Tres días en Madrid,
tres. Para mí, visitar el Foro, este año está siendo como un oasis entre tanto desierto. La
paradoja está en el significado de la palabra oasis y la realidad del clima
madrileño, pero, para mí, los tres días de julio y los tres de agosto, han sido
un verdadero oasis, aunque no haya parado de sudar como una condenada a muerte
(ignoro si los condenados a muerte sudan, o por el contrario tienen la sangre
congelada del miedo…)
El lunes a la noche,
al llegar a Bilbao, ya noté la diferencia: se podía dormir. Y es que sin descansar
como Dios manda, malamente se puede mover el cuerpo al día siguiente, a nada
que hagas, un surtidor se abre dentro de ti, y las gotitas de ese líquido
salado llamado sudor, lo inundan todo, hasta el último recoveco de tu cuerpo. De
nada sirve meterte en la ducha, absolutamente de nada, los poros se abren y vuelta
empezar, el alivio solo ha sido momentáneo. Pero bueno, no vamos a dedicar
estas Crónicas del Foro a hablar y quejarnos del calor…
Madrid está donde
siempre, en el mismísimo centro de la Península Ibérica. Ahí, con ese sentido
no sólo geográfico, sino también político de “centro” desde que Felipe II
decidió en 1561 trasladar la capitalidad del Reino, del Imperio, mejor dicho, a
la Villa de Madrid, la cual pasaría a ser
la Villa y Corte. Y no, tranquilos, tampoco me voy a poner a darles una
lección de Historia, aunque me quedo con las ganas, no crean, que estas cosas
son las que me gustan…
Muchas cosas eran las
que se podían hacer en tres días, y muchas, las que se podían dejar de hacer. A
veces, ya saben: el hombre propone y Dios dispone… ¡o la temperatura!
Pero sí que hay
ciertas actividades a las que nunca renuncio, “ir de museos”, por ejemplo.
Quedaba Pissarro pendiente en el Thyssen, o la Thyssen, más correctamente,
puesto que es La Fundación Thyssen.
Pissaro es una de las
grandes figuras del Impresionismo, y
a la vez, el gran desconocido. Fue mentor del grupo que nació en torno a este
movimiento. Amigo de Corot, Cézanne, Monet… La exposición muestra 79 óleos del
artista. Obras representativas de sus etapas vitales, y a la vez creativas. Lo
que ocurre con este tipo de muestras es que los museos se llenan de gente.
Muchas de estas personas se acercan con espíritu consumista, otras, crítico,
otras porque está de moda… y claro, eso de demorarte delante de un cuadro,
examinar las pinceladas, las degradaciones del color, la perspectiva, el equilibrio,
las luces y las sombras, los cielos, el tratamiento de la figura humana… esas
cosas, digo, resultan casi imposibles de analizar entre, me atrevería a decir,
empellones y voces (porque, les cuento que ahora no se respeta esa íntima y
silenciosa comunión entre cuadro y espectador, y es que hay quien habla a voz
en grito con quien tiene al lado, o por el móvil, o se pone a da clases de
pintura para ser oído por el entorno…). En fin, en cualquier caso, visitar
museos, enriquece y calma el espíritu, a mí al menos sí. Hasta el 15 de
septiembre pueden visitar la pinacoteca del Palacio de Villahermosa. Un
impresionista siempre merece la pena…
Pasear por el Madrid
de Los Austrias, me emociona, siempre me ha emocionado, no sé, una que es un
poco nostálgica con estas cosas de la Historia. Y allí, en el nudo que ciñe un
montón de calles, lugar de encuentro de tantas vidas, en ese cogollito llamado
Puerta del Sol, siempre me gusta dar una especie de “vuelta al ruedo”, a
sabiendas de ser antitaurina, pero me siento como esos diestros que se recrean
abarcando con su mirada y su cuerpo un espacio que les reconoce… A mí, ese
entorno, me reconoce, se lo digo en serio, querida audiencia, me reconoce, y me
aplaude: ¡Óleeee! ¡Ya llegó la bilbaína a pasearnos!
Puedes comer en una
de esas tabernas con aire antiguo, pero falso, qué más da, una se imagina que
es de las de antes, aunque también las hay… y comerte un bocata de calamares en
un lateral de La Plaza Mayor, y visitar a don Felipe III, ese rey al que no le
gustaba demasiado reinar, ya se sabe estos Austrias Menores, eran más dados a
otros placeres de la vida…
Hasta me hice a la
ilusión de que habían adornado las calles colindantes a Las Vistillas y más
allá por el Mercado de la Cebada, y la Cava Baja… con banderolas por mi llegada...
¡Jajajaja! Había sido la Virgen de La Paloma (la de Palomas que hay en Madrid,
de Palomas y Almudenas…) y todavía quedaban restos de festejo el domingo, así que a
sacar fotos del ornamento banderil.
El lunes andaba yo
haciendo la compra y al pasar por la sección de libros, ya saben, no lo pude
resistir, me compré tres. En mi viaje de ida y vuelta, comencé uno y empecé
otro, que suele ser mi media lectoviajera.
