Me arden bajo la piel,
me duelen con saña,
me pinchan como escarpias,
me carcomen las entrañas.
Son las rabias y los llantos
que acucian y persiguen días,
horas,
minutos y segundos
de esta vida que corre ya sin paz
y descarriada…
Siento que nadie escucha mis palabras,
pero yo las escupo al infinito,
por si alguien pasa,
por si alguien se para,
por si alguien las ve entre nubes colgadas,
por si alguien las recoge y con mimo las trata.
Y por si mientras,
un soplo de esperanza me trae la calma…
Imagen: "Mujer llorando" de Botero, Internet.
Texto: Edurne