Anoche desperté en
medio de un sueño.
Abría los ojos despacio,
tenía miedo y
no veía nada.
Tuve que encender la
luna y una estrella.
Todo para ver cómo
mis manos se
alargaban
—sin razón alguna—
y actuaban por
libre.
Miraba cómo crecían,
cómo buscaban
—no sé el qué—,
y cómo se iban…
Yo no era yo.
Y de pronto,
tú.
Tú al final de un
camino.
Tú, sí.
Tú eras tú.
Eran tus ojos,
era tu sonrisa,
eran tus manos,
y también tus mentiras…
Las manos volvieron
a mí.
Taparon mis ojos,
cerraron mi boca,
ahogaron tu nombre y
lo apretaron contra
mi pecho.
Estalló.
Y yo en mil pedazos,
con tu nombre
entre mis manos
mientras tú me mirabas.
Nada.
Yo convertida en
polvo
que te rodeaba y
tú que no me
sentías.
Anoche desperté en
medio de un sueño.
Tenía las manos
pegadas al pecho,
y tu nombre,
—vómito de dolor—
cubría mis sábanas.
Lo recogí,
me tapé con él,
cerré los ojos, y
me volví a dormir.
Pintura (boceto): . Texto: Edurne
5 comentarios:
¡Jopé! qué sueño más angustiosos, no? El regusto amargo que sientes al recordarlo no te abandonará en unos días. Pero no te preocupes, porque al final, solo ha sido un mal sueño, como tantos otros, que afortunadamente se olvidan pronto.
Un beso muy grande
Hay sueños extraños, que te llegan desde muy adentro.
Besos.
MIRENTXU, PEDRO :
Seguimos soñando. ¡Y de qué forma!
Tanto, que a veces da miedo y todo pensar en la posibilidad de que esos sueños puedan hacerse rralidad.
Besos.
;)
Qué tus sueños sean felices. Besos Edurne.
ABEJITA.
Pues no sé yo, porque lo mío con los sueños... ¡tiene delito!
Besosss.
:)
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