Siempre puede ser peor, sí. ¡Y estas uvas, aunque parezca que últimamente siempre diga lo mismo... sí que son las uvas de la ira!
Este año ha sido horrible, terrible: el empeoramiento a pasos agigantados de la situación de mi madre, y por consiguiente la de mi hermano y la mía, el fallecimiento de Antonio... Sí, todo puede ser peor todavía.
No iba a escribir nada este año, pero, al igual que la semana pasada, tarde, pero aquí estoy.
Compré las uvas más bien por adorno porque no creo que podamos hacer nada, y bueno, porque, quieras que no, un toque de normalidad ya dan.
No sé ni qué decir, ni qué pensar, ni qué hacer. Lloro, eso sí, lloro mucho, mucho, muchísimo, por las esquinas, cuando voy a terapia cada dos semanas, delante del espejo mientras me lavo los dientes, aunque no quiero ni mirarme, ya no reconozco a esa que me mira.
Y tampoco quiero dar lástima. Para nada.
Así que... URTE BERRI ON! ¡FELIZ AÑO NUEVO! y que éste nos sea más benévolo, que tenga un poco de compasión, de piedad, de caridad humana, no sé... que ya son demasiados años in crescendo en esto del derrumbe vital.
Txin txin por todos ustedes también, porque sus vidas caminen por veredas menos retorcidas que las mías.
PAZ, SALUD, AMOR...
Y las gracias siempre. Eskerrik asko!
Uvas: De la cocina de mi amatxu. Lo demás: de mis entrañas.
3 comentarios:
Como desde fuera no podemos hacer nada y, por lo que describes, desde dentro muy poco más, hay que refugiarse en lo que sí podemos decir: ojalá que el deseo de ánimo de un desconocido te eleve un poco de tan mal momento y recuperes esa fuerza que está ahí, esperando a manifestarse en ti de nuevo. Porque la vida es vida hasta el final. Buen 2025 y adelante. Aurrera!
Mannelig, amigo, todo vale, todo, y tus palabras ya están haciendo su efecto.
Eskerrik asko!
Un abrazo.
Te mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos para 2025. Cuídate mucho.
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