, los que leo, los que vivo…
Moyano estaba tranquila, se podía
una perder un ratito entre tanto libro, curiosear, sonreír, pues siempre hay
ejemplares que te trasladan a otros tiempos en tu historia personal. Y también
es una ocasión muy a propósito para observar el paisaje y paisanaje del lugar,
no solo el entorno, los libreros, sino los propios clientes, curiosos y
adyacentes que pululan/mos por el lugar.
En el viaje de ida y vuelta leí un
libro y empecé otro, que también está terminado. Hoy les voy a hablar del que empecé y después he terminado
en casa, porque del otro, pienso hacer una entrada especial, así que ya daré
cuenta de él a su debido tiempo (espero que muy pronto).
Quienes me leen y siguen con asiduidad,
ya saben que tengo autores fetiche, a los que leo y leo siempre, aunque de vez
en cuando me deje a barbecho voluntariamente para no darme un empacho y
después cogerles manía…
Esta imagen está como ilustración a lo que digo, pero...me voy a apuntar el libro, solo por el título, lo merece.
Bien, uno de ellos es Haruki
Murakami, del que he leído muchos libros, y me quedan muchos todavía por leer,
pero con él voy despacio, me da el ataque y me leo dos o tres casi de un tirón
y luego lo dejo, pero… es ver una portada en cualquier librería, y ponerme nerviosilla,
lo cojo, lo dejo, vuelvo otro día, me hago la loca, y al final, zas, ¡sucumbo!
Todavía no conocía su faceta “cuentista”,
el relato corto es un arte, contar en pocas páginas toda una historia, tiene su
miga y la verdad que yo admiro a los que saben hacerlo con maestría. Este libro
de Murakami, “Después del terremoto”, es una selección de seis relatos con un
nexo común, el terremoto que asoló la ciudad japonesa de Kobe en 1995.
Murakami es un maestro en las
descripciones, de eso no hay duda. Perfila sus personajes con una fina pluma,
dando cabida así a toda suerte de emociones: miedo, fortaleza, compasión,
empatía… Murakami está soberbio en este despliegue de historias cortas pero
intensas, profundas, que te llevan de la mano al mismísimo epicentro de ese
terremoto, al real y al otro, al que ocurre en nuestro interior. Además hace
alarde de un humor muy especial, como lo demuestra en uno de los relatos, el de
la rana que salva Tokio. Parece ciencia ficción, pero si lo analizas bien… no.
Si alguno de ustedes todavía no se
ha estrenado con Murakami, por favor, inténtelo, no quedarán indiferentes.
Y la vida sigue, con terremotos que
nos dejan completamente descolocados, o con suaves brisas que vienen a darnos
un soplo de esperanza. En pleno terremoto estaba yo en mayo, en junio… y ahora
dejo que esa leve brisa refresque mi corazón.
Procuraré volver pronto. Ustedes
sigan aprovechando la vida. Un abrazo.
Fotos:
Antonio y Edurne Folletos y postales: De la exposición. Escaneado libro: Edurne Imágenes: Internet
7 comentarios:
Cuanto me gustan tus Crónicas! Se me hsce que voy a tu lado escuchando tus sensaciones.
Un abrazo muy fuerte.
Hola amiguita , vengo a visitarte después de un tiempo de estar sin PC , veo que algo ha sucedido , no se bien que...pero te abrazo fuertemente , besos y seguimos caminando cerca...
Siempre es un acontecimiento esta Orilla tuya, un motivo de festejo aunque los tiempos no estén para muchas fiestas. El mayor interés de todo lo que cuentas eres tú misma, esa persona con mirada panorámica para los adentros y para los afueras, para el cine, las exposiciones, las lecturas... la vida.
Me consta que apareces menos de lo que quisieras, pero siempre eres un acontecimiento.
Un beso enorme.
Querida Edurne:
Mi vida ha sido ajetreada estos últimos meses y no he podido visitar a mis amigos lo que me hubiera gustado, muy a mi pesar.
Me ha encantado regresar a tu rincón lleno de magia y apuntarme tus recomendaciones de lecturas...
UN abrazo enorme!!
Los ojos del que mira te dibuja una ciudad distinta de otros caminares y sentires. Gracias por tus ojos Edurne.
Saludos
Tus crónicas son deliciosas.
Dan ganas de hacerlas.
Disfruta del verano y de la vida.
Besos.
GRACIAS A TODOS POR SUS COMENTARIOS. PROCURARÉ ASOMARME MÁS A ESTA VENTANITA Y A LA DE SUS CASAS.
MIENTRAS TANTO, ¡SIGAN DISFRUTANDO DE LA VIDA!
¡UN ABRAZO ENORME!
;)
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