Desde que este blog está en activo, allá por marzo del 2007, es la primera vez que fallo a mi cita navideña, a la de felicitar las Pascuas al personal...
Lo siento, no está el horno para bollos que se dice, pero más que nada es que no hay ni minutos para sentarme y poner cuatro líneas impregnadas de espíritu navideño. No hay tiempo y no hay ánimo. Cero. Nada de nada.
El año está siendo horrible, de lo peor, que se vaya ya, que se largue, que ni mire atrás, que nos deje en paz...
El empeoramiento de mi ama y el consiguiente deterioro de nuestra salud y calidad de vida, el fallecimiento de mi pareja, Antonio, en abril, el mundo...
Todo da miedo, mucho miedo, pánico diría yo.
Son fechas muy malas para estar alegres en situaciones como la mía.
Estoy muy blanda, lloro a la mínima. Pero hoy, por ejemplo, ha sido un día con sorpresa. Todo iba muy mal, además con muchísimos dolores, casi no podía ni andar... cuando mi hermano me ha subido del buzón una postal navideña sin sobre y con una pinza (de las de la ropa, de madera) con mi nombre y una sonrisa dibujada... Eso es lo que yo hacía con tod@s mis alumn@s cuando los dejaba en la rampa de salida para volar al insti, les hacía unas postalitas, les ponía algo y las sujetaba con una pinza con su nombre y el curso... Sé, me consta que much@s todavía tienen la pinza.
Pues hoy me han hecho un inmenso regalo: han llenado mi corazón de cariño. Y he llorado largo y tendido, no he podido comer tranquila. Pero estoy feliz.
1 comentario:
Esos regalos reconfortan siempre el ánimo.
¡Feliz Navidad!
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