Dos años que tu barca llegó a puerto.
Dos años y ahí está,
como siempre:
tranquila,
igual que tú,
un hombre tranquilo.
Dos años,
y a veces, me parece oír
tu voz,
tus pasos,
tu risa…
De pronto,
te veo en la calle,
caminando entre la gente.
¡Hasta creo tocarte
si estiro mi mano!
Dos años ya desde que marchaste.
Llovía mientras tu mano
se aferraba a la mía,
mientras toda tu vida
reposaba en la mía.
Y te fuiste.
En silencio,
envolviéndome con tu amor.
Dos años y día a día
te vivimos en cada rincón,
en cada mirada,
en cada palabra,
en cada vuelta a la esquina…
Siempre estás,
siempre estarás,
ya sean dos, cuatro, diez…
los años que marquen
el día de tu partida.
Foto 1 y Texto: Edurne. Foto 2: Aitor (de la memoria familiar). Hoy, 24 de enero, se cumplen dos años de la muerte de mi aita.
4 comentarios:
Hay personas que dejan huellas imborrables y cariños eternos...
Besos
BLANCA:
Así es, huellas imborrables y cariños eternos.
Gracias.
Besos.
;)
Bello homenaje, Edurne.
Vive siempre en el recuerdo
tuyo, de todos sus seres queridos.
Como decimos los judíos:
Bendita sea su memoria.
Un grandísimo abrazo
MYRIAM:
Sí, bendita sea su memoria, por siempre!
Gracias y un beso grande.
;)
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