¡Parece que va una a
pedir una docena de huevos! No sé, pero lo de la docena, siempre lo he asociado
a los huevos, aunque, ya vemos que docenas hay muchas y variadas…
Pues sí, aquí
estamos, con doce añitos de "ná", así, como quien no quiere la cosa, y ya ha
pasado todo este tiempo.
No es que quiera yo
repetirme en los mensajes que lanzo desde aquí año tras año, pero sí es verdad
que la costumbre es como la cabra, que siempre tira "p’al" monte, o sea, que aquí
voy a estar celebrando con ustedes los aniversarios orilleros hasta que… ¡hasta
que el cuerpo, las ganas, las circunstancias o lo que sea, aguanten!
Y también me asomo
porque “es de bien nacido ser agradecido”
(mi amama dixit), y no quiero olvidarme de nadie (dense tod@s por acordad@s,
agradecid@s y abrazad@s).
En doce años pasan
muchas cosas (buenas y menos buenas), mucha gente pasa por tu vida: unos se
quedan un rato largo, otros asoman y se van enseguida, pero también hay otros
que permanecen. Está bien. Todo está
bien.
Las mareas arrastran
cosas, vivencias, sentimientos… Todo lo llevan y lo traen, lo jalean y luego lo
dejan en la orilla. Aquí hay de todo, como en botica. Las mareas de la vida,
de cualquier vida.
Nunca me he
planteado echar el cierre a esta orilla, es un espacio libre que respira según
la brisa le sea benévola o algo más traidora. Aquí seguimos, como buenamente podemos,
como nos dejan, pero aquí.
Me gusta sentarme en la orilla y perder la mirada en
el horizonte, dejarme llevar, acunar; escuchar el vaivén de las olas, respirar
el salitre ése que se te mete hasta bien adentro; cerrar los ojos y soñar…
La vida pasa, sí, y
en los últimos tiempos pienso mucho en el ahora, en el antes y en el enigmático
después… Recuerdo la sensación de placidez tumbada boca arriba en el mar, con los
ojos cerrados, dejando que el agua perlee en tu piel, sintiendo la suavidad del
sol, sus caricias, la brisa susurrando al oído… Hacerte la muerta y esperar.
El mundo del blog ya no es el que era hace doce años. Ahora hay tal cantidad de escaparates/redes
sociales, que estos reductos se han convertido en algo hasta raro. Sigo
visitando blogs amigos, los de toda la vida (aunque no siempre comente). Es que, ¿saben ustedes? Me falta de
todo, y el tiempo es uno de los elementos más escasos en mi día a día. Sabrán
disculparme.
Aunque parezca
trillado, vuelvo a levantar mi copa por todos ustedes, por mí, por la amistad,
por la vida… Gracias de todo corazón por seguir chapoteando de vez en cuando
por esta orilla. ¡Y que los vientos les sean favorables!
ESKERRIK ASKO!
Foto:
De la memoria familiar (borrosa, movida… pero bueno, ahí estoy yo con 12 años, sería marzo/abril
del 72… Ya saben que intento poner fotos mías que corresponden a la edad que
cumple el blog). Texto: Edurne
3 comentarios:
Felicidades a tu blog por su docena y larga vida a los blogs que ya van un poco de capa caída. El mío, La arañita campeña, el de los libros, va también para los doce años, en el otoño de 2007 los cumple. El otro, El blog de Sor Austringiliana, lo abrí después, para sentimientos y para dar casa habitación a mi Sor Austringiliana que ya había campeado por los canalículos de internete...
Un abrazo, Edurne. Que la arañita campeña siga volando y tú sigas paseando por tu querida orilla.
ABEJITA:
Bienvenido es tu saludo y cariño.
Eskerrik asko!
Abrazo para esas tierras del Campeador.
Salud y buen camino, compañera!
;)
Efectivamente , el mundo del blog no es lo que era, pero aún quedamos unos cuantos que , aunque solo sea de vez en cuando nos paseamos por ellos y recordamos los que quedaron atrás .
Enhorabuena por este tiempo que es todo un record.
Un abrazo.
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