Les traigo las reseñas del que llevaba de Bilbao y del que me traje de Madrid, y del resto les hablaré más tarde, porque ya me los he
leído también…
Uno de mis grandes
decubrimientos fue el escritor galo Philippe Claudel, de quien ya les he
hablado en otras ocasiones, con motivo de sus obras, a cual mejor. En este
viaje me llevé su nuevo libro: “AROMAS”,
una especie de recopilatorio olfativo-histórico y sentimental del autor, donde
realmente alucinas con la cantidad de vocabulario que maneja este hombre,
adjetivos unidos a sentimientos que casi te hacen estremecer, descripciones que
se te plantan delante, de tan reales… En su estilo directo, duro y descarnado,
pero tierno, puesto que recurre muchas veces a su infancia, y, sabido es que la
infancia es la época más larga y prolífica de nuestras vidas, todo se
magnifica, lo bueno, y lo malo. Y con los olores no iba a ocurrir menos. Si les gusta Claudel, tienen que leerlo.
Y no
intencionadamente, sino, por purísima casualidad, tuve entre mis manos este
otro libro: “LA MIRADA DE UNA MUJER”,
de otro escritor francés, Marc Levy, de quien nada había leído
y sí mucho oído… Leí el libro en un pispás. Las razones son variadas: es fácil
de leer, no demasiado largo, alterna descripciones, diálogos, cartas, el tema,
con una interrogante eterna e invisible en la vida de todos, ese “quién soy, de
dónde vengo y adónde voy, para qué estoy en este mundo, qué hago por mí, por
los demás…”; y que también juega con el pasado y el presente… Y niños, aparecen niños, jugando un papel muy importante en la historia. Me interesó desde
que abrí el librito, muy manejable y de esos que se hacen querer. Trata el
mundo del voluntariado, de las Organizaciones Humanitarias que trabajan a lo
largo y ancho del mundo, de las renuncias personales, pero que no solo nos
afectan a nosotros… en fin, que me gustó mucho.
Y como me he leído
otros dos y estoy con un tercero, en otro momento les hago una entrada librera…
Bilbao está de
fiestas, la Aste Nagusia (y esto ya tiene más que ver con las Historias de La Ría, pero... enlazo, hago un pequeño enlace). Ya saben que suelo hacer mención a ella todos los
años, aunque en esta ocasión, todavía ni he pisado las zonas festivas. Hay muchos sitios
cerrados por vacaciones, agosto a veces se vuelve un verdadero suplicio por eso,
porque los que se quedan no encuentran casi nada abierto… Y como curiosidad,
les pongo un cartelito que está siendo muy fotografiado por los transeúntes que
pasan y atónitos esbozan una sonrisa, sacan el móvil y clic. El cartelito en
cuestión está enfrente de la casa de mis padres, en una frutería. La foto la
sacó mi hermano el otro día. Espero que mis alumnos salgan con una mejor
ortografía porque… Escribir tal y como se habla tiene muchos riesgos. Sin comentarios. Momento reflexión: cada vez se escribe peor, y esto no lleva visos de mejorar, muy al contrario. Me siento francamente preocupada. Hablar con otro acento no disculpa la mala ortografía, ni la sintáxis... Los de
esta frutería ignoran lo famosos que se han hecho en estos días, la foto
corre ya por infinidad de sitios. ¡Ay, Dios
mío!
Fotos:
Antonio y Edurne, la del cartelito de “Serrado sin sierra”: Aitor Folleto: de la
Exposición. Escaneado libros: Edurne Imágenes: Internet
10 comentarios:
Mira que si en alguno de tus paseos por los madriles coincidimos ? No me lo voy a creer.
Me alegro de que hayas venido a Madrid , eso significa que hay un respiro no?
Besos
Gracias por otra estupenda crónica.
Besos.
Excelente tu crónica madrileña, que ganas me dio. Genial se ve por lo que dices la exposición de Pizarro. No hace mucho vi una muy buena de Degas en Copenhaguen. Los impresionistas, tb los pre y los post, me encantan.
Besos
CHELO:
Pudiera ser, no te creas, más de una vez lo he pensado y suelo observar bien a las personas con las que me cruzo... tal vez en una de éstas...
En cualquier caso, ya te lo he dicho, con tiempo: ring, ringgggg!
;)
Besotes!
;)
TORO:
Gracias a ti por seguir leyéndome!
Un petó!
;)
MYRIAM:
Jajajajaja! Esa es envidia de la buena, ya lo creo!
Besos!
;)
Me ha gustado este cajón de sastre de tu entrada. En mi última visita a Madrid también hice la obligatoria visita a la plaza Mayor, a la de Oriente, la almudena y acabé recorriendo el nuevo parque de Madrid Río que todavía no conocía. Por cierto, allí estuvimos conChelo y algúnos blogueros y blogueras más. Un saludo desde mi mejana
FELIPE:
Sé que estuvisteis en junio, para la presentación del libro de Mirentxu, incluso he visto un montón de fotos de lo bien que lo pasasteis!
A mí, que voy una vez al mes a Madrid, siempre me quedan muchas cosas por descubrir.
Gracias y un abrazote!
;)
Me gusta ver que has estado en el Foro, que no has perdido la sonrisa, que dedicas tiempo a aquello que te enamora y que el amor es una llama inextinguible. Por todo ellos, Edurne, mi felicitación y un beso.
FRANCISCO:
La sonrisa procuro no perderla casi nunca, aunque aveces me cueste mucho mostrarla...
Y, efectivamente, el amor es una llama inextinguible!
Besos!
;)
¡Madreeeee miaaaaaa! Qué no te pierdes nada!
Maravillosa la exposición , los calamares y me apunto el primer libro
Un besazo
CRIS:
Sí, me pierdo muuuucho, pero lo poquito que puedo, lo aprovecho!
Otro besazo para ti!
;)
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